24. ...MALDITO MENTIROSO!El lunes en la mañana cuando Sarah regresa del trabajo, logra despedirse de Simón a lo lejos, pues el pequeño ya va en la ruta para la escuela.Ve a Lina y a Marcos de espaldas; el oficial está por entrar al auto, pero antes de hacerlo, le da un abrazo muy cercano a Lina y se queda unos segundos entrelazado con la mujer.El aliento se le va a Sarah de los pulmones por algunos segundos, mirando aquella escena y es que, a medida que sus sentimientos por Marcos crecen, también lo hace el miedo y la incertidumbre.Marcos se sube al auto, lo enciende y al levantar la vista se topa con la mirada de su vecina; pone en movimiento el auto parqueándose en frente de Sarah y con una amplia sonrisa, le da una servilleta en la mano antes de seguir su camino.Sarah un poco aturdida y contrariada lo ve alejarse mientras lee lo que está escrito en la servilleta:ME HICISTE FALTA ANOCHE, BONITA.Entra a casa sin querer darle vueltas a ese abrazo que vio y se dispone a preparars
25. PERDÓNAME Sarah sale del trabajo y nuevamente vuelve a llegar tarde a propósito para no toparse con su vecino.Antes de bajarse de su auto, se asegura de que el carro de Marcos no esté.Entra a su casa, camina a la cocina a prepararse café y se topa con el oficial de frente.—¿Qué haces aquí, Marcos? —le reclama molesta.—Necesitamos hablar.—No creo que a Lina le parezca bien que estés aquí.—¡Me importa una m****a Lina! Quiero que me expliques qué te hice para que me trates así, porque no lo entiendo.—Debería importarte tu esposa y mucho más ahora.—¿¡Sarah, qué carajos pasa!?—Largate de aquí, Marcos. No quieras seguir viéndome la cara de estúpida en mi propia casa —El oficial se acerca a ella y Sarah lo empuja—. ¡Vete! ¡vete con tu esposa que ahora te necesita más que nunca!Marcos se exaspera, la agarra de los brazos y la aprieta a la pared presionándola con su cuerpo.—No estoy entendiendo nada y no me voy a ir si no me lo explicas.—¿Qué necesitas entender? ¿Qué me dijiste
26. YO TE AMO.Es de noche, casi de madrugada y mientras todos duermen, Marcos regresa a casa de su amada vecina. La halla sentada en el comedor usando una maquina de escribir.—Hola —lo saluda ella cuando lo ve acercarse.—¿Qué haces, mi amor? —le habla rodeándola con sus brazos. Sarah se pone de pie y lo hace sentar para luego sentarse ella, en sus piernas.—Mientras te esperaba, se me ocurrió una idea para que la señora Jardon y Vallenilla se reconcilien.—¡Oh! ¡A ver!—Escribí un par de cartas...Sarah le enseña los escritos donde una de las cartas, va dirigida a la señora Vallenilla "de parte" de la señora Jardon, aceptando sus disculpas por el mantel perdido y otra dirigida a la señora Jardon, "de parte" de Vallenilla donde le pide perdón por haber perdido el mantel que era tan importante para ella.—Wow, qué lindo gesto de tu parte, mi amor.—Solo espero que funcione —Sarah deja de lado todo y se gira recostanse en el hombro de Marcos inhalando su aroma—. Me hacías mucha falta.
27. AUTOINYECTORSarah se alista para el trabajo y cuando sale, ve a sus dos ancianas vecinas, cada cual barriendo la entrada de sus respectivas casas, ignorándose en la distancia.Por causa de tiempo y porque no puede ser vista para ejecutar su plan, decide dejar lo de las cartas para después.°°°Como había prometido, Marcos llega por ella al hospital a medio día. Se baja y baja a Simon del auto y la esperan en la entrada. Cuando ven salir a Sarah, padre e hijo caminan a ella.Simón la saluda con el entusiasmo que lo caracteriza cuando se trata de Sarah y ella hace lo mismo con él.—Mi bonita, ¿cómo te fue? —Marcos le habla al oído, dejando un beso en su mejilla.—Muy bien y ¿a ustedes? Están muy guapos los dos —los halagada y ambos lo agradecen a la misma vez.—Mira, Sarah, papá me llevó a comprar zapatos y ropa porque estoy creciendo mucho ¿verdad, papi? —contesta Simón mostrando sus zapatos nuevos. Marcos asiente.—¡Uau! Me encantan.—Pero no me quiere comprar patines —Simón pone
28. NO ERES UN MAL PADRE... —¿Tú nunca tuviste patines, Marcos? —Sarah le habla en el oído al oficial, mientras hace círculos en su pecho desnudo.Simón desde que llega del colegio en esos dos últimos días, no ha dejado de hablar de los patines que quiere y su papá no le compra, así que, Sarah decide esa madrugada, intervenir un poco en el asunto.—Sí.—¿Por qué no dejas tener a Simón unos patines?—¿También te tiene cansada? Solo habla de eso.—No me tiene cansada, lo que quiero es saber tus motivos.Marcos se levanta sentándose y agarrando la mano de Sarah se la pone en la cabeza, buscando algo con los dedos.—¿Sientes está cicatriz? —Sarah asiente—. Me la hice en patines —le cuenta el hombre.—¿Y?—Hubo mucha sangre y puntadas.—¿Y? —vuelve a repetir la chica.—No quiero que le pase a él.Sarah se sienta en la cama y estira su pierna.—¿Ves esta cicatriz? —Le señala su rodilla—, y esta, y esta otra —Sarah sigue mostrandole las marcas, en uno de sus codos, su barbilla y hasta en un
29. LLAMA A ESTO COMO QUIERAS...Marcos baja a Sarah de su hombro dentro del baño y ella se mueve sensualmente quitándose la pijama y tirándosela en la cara. Él sonríe y se acerca por detrás de su chica.Sarah agarra la afeitadora y se depila las axilas, bajo la atenta mirada de Marcos que no deja de observarla, por el reflejo del espejo.—¿Quieres hacerlo tú? —le pregunta, girándose y quedando frente a él y señalándole su pubis.—Me encantaría —contesta Marcos, lamiéndose los labios.—¿Lo has hecho antes?—No, pero creo que puedo aprender.—¿Ni a Simona? —pregunta sorprendida Sarah.—No.—Qué raro —comenta ella con el ceño fruncido.—Habían cosas que a Simona le causaban vergüenza o creía que eran conductas inaceptables.—¡Oh!—Fue criada en un colegio de monjas —le recuerda Marcos.—Cierto. Entiendo.—¿Qué debo hacer?—Te indicaré cómo lo hago —Sarah le muestra cómo hacerlo y Marcos baja a la altura de la zona. Antes de empezar, le muerde la vulva y mete su lengua en la abertura.—Ma
30. AUNQUE NO DEBERÍA, TE AMO.—Lo que tú quieras, está bien —le contesta Marcos, cuando Sarah le pide la opinión de un corte de cabello estando en la peluquería.—¿Sigues enojado conmigo? —le pregunta ella, con un mohín de tristeza.—No lo estoy, ni lo he estado —le asegura él.—Entonces, ayúdame a escoger, por favor — Sarah le muestra tres cortes de cabello que le han gustado.—Amor, para mí, te ves hermosa como sea, con el que escojas seguirás viéndote perfecta.Cecilia, la peluquera que atiende a Sarah, suspira escuchándolo.—Está bien. Solo cortarme las puntas, por favor, Ceci —le pide Sarah, sonriéndole a la mujer.Simón que está en un espacio de la peluquería especial para los niños, le llega su turno.—¡Papá! —lo llama— ¡Me toca a mí!Marcos se acerca a la peluquera que atenderá a Simón, la misma que desde que llegaron, mira al oficial como si estuviera hambrienta y él fuera un filete.Sarah que la ha notado desde el principio, mira por el reflejo del espejo, cómo la peluquera
31. ES MI PAPÁ Y MI NUEVA MAMÁ.Sarah contempla a Marcos mientras duerme, con la luz de la mesa de noche, que ha quedado encendida.Así, puede apreciar con atención, los rasgos que Simón ha heredado de él. Sus pestañas largas y su bella nariz, la textura y el color de su cabello. Debajo de la barba del hombre, también se perciben los bellos hoyuelos como los que tiene Simón y que sin duda son heredados de su progenitor.El oficial, abre los ojos y sonríe encontrándose con la mirada de su bella mujer. Luego mete la nariz entre los pecho de Sarah nuevamente. Poco antes, se había quedado dormido jugando con ellos.—Eres un extraño bebé con barba —le susurra la chica, acariciándole el cabello.—¿Te incómoda?¿Piensas que esto es pervertido? —le pregunta Marcos con preocupación subiendo a mirar a Sarah a la cara.—¡No! Pienso que te ves tierno y es excitante, muy excitante —Sarah se sube arriba de él y mira la hora—. Es la 1:00 am, creo que deberíamos dormir —le dice con una risita pícara, b