21. ...TÚ, LE HAS DADO BRILLO A SIMÓN Y A MI VIDA...Un leve toque en la puerta de su cuarto, hace que Sarah se despierte. Está entre los brazos de Marcos y ve que el cuarto está iluminado por la luz del día.—Sarah —la voz de Simón la hace sacudirse del sueño.—Marcos —lo llama ella suavemente.—¿Ah? —pregunta adormecido, apretándola más a su cuerpo.—Cariño, es Simón. Está tocando la puerta —El hombre se frota la cara tratando de espantar el sueño y bosteza—. No hagas ruido. Iré a ver que quiere.Sarah se envuelve en un albornoz largo que cubre la sudadera de Marcos y sin abrir mucho la puerta sale del cuarto encontrándose de frente con Simón.—Buenos días, bonito.—Buenos días, Sarah.—¿Descansaste bien, mi oruguita?—Sí.—¿Quieres desayunar?—Sí, tengo hambre.—Yo también tengo hambre. Prepararé algo.—¿Sabes dónde está mi papá?—Ehhh, papá vendrá a desayunar con nosotros —le responde ella.—¿Puedo ver la tele?—Claro que sí, mi amor, ve.Sarah entra al cuarto y Marcos la mira desd
22. SOY TU COBARDE.A la mañana siguiente, Marcos despierta con Sarah en sus brazos, huele su cabello, la besa y la acomoda con cuidado para salir de la cama.Va a casa para alistar a Simón y recuerda nuevamente el registro.—¿Lina, tú tienes el registro de Simón? —le pregunta cuando se topa con la mujer recién levantada, saliendo del cuarto.—¿Yo? No, tú lo volviste a guardar en tu cuarto.—Estaba seguro que lo había vuelto a colocar debajo de la cama y no está.—¿Buscaste bien, querido?—Sí.—A veces, no vemos las cosas cuando las andamos buscando, ve y mira mejor.—Voy a revisar bien.Marcos levanta el colchón y busca entre los papeles que tiene debajo de la cama y se sorprende de encontrar el documento que la mañana anterior había buscado y no encontró.—¿Lo encontraste? —le pregunta Lina, recostada a la puerta.Confundido, mira a la mujer con el ceño fruncido, pero no tiene razones para pensar que Lina o alguien más lo haya colocado de nuevo ahí, ya que él deja siempre su cuarto b
23. ¡NO SÉ QUÉ MIE#%@ TIENES EN LA CABEZA...Esa noche, Sarah llega a su casa y entrando, encuentra a Marcos en el sofá esperándola con el formulario en las manos.—Hola, mi amor —lo saluda acercándose a él y lo besa.—Qué bonito suena eso en tus labios —él la sienta en su regazo y une nuevamente sus labios a ella—. ¿Qué tal el trabajo hoy?—Agotador. No tuve tiempo ni de cenar.—¡Oh, mi bonita! Te prepararé algo.—Te lo agradezco mucho, muero de hambre. Iré a bañándome para sacarme este olor a clínica, mientras tanto. Ya regreso.Sarah se baja de sus piernas y va al baño de su cuarto. Marcos va a la cocina y le prepara unos emparedados.La joven mujer se ducha con agua tibia y se siente más relajada.Queriendo sentirse sensual para Marcos, se coloca la sudadera vinotinto que ahora es de ella, va a la cocina y abraza por la espalda al hombre que está terminando de armar lo que prepara para ella.—De atún, qué rico, ¡gracias! —Se empina y lo besa en la mejilla.—Con gusto, mi amor.—¿Có
24. ...MALDITO MENTIROSO!El lunes en la mañana cuando Sarah regresa del trabajo, logra despedirse de Simón a lo lejos, pues el pequeño ya va en la ruta para la escuela.Ve a Lina y a Marcos de espaldas; el oficial está por entrar al auto, pero antes de hacerlo, le da un abrazo muy cercano a Lina y se queda unos segundos entrelazado con la mujer.El aliento se le va a Sarah de los pulmones por algunos segundos, mirando aquella escena y es que, a medida que sus sentimientos por Marcos crecen, también lo hace el miedo y la incertidumbre.Marcos se sube al auto, lo enciende y al levantar la vista se topa con la mirada de su vecina; pone en movimiento el auto parqueándose en frente de Sarah y con una amplia sonrisa, le da una servilleta en la mano antes de seguir su camino.Sarah un poco aturdida y contrariada lo ve alejarse mientras lee lo que está escrito en la servilleta:ME HICISTE FALTA ANOCHE, BONITA.Entra a casa sin querer darle vueltas a ese abrazo que vio y se dispone a preparars
25. PERDÓNAME Sarah sale del trabajo y nuevamente vuelve a llegar tarde a propósito para no toparse con su vecino.Antes de bajarse de su auto, se asegura de que el carro de Marcos no esté.Entra a su casa, camina a la cocina a prepararse café y se topa con el oficial de frente.—¿Qué haces aquí, Marcos? —le reclama molesta.—Necesitamos hablar.—No creo que a Lina le parezca bien que estés aquí.—¡Me importa una m****a Lina! Quiero que me expliques qué te hice para que me trates así, porque no lo entiendo.—Debería importarte tu esposa y mucho más ahora.—¿¡Sarah, qué carajos pasa!?—Largate de aquí, Marcos. No quieras seguir viéndome la cara de estúpida en mi propia casa —El oficial se acerca a ella y Sarah lo empuja—. ¡Vete! ¡vete con tu esposa que ahora te necesita más que nunca!Marcos se exaspera, la agarra de los brazos y la aprieta a la pared presionándola con su cuerpo.—No estoy entendiendo nada y no me voy a ir si no me lo explicas.—¿Qué necesitas entender? ¿Qué me dijiste
26. YO TE AMO.Es de noche, casi de madrugada y mientras todos duermen, Marcos regresa a casa de su amada vecina. La halla sentada en el comedor usando una maquina de escribir.—Hola —lo saluda ella cuando lo ve acercarse.—¿Qué haces, mi amor? —le habla rodeándola con sus brazos. Sarah se pone de pie y lo hace sentar para luego sentarse ella, en sus piernas.—Mientras te esperaba, se me ocurrió una idea para que la señora Jardon y Vallenilla se reconcilien.—¡Oh! ¡A ver!—Escribí un par de cartas...Sarah le enseña los escritos donde una de las cartas, va dirigida a la señora Vallenilla "de parte" de la señora Jardon, aceptando sus disculpas por el mantel perdido y otra dirigida a la señora Jardon, "de parte" de Vallenilla donde le pide perdón por haber perdido el mantel que era tan importante para ella.—Wow, qué lindo gesto de tu parte, mi amor.—Solo espero que funcione —Sarah deja de lado todo y se gira recostanse en el hombro de Marcos inhalando su aroma—. Me hacías mucha falta.
27. AUTOINYECTORSarah se alista para el trabajo y cuando sale, ve a sus dos ancianas vecinas, cada cual barriendo la entrada de sus respectivas casas, ignorándose en la distancia.Por causa de tiempo y porque no puede ser vista para ejecutar su plan, decide dejar lo de las cartas para después.°°°Como había prometido, Marcos llega por ella al hospital a medio día. Se baja y baja a Simon del auto y la esperan en la entrada. Cuando ven salir a Sarah, padre e hijo caminan a ella.Simón la saluda con el entusiasmo que lo caracteriza cuando se trata de Sarah y ella hace lo mismo con él.—Mi bonita, ¿cómo te fue? —Marcos le habla al oído, dejando un beso en su mejilla.—Muy bien y ¿a ustedes? Están muy guapos los dos —los halagada y ambos lo agradecen a la misma vez.—Mira, Sarah, papá me llevó a comprar zapatos y ropa porque estoy creciendo mucho ¿verdad, papi? —contesta Simón mostrando sus zapatos nuevos. Marcos asiente.—¡Uau! Me encantan.—Pero no me quiere comprar patines —Simón pone
28. NO ERES UN MAL PADRE... —¿Tú nunca tuviste patines, Marcos? —Sarah le habla en el oído al oficial, mientras hace círculos en su pecho desnudo.Simón desde que llega del colegio en esos dos últimos días, no ha dejado de hablar de los patines que quiere y su papá no le compra, así que, Sarah decide esa madrugada, intervenir un poco en el asunto.—Sí.—¿Por qué no dejas tener a Simón unos patines?—¿También te tiene cansada? Solo habla de eso.—No me tiene cansada, lo que quiero es saber tus motivos.Marcos se levanta sentándose y agarrando la mano de Sarah se la pone en la cabeza, buscando algo con los dedos.—¿Sientes está cicatriz? —Sarah asiente—. Me la hice en patines —le cuenta el hombre.—¿Y?—Hubo mucha sangre y puntadas.—¿Y? —vuelve a repetir la chica.—No quiero que le pase a él.Sarah se sienta en la cama y estira su pierna.—¿Ves esta cicatriz? —Le señala su rodilla—, y esta, y esta otra —Sarah sigue mostrandole las marcas, en uno de sus codos, su barbilla y hasta en un