Capítulo 34

CAPÍTULO XXXIV. HONRAR SU MEMORIA

Anissa

El sol comenzaba a ocultarse entre las montañas cuando mi tía fue sepultada. El cielo se vestía de colores pasteles, rosa y naranja, mientras el ocaso desprendía los últimos rayos de un día que sucumbía.

Tal como Gael lo dijo, Neil nos ayudó con la sepultura. Nadie lo sabía, más que nosotros tres. Prefería mantenerlo de esa manera. Todo lo que necesitaba era un lugar donde sus restos descansaran…, un lugar al cual pudiera ir a visitarla y llevarle flores.

En ese preciso momento, tenía un pequeño ramo de margaritas entre mis manos. Yo misma las recogí en la pradera y había muchas más a nuestro alrededor.

Estábamos en un lugar bastante alejado del pueblo y del bosque. Ja

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