Por Evangelina
Mi mamá me acompañó al médico, cuándo volvimos, mi hermano Hugo me preguntó si lo pensaba tener.
No se me había ocurrido sacarme la criatura.
Mi mamá lo miró espantada.
Mi padre quiso saber mi respuesta.
Tenía razón, mi casa era un caos y lo era por mi culpa.
Pasaron unos cuantos días y el ánimo de todos estaba por el piso.
Pasó navidad y mi madre en el arbolito de navidad puso una batita de recién nacido para mí.
Yo la abracé llorando.
Fuimos unos días a una playa, lo hicimos mis padres y yo, mis hermanos se van de vacaciones por su cuenta, con sus amigos.
Al volver estaban todos un poco más tranquilos.
Yo estaba tomando sol, mi panza aun no salía aunque tenía casi cuatro meses de embarazo.
Llegan Darío y sus dos amigos.
Se sientan cerca mío, pero en un momento mi hermano y Franco van adentro a buscar algo para tomar.
-¿Cómo estás?
-Supongo que bien.
-¿No lo volviste a ver?
-¿Al papá del bebé? No, ni quiero.
-¿Pensás criarlo sola?
-¿Tengo otra opción?
-Opciones siempre hay.
-No en mi caso, tampoco es una opción sacármelo.
-No hablaba de eso.
-No te entiendo.
Sentí el fuego en su mirada.
Vi como miraba mi boca.
-Esa noche me alejé porque sos menor, pero realmente estoy loco por vos.
Lo miré sin saber porque me decía esas cosas.
-Vas a pensar que estoy loco, lo cierto es que no puedo sacarte de mi cabeza…estoy enamorado de vos.
-Estás loco, pero no por mí…
-Sí, por vos, si aceptás, me caso por vos, me hago cargo del bebé, eso si me prometés que nunca más vas a ver al padre, te voy a enamorar cada día.
-No puedo aceptar eso, no te lo merecés…
-Te juro que te amo y muero de deseo por vos.
Estaba turbada y recordé esa noche en la que me besó y cómo me habían gustado sus besos.
¿Lo podré amar?
Me había preguntado en ese momento.
Volvió mi hermano y su otro amigo.
-Pensalo.
Me dijo Edgardo.
Yo me ruboricé, pensando en sus besos y en el fuego que sentí en él cuando estábamos bailando.
El destino estaba cambiando mi rumbo a cada rato.
Darío no preguntó de qué estábamos hablando y yo no dije nada.
Pasaron unos pocos días y yo estaba saliendo del baño que estaba próximo a mi habitación, cuándo Edgardo sale de la habitación de mi hermano, había ido cambiarse, tenía puesto un short de baño.
-Hola Evi.
-Hola.
Le contesté, ruborizándome.
-Quiero hablar con vos.
-Vení a mi habitación.
Él me siguió y yo cerré la puerta.
-¿Lo pensaste?
-Sí, es injusto para vos.
-¿Con cuántos chicos tuviste relaciones?
-Sólamente con el papá del bebé.
-Lamento no haberme acercado antes a vos, no haberte enamorado…
-Yo…también lo lamento, pero ya nada podemos hacer.
-Me caso con vos, me hago cargo del bebé.
-No, no me parece lógico.
-Evi, de verdad muero por vos.
-Pero estoy embarazada de otro hombre.
-Pensemos que ese bebé es mío.
-No lo es, te vas a arrepentir.
-Siento que te apoderaste de mi deseo lentamente, cada vez que te veo siento que mi cuerpo se estremece de deseo, no puedo dominarme, no te voy a ofrecer un matrimonio blanco.
-¿Blanco?
-Evi, quiero perderme en tu cuerpo.
Lo tenía tan cerquita, que estaba sintiendo cosquillas en todo el cuerpo.
Se apoderó de mi boca, lo hizo con desesperación, mientras que sus manos bajaron de mi cintura hasta mi cadera y luego fueron a mi cola.
Un gemido salió de su boca, lo sentí temblar, mientras sentía el calor de su cuerpo.
Me gustaba sentir sus besos y esa sensación de sentirme deseada con locura.
Comencé a devolverle los besos y Edgardo me hundió en él.
-Te amo.
Dijo en mi oído.
Sentía palpitar su miembro pegado en mi cuerpo.
Nos estaba envolviendo una loca pasión.
De pronto él se alejó.
-Me volvés loco de deseo, te juro que no me importa nada más que estar con vos, quiero tenerte cada día y cada noche.
No entendí porqué se alejó, si me deseaba tanto como decía y como demostraba.
-Pensalo, nos casamos de inmediato, nadie se va a enterar que ese bebé no es mío, ni siquiera mi familia, te prometo que lo voy a querer como te amo a vos.
Yo lo miré en silencio.
Realmente no sabía qué hacer.
-Se encenderte, como vos lo hacés conmigo, siento que me incinero cuándo te miro, no pretendo que sientas lo mismo, pero vamos a estar bien, te puedo hacer feliz.
-No sé qué decirte, me gustan tus besos, pero creo que casarse es más que eso.
-Tenés razón, pero si vos te olvidás del padre del bebé, le ofrezco mi apellido y mi cariño y a vos te ofrezco un amor eterno.
Recuerdo que le sonreí y Edgardo se acercó nuevamente a mí.
Me besó dejándome sin sentido y esa vez sus manos recorrieron mi cuerpo por debajo de la poca ropa que tenía puesta.
Sin embargo volvió a separarse de mí.
-Me desesperás.
Dijo con voz ronca.
Me pidió mi número de celular y me dijo que luego hablábamos.
Yo tenía mucha pena, realmente no sabía qué hacer.
Me dolía la situación, sabía que no era justa la situación para él.
Tenía miedo.
Me dolía hasta morir el odio que me demostró el papá de mi bebé y también me dolía el amor que me demostraba Edgardo, porque yo no lo amaba y a pesar del odio y lo mal tipo que resultó Sergio, yo lo seguía amando.
Tenía en claro que tal vez no lo vería nunca más y que no se merecía que yo sufra por él.
Tal vez con el tiempo pueda amar a Edgardo, había pensado en ese momento.
Hablé con mi amiga durante media hora, ella me dijo que tal vez era mi destino, que se notaba como me miraba Edgardo, que tal vez lo mejor era aceptarlo.
Era un buen hombre, que me amaba, me ofrecía todo lo que el papá de mi bebé me negó.
Creo que podría seguir con mi vida estando al lado de Edgardo.
Almorzamos todos juntos, los chicos habían hecho un asado.
Mis padres no estaban, habían ido a la casa de unos tíos que a mí me resultaban tediosos.
Mis hermanos hacía rato que no los acompañaban a visitar parientes, salvo algún cumpleaños de algún primo o algo muy puntual.
Al terminar de comer, yo levanté los platos y llevé todo a la cocina.
-Te ayudo.
Dijo muy amablemente Edgardo.
Estábamos en la cocina, hablando de cosas sin importancia, pero yo sentía que su mirada me quemaba.
No se acercaba mucho porque en cualquier momento podía entrar alguien a la cocina, eso lo sabíamos los dos.
-Tengo un buen trabajo aunque esté recién recibido, podemos estar bien, no te va a faltar nada.
-No pensé en eso…
Él sonrió.
-Sigo pensando que es injusto para vos, no podés hacerte cargo del bebé de otro hombre…¿Y si después no lo querés?
-Es algo tuyo ¿Cómo no lo voy a querer?
-Creo que va a ser difícil.
-Te amo, nada va a ser difícil si estoy con vos.
Me puse a llorar y él me abrazó, en ese momento entró Darío y nos separamos, pero cómo se dio cuenta que estaba llorando, no le llamó la atención que su amigo me estuviera abrazando.
El que me abrazó fue Darío.
-Cielo, espero que no estés llorando por ese idiota.
-No, por él, no, pero tengo miedo.
Le confesé a mi hermano, sin aclararle por qué.
-Evi, te juro que tengo ganas de matarte, sabés cómo funcionan los métodos anticonceptivos y por supuesto ni te digo que sos chica…siento que hasta fallé como hermano, por no decirte mil veces más que los hombres somos todos unos hijos de puta.
-No todos son así.
-Sí te referís al padre del bebé, no podés pensar que es buen tipo, porque es el peor, te juro que si algún día me cruzo con él, no paro hasta molerle todos los huesos.
-No me refería a él.
Sin poder disimular, miré a Edgardo, que me sonrió abiertamente.
Mi hermano no entendió nuestras miradas, pero no le aclaramos nada, entiendo que primero tengo que decidir si acepto la propuesta de matrimonio de su amigo.
Edgardo estuvo toda la tarde charlando conmigo, no se acercó para besarme ni nada de eso, pero no dejó de prestarme atención.
Me hacía bien hablar con él y descubrir lo maravilloso que era como persona.
También debo confesar que era un tipo atractivo.
Estaba casi decidida a aceptarlo, aunque no sabía que me iban a decir en mi casa, mi mente era un caos.
Por la noche, cerca de las 11, yo ya estaba acostada, sonó mi teléfono.
-Agendame.
Dijo por todo saludo y yo le reconocí la voz.
-Me encantó estar todo el día con vos.
-A mí también.
Se lo dije con sinceridad.
-Cielo, quiero verte mañana, para hablar tranquilos…
-Bueno.
-Te veo la confitería que está apenas entrás al shopping ¿Te parece?
-Sí…
Me daba vergüenza, pero acepté.
Al día siguiente le dije a mi mamá que iba a la casa de mi amiga y le avisé a ella que no vaya a mi casa, es más, Ingrid pasó por mi casa y fuimos juntas hasta el shopping, luego ella fue a su casa.
Cuando llegué, Edgardo ya estaba esperándome.
Tomamos algo y él me dijo que quería hablar más tranquilos, no entendí qué quería decir.
Sonrío recordando el momento.
Dimos unas vueltas en su auto cuándo me dijo que mejor vayamos a un hotel, en ese momento yo morí de vergüenza y él aprovechó mi desconcierto, entrando a un albergue transitorio.
Por Evangelina-Si no estás segura no hacemos nada, de verdad quiero hablar con vos y si surge algo…que no estemos pendientes de que alguien nos pueda interrumpir.Me pareció lógico.Hablamos un rato, estábamos sentados en un sillón que había en la habitación del hotel.-¿Lo pensaste?-Sí…tengo miedo, pero…creo que…sí…-Nena…Me dijo, acercándose a mí, mientras que sus manos me acariciaban las piernas, sin subir por debajo de mi falda.Hacía todo con lentitud, como gozando cada paso.Se paró y tirando de mi mano, hizo que me pare a su lado.Es alto, me lleva casi una cabeza y yo lo sentía tan potente, tan hombre, que me turbaba estar allí con él.Sin embargo, cuando me besó, pegándose a mí, sentí como se despertaba inmediatamente su…instinto.Sus manos recorrieron mi cuerpo, mientras me sacaba la ropa y él también se iba desvistiendo.-Tengo vergüenza, nadie me vio desnuda.-¿Y el infeliz ese?Preguntó casi con bronca.-Tampoco, ya sabés que sólo lo vi en la discoteca.-Perdón, Evi…es
Por Evangelina Mi corazón está despedazado, no sé cómo remendarlo, trato de que mi autoestima no caiga. No quiero otros brazos, no quiero tener a un extraño en mi cama. No me sirve cualquiera. ¿Cómo hago para borrar de un plumazo? No es que alguien me dijo que vieron a Edgardo por ahí, con otra mujer, lo descubrí yo, y él habló casi claro en ese momento, no me dijo que era inocente, quiso poner algunas excusas, pero nunca negó nada. No puedo ignorar que quien sabe desde hace cuánto está teniendo una relación paralela a la nuestra. Me incendia cuando estamos juntos, pero entiendo que lo de anoche no se puede volver a repetir. Después de tantas noches en soledad, sintiendo que había dejado de ser ese gran y único amor, no entiendo cómo me dejé llevar por sus besos y sus caricias. Las necesitaba, eso también era verdad. Él insiste en que me ama, tal vez no se terminó su querer, su amor, tal vez está arrepentido, pero mi dolor es muy grande, siento estacas clavándose en mi coraz
Por Evangelina-Hola Ingrid.Le dije a mi amiga cuando la llamé por teléfono.Candela estaba en su cuarto y yo estaba en la cocina, disponiendo el almuerzo para mi hija.-Hola amiga, que voz.-No te imaginás.-Decime.-Anoche se quedó a dormir Edgardo…en mi cama.Hubo un silencio importante, supongo que mi amiga estaba pensando qué decir y debía estar impactada por la noticia.-Dijo que no le arrancaba el auto, te juro que lo odio y lo amo a la vez.-Supongo que él te ama.-No lo sé, me engañó, estuvo con otra y sabés bien que quiso justificarse…diciendo que me perdonó lo de Candela, aunque anoche y también esta mañana, me pidió perdón.-Nunca hubiera pensado que después de tantos años, él haría mención a ese tema.Me sirvo un café, por lo que estaba sosteniendo el celular entre mi oreja y mi hombro.Vuelvo a tomarlo con mi mano, mientras me siento.-Yo tampoco lo vi venir, ni ese reproche ni su traición.-Siempre te adoró.-Es verdad, al menos yo también creía eso, pero ya ni estoy s
Por EvangelinaLe mandé un mensaje a mi amiga y me acerqué hasta su casa.Nuevamente charlamos sobre lo mismo, y volví a llorar.Siento que no me voy a poder levantar.Si falló Edgardo, a quién yo lo consideré siempre el hombre perfecto, no hay otra posibilidad de que otros pasen la prueba de fidelidad.-A raíz de todo esto, soy más desconfiada que antes, aunque mi matrimonio ya pasó por algo así y vos estuviste ahí para sostenerme, el amor es una mierda.-Sí amiga, es verdad, siempre creí que en mi pareja el que más amaba era él y ya ves…-Yo creí morirme de dolor cuando esa noche Diego me confesó que me había sido infiel, recuerdo cómo lloré y como me desesperé, los meses que estuvimos separados creí que me moría y él me dijo que también estaba mal.-Edgardo hasta lloró anoche y hoy…ya no sé qué pensar.-Es que ninguno de los dos son niños, nosotras tampoco lo somos.Estuvimos deliberando con mi amiga hasta la hora en que salieron nuestros niños del colegio, ella se quedó un rato mi
Por EdgardoEstoy desesperado, nunca pensé que podría perder a mi familia y por culpa mía.Es verdad, soy el único responsable.Tengo o tenía a la mujer de mis sueños, pero ciertas inseguridades se juntaron con un momento de estupidez y le seguí el juego de seducción a Irene.A partir de ahí todo fue una bola de fuego, que iba dejando mi vida en cenizas.Nada hará cambiar mi amor por Evangelina.A Evi la conocí en la casa de un amigo mío, ella era su hermana, cuando fue creciendo y desarrollando, yo no podía apartarla de mi mente.Pero en ese momento se notaba mucho la diferencia de edad, ella era menor y yo tenía veinte y algo.No podía evitar mirarla, era como una obsesión.Recuerdo cuando nos recibimos, que fuimos a bailar y ella por primera vez vino con nuestro grupo.La llevé a la pista en donde se bailaba lentos, y la besé por primera vez, fue tanta mi ansiedad que estuve a punto de eyacular, solo por haberla besado.Me di cuenta que no me estaba controlando, por lo que la llevé
Por EdgardoPor la mañana, fui a la quinta y pasamos la tarde del sábado juntos, por la noche había otro evento.Pensé que Evangelina ni siquiera me había extrañado.Un dolor espantoso se apoderó de mí, estábamos perdiendo la esencia de nuestro matrimonio.Durante la semana y hasta que Evi lavó la ropa, estuve con cierto temor, pero al no hacerme ningún comentario, me tranquilicé.Al viernes siguiente había otro evento en la quinta, por lo que Evi ya se había trasladado con mis niños, para ocuparse de todo.Estaba por salir, cuándo Irene entra a mi oficina, sonrisa va y sonrisa viene, ella se acercó, buscando mi boca.No lo íbamos a hacer allá.Pero le dije que por salvaguardar nuestros trabajos, la veía a dos cuadras de la empresa.Fuimos a cenar y volvimos a su departamento.Le mandé un mensaje a mi mujer, diciendo que era el cumpleaños de uno de los directores, que cenaba nuevamente con ellos y que luego iba a casa.Me dijo que me divierta.Eso hice.Irene era deshinibida, hasta me
Por EdgardoEsa semana, la semana en que nos separamos con Evangelina, fue la peor de mi vida.Candela, el domingo por la mañana, cuando se levantó, me miraba con ojos acusadores y pensé que pudo haber escuchado algo, sin embargo no dijo nada, pero sentía que sus ojos eran acusadores, pero podía ser yo, que sabiendo lo mal que estuve la noche anterior, cuando toqué el tema que tendría que haber callado para siempre y como lo había callado desde que Evi me aceptó.Ese domingo, Evi casi no me habló.Tenía un dolor inmenso en mi alma, la había lastimado y realmente ella era una esposa maravillosa, más allá de mis celos y de mis inseguridades.Siempre se ocupó de hacer de nuestra casa, un hogar, uno lleno de calma, de armonía.Siempre la comida estaba a tiempo, la casa impecable, la ropa perfecta, nuestros niños crecieron felices y con la contención de su madre y también con la mía, por supuesto.Yo también la contuve cuando estaba embarazada, a mis padres, en ese momento, les dije que es
Por EdgardoEstoy dando mil vueltas en mi cama, por un momento, creí que Candela me iba a abrazar y a pedirle a su madre que me perdone, aunque antes de eso se me había enfrentado, como nunca lo había hecho, pero Evi, siempre tan responsable y velando por el bienestar de nuestros niños, por más dolor y odio que sienta por mí, le dijo que yo le estaba hablando, busca que me respete, pero mi hija creció.Es una adolescente y entendió perfectamente que yo estuve con alguien más, que engañé a su mamá.Me lo reprochó y hasta le dijo a su madre como permitía que yo la bese, cuando la cagué con otra.Sabe que destruí a nuestra familia.Le di el peor ejemplo, pero me necesita, como necesita a su madre.Se impresionó cuándo me vio llorar.Lo tenía todo y no lo valoré.Todo por una mujer que no le llegaba ni a los talones a mí maravillosa mujer.Si yo soy todo de ella.Sin embargo mi cuerpo, por algunos momentos dejó de serlo.Se apagó la luz que siempre brilló sobre nuestro hogar y ahora nos e