Por Evangelina.
-Hola Evi.
Me dice dándome un beso en la coronilla.
-Hola Edgardo ¿Cómo estás?
Porque sí, mi ex marido terminó siendo el amigo de mi hermano, ese que me comía con los ojos cuando era adolescente.
En esa época yo estaba mal, faltaban casi dos meses para que yo terminara el colegio secundario cuando me enteré que estaba embarazada.
Recuerdo que no podía más con mi alma, sufría porque sabía que cuándo se enterasen mis padres, me iban a colgar del poste más alto que encontrasen.
Pensaba que me esperaban tiempos muy duros.
Pasaron unas pocas semanas y yo pude guardar hasta ese momento mi secreto.
Mi hermano Darío se recibió en esos días, sus amigos también lo hicieron.
Todo era felicidad en mi casa y yo me sentía culpable, porque sabía que en cualquier momento arruinaba toda la armonía que existía, no solo eso, todo iba a ser un caos.
No tenía esperanza que Sergio, el padre de mi bebé se hiciera cargo, es que esa noche, la que le di el cachetazo en la discoteca, lo volví a ver cuándo estábamos
saliendo del lugar, no habíamos llegado a la puerta del lugar, cuándo nos vimos y él me dijo que jamás le volvería a dar un cachetazo, que aunque yo fuera una mujer, me lo iba a devolver y que esperaba no verme nunca más.
La seguridad del lugar lo escuchó y le dijo no muy amablemente que él no vuelva a poner un pie en esa discoteca.
No entendí, porqué de repente estaba tan enojado conmigo, porqué me cambió por otra chica y porqué, si yo me entregué con alma y vida y lo amaba como una loca, él no sentía lo mismo por mí.
Fui algunas veces más a bailar a ese lugar, luego ya dejé de ir a bailar.
Mi hermano hizo una reunión en casa, con los familiares más cercanos, luego fuimos todos a bailar, me refiero a mis hermanos y yo, en esa discoteca, no era la que yo solía ir, estaban también sus amigos.
En una de las pistas del lugar, pasaban lentos, yo estaba recorriendo el lugar porque no lo conocía, la mayoría de las personas que estaban allí, pasaban los 25 años y si bien eran jóvenes, no eran muy atractivos para mis 17 años.
Hasta hubo un show con unas bailarinas, que era demasiado desinhibido, es que terminaron bailando con sus pechos al aire.
Yo miraba todo y hasta tenía vergüenza, ellas estaban en un escenario.
Mi amiga Ingrid no estaba, por lo que yo no me terminaba de hallar.
De pronto alguien me agarra de la mano.
Era Edgardo.
Me llevó al medio de la pista, me acercó a su cuerpo.
Bailamos dos temas sin hablar.
Cada vez estábamos más cerca, más juntos.
-Sos hermosa.
Me dijo en el oído.
Noto que mira mi boca y sé que moría de ganas por besarme.
Pero no lo hace, al menos en ese momento.
Entre nosotros no cabía ni una hoja y comienzo a sentir en mi estómago su miembro caliente y de a poco siento que va cambiando su…anatomía.
-Muero por besarte.
Me dice.
Yo estaba temblando, pensando que era un chico divino y que me gustaba sentir que me deseaba.
Me estaba dejando llevar por su cuerpo.
Él comenzó a darme pequeños besos cerca de mi oído y con sus manos me recorría la espalda.
Sergio nunca había sido tan dulce conmigo.
Creo que fui yo quién se pegó más a él.
Fue cuando me besó, lo hizo con hambre.
Yo le devolví el beso.
Un gemido suyo murió en mi boca.
Estaba agitado y otro gemido salió de su garganta.
-Dios, sos menor y me estoy quemando por vos.
Se separó bastante de mí.
De la mano fuimos hasta un costado de la pista, pero luego él se alejó.
En ese momento me di cuenta que se había arrepentido por besarme.
Yo también caí en la cuenta que ni siquiera tendría que estar ahí, estaba embarazada…
Volví a casa con mis hermanos.
No se me ocurrió decirles que Edgardo me había besado.
Pensé que si no me hubiese enamorado de Sergio y sobre todo si no estaría embarazada, me hubiese encantado que Edgardo sea mi hombre, es que me habían gustado sus besos y me gustaba sentir su mirada en mi cuerpo.
Habían pasado unos días y yo no sabía cómo decirles a mis padres que estaba embarazada.
Se terminaron las clases y todos mis compañeros estaban eufóricos.
Yo tenía encima tantos problemas que ni siquiera sentía la tristeza o la amargura de no ver más a la mayoría de los chicos con los cuáles compartí los últimos seis años de mi vida, con algunos de ellos, incluso también habíamos estado juntos toda la escuela primaria.
Algunos éramos más amigos que otros, pero mi vida a partir de ese momento iba a ser muy distinta a la de la mayoría, por lo cuál ya no íbamos a compartir casi nada, solo lo iba a hacer con Ingrid, es que era mi mejor amiga y a ella la iba a seguir viendo.
Estaba sentada en el sillón, mirando la nada y pensando cómo le podría decir a mis padres que estaba embarazada, cuándo llegó Ingrid.
Sin hablar, se sentó en el sillón frente al mío.
Yo cada día estaba más asustada, ya tenía dos meses y medio de embarazo.
Ni siquiera escuché la puerta de calle, me sobresalté cuando entró mi hermano, lo hizo acompañado por su amigo, yo no lo había vuelto a ver desde el día en que me besó, en este momento tampoco reparé que estaba detrás de mi hermano.
-¡Chicas, que caritas!
Dice Darío.
Yo lo miré y mis lágrimas comenzaron a salir.
-Cielo ¿Qué pasa?
Dijo, sentándose a mi lado, mientras me abrazaba.
Yo lloraba, mientras lo abrazaba fuerte.
-¿Qué pasa?
Me volvió a preguntar.
-Perdón…
-¿Por qué?
Entre lágrimas, y con voz muy baja, cerca de su oído, se lo confesé.
-Estoy embarazada.
Se separó un poco, mirándome asombrado.
-¿Qué?
-Eso…estoy embarazada.
Dije llorando.
-Evangelina ¿De qué estás hablando? ¿Estás segura?
-Sí.
-¿Quién es el padre?
-Un chico con el que salía.
-¿Ya no salís con él?¿Lo sabe?
Niego con la cabeza.
-No lo sabe y no salgo con él.
Yo no dejaba de llorar, por lo que habló Ingrid.
-Cuando se lo fue a decir, lo encontramos con otra chica…teniendo relaciones en la discoteca en donde íbamos a bailar.
-¿Qué? ¿Dentro de la discoteca?
-Sí, solamente le di un cachetazo y no le dije nada.
-Voy a hablar con él.
Dijo muy firme mi hermano.
Cuando alcé la vista y vi a Edgardo, sentí mucha vergüenza.
-Es que…ese día lo volví a ver a la salida y…discutimos, lo echaron del lugar, más bien le pidieron que no vuelva nunca más por ahí…nunca volvió.
-Dame su número de celular.
-No lo tengo.
Mi hermano suspira con mucha bronca.
-Decime el nombre y el apellido, lo voy a rastrear de alguna manera.
-No sé el apellido.
-¿Sos tonta?
Me preguntó muy serio, nunca lo había visto tan enojado conmigo.
-¿En donde lo conociste?
Me pregunta al rato.
-En la disco donde vamos siempre.
Le contesta Ingrid.
-¿En donde más lo viste? Lo voy a rastrear.
-Nunca lo vi fuera de esa discoteca.
Le dije muy avergonzada.
Mi hermano estaba que trinaba.
Se levantó porque si no, me daba un cachetazo, creo que ganas no le faltaban.
Fue a la cocina, creo que a buscar algo para tomar.
Yo seguía llorando.
Edgardo se sentó a mi lado mientras me abrazaba.
Yo terminé abrazándolo muy fuerte y él me daba besos en la cien.
La madre de Ingrid la llamó por teléfono para decirle que no tarde, por lo que ella se fue y nos quedamos solo el amigo de mi hermano y yo.
-¿Lo querés?
-Sí.
Le dije con seguridad.
-¿Entendés que él no te quiere?
-Sí y me duele mucho, se cansó de mí y me negó como su novia.
-¿Cuántos años tiene?
-Creo que 22.
-Vos tenés 17, sos menor.
-Ya lo sé…
-¿Cómo se llama?
-Sergio.
-A partir de ahora es el nombre que más odio.
-No entiendo porqué vos odiarías ese nombre.
-Por vos…
En ese momento no supe por qué lo decía.
Se fue al rato.
Llegó mi otro hermano y también mi padre.
Mi mamá estaba cocinando y no se había enterado de nada.
Cenamos casi en silencio.
Darío estaba muy serio.
Cuándo ya habíamos terminado de cenar y antes de que se levanten los platos de la mesa, mi hermano comenzó a hablar.
-Ya que mi hermana no habla, voy a hacerlo yo, hoy me enteré de un asunto bastante grave que la señorita está ocultando desde hace dos meses y medio, al parecer no importa cuánto se le habló y cuánto la hemos cuidado.
-¿Qué querés decir, Darío?
Preguntó mi mamá.
-¿Lo decís vos o lo hago yo?
Me pregunta muy enojado.
-Lo digo yo.
-¿Qué sucede?
Pregunta Hugo y antes que comience a hablar, ya me está mirando con ojos acusadores.
Es insoportable.
-Estoy embarazada.
Confesé al fin.
Otra vez mil preguntas y mil retos.
Mi mamá lloraba, mi papá estaba mal, Hugo no dejaba de gritarme.
Ni sé en qué momento pude irme a mi cuarto.
Por EvangelinaMi mamá me acompañó al médico, cuándo volvimos, mi hermano Hugo me preguntó si lo pensaba tener.No se me había ocurrido sacarme la criatura.Mi mamá lo miró espantada.Mi padre quiso saber mi respuesta.Tenía razón, mi casa era un caos y lo era por mi culpa.Pasaron unos cuantos días y el ánimo de todos estaba por el piso.Pasó navidad y mi madre en el arbolito de navidad puso una batita de recién nacido para mí.Yo la abracé llorando.Fuimos unos días a una playa, lo hicimos mis padres y yo, mis hermanos se van de vacaciones por su cuenta, con sus amigos.Al volver estaban todos un poco más tranquilos.Yo estaba tomando sol, mi panza aun no salía aunque tenía casi cuatro meses de embarazo.Llegan Darío y sus dos amigos.Se sientan cerca mío, pero en un momento mi hermano y Franco van adentro a buscar algo para tomar.-¿Cómo estás?-Supongo que bien.-¿No lo volviste a ver?-¿Al papá del bebé? No, ni quiero.-¿Pensás criarlo sola?-¿Tengo otra opción?-Opciones siempre
Por Evangelina-Si no estás segura no hacemos nada, de verdad quiero hablar con vos y si surge algo…que no estemos pendientes de que alguien nos pueda interrumpir.Me pareció lógico.Hablamos un rato, estábamos sentados en un sillón que había en la habitación del hotel.-¿Lo pensaste?-Sí…tengo miedo, pero…creo que…sí…-Nena…Me dijo, acercándose a mí, mientras que sus manos me acariciaban las piernas, sin subir por debajo de mi falda.Hacía todo con lentitud, como gozando cada paso.Se paró y tirando de mi mano, hizo que me pare a su lado.Es alto, me lleva casi una cabeza y yo lo sentía tan potente, tan hombre, que me turbaba estar allí con él.Sin embargo, cuando me besó, pegándose a mí, sentí como se despertaba inmediatamente su…instinto.Sus manos recorrieron mi cuerpo, mientras me sacaba la ropa y él también se iba desvistiendo.-Tengo vergüenza, nadie me vio desnuda.-¿Y el infeliz ese?Preguntó casi con bronca.-Tampoco, ya sabés que sólo lo vi en la discoteca.-Perdón, Evi…es
Por Evangelina Mi corazón está despedazado, no sé cómo remendarlo, trato de que mi autoestima no caiga. No quiero otros brazos, no quiero tener a un extraño en mi cama. No me sirve cualquiera. ¿Cómo hago para borrar de un plumazo? No es que alguien me dijo que vieron a Edgardo por ahí, con otra mujer, lo descubrí yo, y él habló casi claro en ese momento, no me dijo que era inocente, quiso poner algunas excusas, pero nunca negó nada. No puedo ignorar que quien sabe desde hace cuánto está teniendo una relación paralela a la nuestra. Me incendia cuando estamos juntos, pero entiendo que lo de anoche no se puede volver a repetir. Después de tantas noches en soledad, sintiendo que había dejado de ser ese gran y único amor, no entiendo cómo me dejé llevar por sus besos y sus caricias. Las necesitaba, eso también era verdad. Él insiste en que me ama, tal vez no se terminó su querer, su amor, tal vez está arrepentido, pero mi dolor es muy grande, siento estacas clavándose en mi coraz
Por Evangelina-Hola Ingrid.Le dije a mi amiga cuando la llamé por teléfono.Candela estaba en su cuarto y yo estaba en la cocina, disponiendo el almuerzo para mi hija.-Hola amiga, que voz.-No te imaginás.-Decime.-Anoche se quedó a dormir Edgardo…en mi cama.Hubo un silencio importante, supongo que mi amiga estaba pensando qué decir y debía estar impactada por la noticia.-Dijo que no le arrancaba el auto, te juro que lo odio y lo amo a la vez.-Supongo que él te ama.-No lo sé, me engañó, estuvo con otra y sabés bien que quiso justificarse…diciendo que me perdonó lo de Candela, aunque anoche y también esta mañana, me pidió perdón.-Nunca hubiera pensado que después de tantos años, él haría mención a ese tema.Me sirvo un café, por lo que estaba sosteniendo el celular entre mi oreja y mi hombro.Vuelvo a tomarlo con mi mano, mientras me siento.-Yo tampoco lo vi venir, ni ese reproche ni su traición.-Siempre te adoró.-Es verdad, al menos yo también creía eso, pero ya ni estoy s
Por EvangelinaLe mandé un mensaje a mi amiga y me acerqué hasta su casa.Nuevamente charlamos sobre lo mismo, y volví a llorar.Siento que no me voy a poder levantar.Si falló Edgardo, a quién yo lo consideré siempre el hombre perfecto, no hay otra posibilidad de que otros pasen la prueba de fidelidad.-A raíz de todo esto, soy más desconfiada que antes, aunque mi matrimonio ya pasó por algo así y vos estuviste ahí para sostenerme, el amor es una mierda.-Sí amiga, es verdad, siempre creí que en mi pareja el que más amaba era él y ya ves…-Yo creí morirme de dolor cuando esa noche Diego me confesó que me había sido infiel, recuerdo cómo lloré y como me desesperé, los meses que estuvimos separados creí que me moría y él me dijo que también estaba mal.-Edgardo hasta lloró anoche y hoy…ya no sé qué pensar.-Es que ninguno de los dos son niños, nosotras tampoco lo somos.Estuvimos deliberando con mi amiga hasta la hora en que salieron nuestros niños del colegio, ella se quedó un rato mi
Por EdgardoEstoy desesperado, nunca pensé que podría perder a mi familia y por culpa mía.Es verdad, soy el único responsable.Tengo o tenía a la mujer de mis sueños, pero ciertas inseguridades se juntaron con un momento de estupidez y le seguí el juego de seducción a Irene.A partir de ahí todo fue una bola de fuego, que iba dejando mi vida en cenizas.Nada hará cambiar mi amor por Evangelina.A Evi la conocí en la casa de un amigo mío, ella era su hermana, cuando fue creciendo y desarrollando, yo no podía apartarla de mi mente.Pero en ese momento se notaba mucho la diferencia de edad, ella era menor y yo tenía veinte y algo.No podía evitar mirarla, era como una obsesión.Recuerdo cuando nos recibimos, que fuimos a bailar y ella por primera vez vino con nuestro grupo.La llevé a la pista en donde se bailaba lentos, y la besé por primera vez, fue tanta mi ansiedad que estuve a punto de eyacular, solo por haberla besado.Me di cuenta que no me estaba controlando, por lo que la llevé
Por EdgardoPor la mañana, fui a la quinta y pasamos la tarde del sábado juntos, por la noche había otro evento.Pensé que Evangelina ni siquiera me había extrañado.Un dolor espantoso se apoderó de mí, estábamos perdiendo la esencia de nuestro matrimonio.Durante la semana y hasta que Evi lavó la ropa, estuve con cierto temor, pero al no hacerme ningún comentario, me tranquilicé.Al viernes siguiente había otro evento en la quinta, por lo que Evi ya se había trasladado con mis niños, para ocuparse de todo.Estaba por salir, cuándo Irene entra a mi oficina, sonrisa va y sonrisa viene, ella se acercó, buscando mi boca.No lo íbamos a hacer allá.Pero le dije que por salvaguardar nuestros trabajos, la veía a dos cuadras de la empresa.Fuimos a cenar y volvimos a su departamento.Le mandé un mensaje a mi mujer, diciendo que era el cumpleaños de uno de los directores, que cenaba nuevamente con ellos y que luego iba a casa.Me dijo que me divierta.Eso hice.Irene era deshinibida, hasta me
Por EdgardoEsa semana, la semana en que nos separamos con Evangelina, fue la peor de mi vida.Candela, el domingo por la mañana, cuando se levantó, me miraba con ojos acusadores y pensé que pudo haber escuchado algo, sin embargo no dijo nada, pero sentía que sus ojos eran acusadores, pero podía ser yo, que sabiendo lo mal que estuve la noche anterior, cuando toqué el tema que tendría que haber callado para siempre y como lo había callado desde que Evi me aceptó.Ese domingo, Evi casi no me habló.Tenía un dolor inmenso en mi alma, la había lastimado y realmente ella era una esposa maravillosa, más allá de mis celos y de mis inseguridades.Siempre se ocupó de hacer de nuestra casa, un hogar, uno lleno de calma, de armonía.Siempre la comida estaba a tiempo, la casa impecable, la ropa perfecta, nuestros niños crecieron felices y con la contención de su madre y también con la mía, por supuesto.Yo también la contuve cuando estaba embarazada, a mis padres, en ese momento, les dije que es