Justo en ese momento, entró Horacio al salón, cogió el micrófono y comenzó su discurso sobre la tarima. — Hoy es el cumpleaños de mi hija Paola, gracias a todos por venir a su fiesta esta noche. Como a su padre, mi único deseo es su felicidad y bienestar. Paola, deseo que tus deseos se hagan realidad, ¡Paola Feliz cumpleaños, hija mía! Entonces, ella se dirigió al escenario para darle un abrazo. — Gracias, padre. Y también gracias a todos por venir a mi fiesta.—Un fuerte aplauso se escuchó en el salón. Justo en ese instante, los ojos del hombre se abrieron de par en parte la sorpresa, parecía aterrado mientras señalaba la entrada. Los invitados estaban confundidos ante el dramático cambio de su expresión. De manera inconsciente, miraron a la dirección a la que él señalaba desconcertado, y vieron a Ana de pie en la puerta. — Como ella había perdido mucho tiempo a lidiar con los guardaespaldas hacía un rato, se apresuró a entrar en la casa y a la vez temía por llegar tarde. Tan
Sin embargo, la mirada de Belén se tornó fría y amenazante. «Paola quiere destruir mi reputación, ¿he? Bueno, le saldrá el tiro por la culata» No obstante, Belén escondió muy bien sus sentimientos, y así las personas solo podían verlo preocupada que estaba por Paola. — No te preocupes, tengo conocimiento básico de primeros auxilios. Déjame intentarlo con el señor Ponce, quizás no sea tarde para salvarlo. —Acarició el hombro de Paola y la tranquilizó. De inmediato, Paola volvió a la realidad. —¡Zorra, vete de mi casa ahora! — gritó mientras quitaba con Furia la mano de Belén. Su reacción provocó que todos a su alrededor la miraran con rechazo. La joven se ofreció ayudar a Horacio, pero Paola fue grosera con ella. ¿Quiere salvar a su padre o lo dejará morir? «Ya es suficiente que Ana se haya vuelto loca después de ir al monasterio. ¿Paola también se ha vuelto loca? ¿Quiere que su padre muera para poder heredar la riqueza de los Ponce? ¡Es una locura!» —Señorita Paola, por fa
Por suerte para Belén, y Gina no era una mujer culta. Esta pensaba, que la joven era una doctora acostumbrada a tener siempre sus cosas, por lo que no le dio demasiada vuelta al asunto. — Señorita, ¿necesita que la ayude? — preguntó mientras frotaba nerviosa sus manos. — Tráeme una toalla — respondió Belén luego de introducir las agudas en distinto punto de acupuntura en el cuerpo de Horacio. De inmediato, Irina tomó una toalla, pensó que iba a ayudar a Belén en el tratamiento, pero, para su sorpresa, el pedido de Belén consistía en que le seque su sudor. Ante eso, Irina estaba confundida. — Mi sudor afecta mi visión. Así que tu trabajo es mantener mi visión clara— explicó Belén. Cuando Belén estaba concentrada en el tratamiento, parecía tener una aura alrededor de su cabeza, por eso, y Dina no se atrevió a contradecirla. Enseguida, el cuerpo de Horacio estaba lleno de agujas que se habían remojado previamente en medicamentos especiales. Parecía un erizo. Belén comenzó a manip
Paola quiso tirar del cabello de Belén, y golpear su cabeza contra la pared, pero antes de que Paola pudiera ponerle una mano encima a Belén, esta agarró el brazo de Paola y la inmovilizó boca abajo. Paola se vio obligada a arrodillarse. —¡Ay! — Paola dejó escapar un grito desgarrador. —¡Asesina! ¿Cómo te atreves a hacerme daño? ¡Ayuda! ¡Ayuda! Antes de que los guardaespaldas se dieran cuenta, Belén había obligado a Paola a ponerse de rodillas. Finalmente, volvieron en sí y se apresuraron a salvar a Paola. Los demás también empezaron a lanzar acusaciones. —¡No puedo creer que haya confiado en esa mujer cuero! —¡Golpéenla! Y mátenla. De repente, una voz sonó: —¡Alto! Era una voz débil, pero todo el mundo se detuvo de inmediato en seco y se giró con incredulidad. Horacio, quien hacía unos minutos estaba inconsciente en su propio charco de sangre, había recuperado la conciencia. Abrió los ojos y trató de incorporarse. Paola quedó atónita y exclamó: —¡Papá! «Después de perde
Luego de despertarse, se sintió un poco débil, aunque su cuerpo se sentía más fuerte que antes. Sacudió la cabeza y dijo con seguridad: — Doctor Morales, se equivoca. De hecho, fue mi sobrina quien me salvó, pude sentirlo. — Señor Ponce, todavía debe estar confundido después de haberse salvado de la muerte, como para creer en el tratamiento pseudocientífico. Déjeme revisarlo. La medicina moderna no mentirá. —Raúl se paró delante de él. Luego de escuchar eso, Horacio miró dudoso a Belén. — La medicina tradicional china puede ser compleja, pero creo que el cuerpo médico de medicina moderna dará un diagnóstico más certero. Usted es el doctor Morales, ¿no? Por favor, hágale un examen exhaustivo al señor Ponce — asintió con confianza Belén, mientras se le dibujaba una sonrisa en los labios. Raúl ni siquiera se molestó en mirar a la doctora milagrosa a la que todos habían estado alabando. Pensó que sería una bruja anciana, pero para su sorpresa, era una mujer joven y hermosa. El de
—¡Señor Ponce, tiene mucha suerte de haber conocido a una doctora milagrosa como lo es su sobrina! — Los invitados estaban celosos. — Doctora Suárez, si algún día hay una emergencia médica en mi casa, por favor ayúdeme. —Sí, doctora. Y si necesita nuestra ayuda, también puede avisarnos. Los invitados no podían ocultar su admiración por Belén. Todos quisieran tener relación con una doctora milagrosa, puesto que algún día podrán necesitar de su experiencia. A pesar de todos los halagos, Belén seguía siendo humilde. — Gracias a todos. Estoy planeando abrir pronto un hospital de medicina tradicional china. Cuando lo abra, todos podrán ir. Por supuesto que no quiero verlos ahí porque Espero que estén todos sanos. — Sus palabras dejaron satisfechos a todos. Pueden haberla llamado doctora milagrosa, pero aún era joven. Estaban encantados con sus intenciones. —Señorita Suárez, es en serio culta y educada. En caso de que necesite algún tipo de inversión, para abrir su hospital, no dude e
No podía entender por qué Paola intentaba perjudicarla. «¿La he perjudicado alguna vez?» Por otro lado, Belén esperaba verlos cómo se volvían unos contra otros, entonces puso una expresión de preocupación y dijo: — Paola, no puedes decir eso. Ana y yo no somos tan amigas, pero sé que ella no es tan mala. Además, no hay resentimiento entre ella y el tío Horacio. ¿Por qué le haría daño? Debe ser un malentendido; tiene que darle la oportunidad de explicarse. Ana asintió con vehemencia. «Sí, quiero explicarme, ¡Voy a sacar a la luz a la maldad de Paola!» Esta apretó los dientes con rabia. — Belén, no te metas en los asuntos de nuestra familia, no hay nada que explicar. Horacio agitó la cabeza. — Belén tiene razón, ella es parte de nuestra familia, así que deberíamos darle la oportunidad de explicarse. Eduardo, quítale eso de la boca para que pueda hablar. Antes de que Paola pudiera detenerlo, él ya se lo había quitado, y de inmediato ella gritó: —¡Tío Horacio! ¡Fue Paola que m
Paola no reconoció a ese hombre y quiso pasar de largo. «No puedo soportar seguir quedándome aquí, este evento ya no es mi fiesta de cumpleaños, sino la fiesta de Belén, ya que vino para lucirse». El hombre extendió la mano para impedirle el paso. — Es un placer conocerla, señorita Ponce. — Sonrió. Ella se quedó atónita cuando escuchó su voz. —¿Eres el hombre, de parte de Alicia, que se puso en contacto conmigo? — exclamó sorprendida. Paola miró alrededor del salón y se dio cuenta de que Belén conversaba alegremente con otra persona, así que suspiró aliviada al saber que ella no se había fijado en el misterioso hombre, entonces se dio vuelta hacia él y le dijo: —Vamos al jardín. Luego, se dirigió hacia el patio trasero mientras el hombre la seguía de cerca, y al llegar a la entrada, los dos desaparecieron rápido, pero en cuanto giraron y se dirigieron al patio, los ojos de Belén se posaron en ellos. «Si no me equivoco, ese es Álvaro». Ella entrecerró los ojos mien