Rebeca y Diego Armando llegaron a la clínica muy contentos, conversando y sonriendo. Habían disfrutado de un tiempo juntos que les permitió conocerse mejor, estableciendo una conexión más profunda que la habitual. Diego Armando se sentía satisfecho en la compañía de Rebeca, descubriendo aspectos de su personalidad que no había notado antes, lo que lo hacía sentir que había tenido a alguien especial frente a él sin darse cuenta.Al ingresar al área de rehabilitación de pacientes, donde trabajaba Rebeca, Sandra estaba organizando el área de medicamentos. Al ver llegar a Rebeca y Diego Armando juntos y riendo, su expresión cambió y se sintió incómoda. Nunca imaginó que pudiera existir una química entre ellos, lo que la llevó a pensar que había facilitado en exceso la situación para Rebeca.— Hola, Sandra. ¿Cómo está todo por aquí? Lamento haber llegado tarde, se nos pasó la hora sin darnos cuenta — comentó Rebeca al colocar su bolso sobre el perchero y arreglarse un poco la ropa, sintién
Rebeca estaba extasiada sintiendo aquel beso apasionado de Diego Armando. Se sentía como si fuera la primera vez que un hombre la besaba, porque a decir verdad, con Iván jamás llegó a sentir este tipo de emociones, por mucho que había estado enamorada de él. Su corazón latía cada vez más fuerte, pero lo más maravilloso que sintió Rebeca en ese momento no fue solo el sinnúmero de emociones que la hacían estremecer al sentir ese beso que la hacía sentirse deseada, sino saber que Diego Armando también se estremecía al besarla y que su corazón latía tan fuerte como el de ella. Esa experiencia era única, porque jamás pudo percibir esa emoción por parte de Iván.Cuando él terminó de besarla, la miró a los ojos y le dijo:— Rebeca, jamás pensé que podría sentir algo así de nuevo. Aunque para serte honesto, esto es mucho más intenso que lo que llegué a sentir anteriormente por alguien. Me siento totalmente feliz a tu lado.Ella tenía los ojos llenos de lágrimas de emoción, experimentando un s
La desgracia de IvánRebeca no salía de su asombro y se puso muy nerviosa porque no sabía qué reacción iba a tener cuando Iván supiera que Diego Armando había pasado la noche con ella y que encima se encontraba acostado en la cama que él había ocupado durante muchos años.— ¿Qué haces tú aquí, Iván? — le dijo Rebeca con la puerta a medio abrir, mientras temblaban sus manos y su respiración estaba muy acelerada, dejando total evidencia del estado de nervios que tenía en ese momento.— Vengo a hablar contigo y, además, te recuerdo que también esta es mi casa. Porque a pesar de no vivir aquí, tú y yo seguimos casados y tengo derechos que no puedes quitarme.— Tu cinismo no tiene límites, Iván. ¿Cómo es posible que hayas desaparecido durante todo un año sin importarte lo que yo estaba sufriendo por la muerte de nuestra hija, y después aparezcas con tu cara muy lavada a reclamar derechos que ya no te corresponden?— Pues te equivocas, Rebeca. Sí tengo derechos, porque la mitad de este apa
Rebeca solo gritaba mientras miraba a Iván tirado al pie de las escaleras. Por su parte, Diego Armando enseguida bajó las escaleras a toda prisa para examinarlo y saber en qué condiciones se encontraba. Él, como médico, no podía dejarlo tirado allí en el piso sin antes intentar auxiliarlo.Por supuesto, los gritos de Rebeca desataron el pánico entre los vecinos de ese piso, quienes no tardaron mucho tiempo en salir de sus apartamentos para saber de dónde provenían los gritos aterradores.Una de las primeras personas en acercarse fue Sandra, quien, al escuchar los gritos de Rebeca, enseguida se imaginó que podía tratarse de Iván, que había ido a su apartamento a reclamarle lo que ella le había contado sobre su relación con Diego Armando.“Creo que son los gritos de Rebeca. ¿Será que Iván la está maltratando por lo que yo le conté? ¡Dios mío! Creo que metí la pata. Tengo que ir a ver qué está pasando antes de que ocurra una desgracia.”Sandra sentía remordimiento, porque estaba conscien
Habían pasado dos horas desde que ingresaron a Iván a la sala de emergencia, Rebeca estaba hecha un manojo de nervios, caminaba de un lado a otro de la sala, ansiosa por saber qué estaba pasando con Iván. Por mucho que ella ya no lo quería, sentía mucho temor de que pudiera pasarle algo, sea como sea, ella no tenía la intención de que terminara en las peores circunstancias, porque a pesar de todo, él había sido el padre de su hija y el hombre con el que había compartido diez años de matrimonio.Estaba muy extrañada de que Sandra no estuviera acompañándola en esos momentos tan difíciles para ella, no podía creer que su mejor amiga hubiera cambiado tanto, ella siempre era la primera que estaba apoyándola en todo cuánto le pasaba, pero no sé imaginaba que en realidad Sandra estaba enamorada de Diego Armando y esa era la razón por la cual ella sentía ese odio hacia Rebeca, porque creía ser merecedora de estar a su lado y más aún después de lo que había sucedido entre ellos.(…)Dos horas
Mientras Iván se recuperaba en la clínica, Betty estaba llena de preocupación. Había salido a comprar víveres, o al menos eso había sido su excusa, pero ya habían pasado dos horas y no respondía el celular.“¿Qué le habrá pasado a Iván? Se ha tardado demasiado para comprar unos simples víveres. ¡Dios mío! No sé qué pensar. ¡Qué angustia no saber lo que está pasando!” pensaba, frotándose las manos de nerviosismo mientras caminaba de un lado a otro. “¿Estará con otra mujer? ¡Ya sé lo que haré! Iré al apartamento de Rebeca. Tal vez fue allí a hablar sobre el divorcio.”Betty no podía quedarse tranquila. Estaba cansada de las evasivas de Iván sobre su situación legal con Rebeca. La presión de sus padres era cada vez más intensa; exigían que Iván tomara una decisión y se divorciara de Rebeca. Si no lo hacía, estaban dispuestos a privarla de su parte de la herencia, un asunto serio, especialmente considerando su precaria situación económica junto a Iván.Con su escaso salario como maestra,
Betty decidida a saber qué había pasado con Iván, estaba llegando al edificio donde estaba el apartamento de Rebeca, ella había copiado la dirección de la agenda que tenía Iván guardada entre sus cosas.“No me cabe la menor duda, este es el edificio, coincide con la dirección que está anotada en la agenda de Iván.”Era un edificio con una estructura muy vieja, estaba descuidado, la mayor parte del tiempo tenía las puertas abiertas y Betty aprovechó para entrar y buscar el apartamento de Rebeca.Cuando llegó y verificó el número de apartamento, vio salir de allí a una mujer que tenía la cara como si había llorado, eso llamó la atención de Betty y enseguida se acercó.— Disculpe, estoy buscando a Rebeca, ¿Ese es su apartamento no es verdad?Era Sandra, que aún estaba en el apartamento de Rebeca después de la conversación que había tenido con Diego. Había llorado demasiado y tenía los ojos hinchados, estaba tan deprimida que se había quedado allí tratando de asimilar que ya no tenía ning
Mientras Betty y Sandra se dirigían a la clínica, Rebeca salió llorando de la habitación de Iván, después de haberla chantajeado con denunciar a Diego si ella no regresaba con él.Caminaba muy agitada por el pasillo, hasta que se encontró con Diego Armando. Cuando él la vio hecha un mar de lágrimas, se preocupó mucho pensando que algo muy grave había pasado con Iván.— ¿Pero Rebeca? ¿Qué pasa? ¿Por qué estás así en ese estado? ¿Acaso le pasó algo a Iván? — Rebeca lo miró y enseguida lo abrazó tratando de refugiarse entre sus brazos, quería escapar de la pesadilla que significaba tener a Iván de nuevo en su vida.— Por favor Rebeca necesito que me digas qué es lo que te pasa, me tienes asustado, jamás te había visto así ¿Iván se puso mal?— No, al contrario, yo lo veo muy bien. Tan bien está, que no sabes lo que me acaba de decir.— ¿Pero qué te dijo ese miserable ahora? ¿Acaso te hizo algo malo? ¿Te insultó? ¿Te maltrató? Porque te juro que si ese hombre se atrevió de nuevo a maltrata