Una desgracia

La desgracia de Iván

Rebeca no salía de su asombro y se puso muy nerviosa porque no sabía qué reacción iba a tener cuando Iván supiera que Diego Armando había pasado la noche con ella y que encima se encontraba acostado en la cama que él había ocupado durante muchos años.

— ¿Qué haces tú aquí, Iván? — le dijo Rebeca con la puerta a medio abrir, mientras temblaban sus manos y su respiración estaba muy acelerada, dejando total evidencia del estado de nervios que tenía en ese momento.

— Vengo a hablar contigo y, además, te recuerdo que también esta es mi casa. Porque a pesar de no vivir aquí, tú y yo seguimos casados y tengo derechos que no puedes quitarme.

— Tu cinismo no tiene límites, Iván. ¿Cómo es posible que hayas desaparecido durante todo un año sin importarte lo que yo estaba sufriendo por la muerte de nuestra hija, y después aparezcas con tu cara muy lavada a reclamar derechos que ya no te corresponden?

— Pues te equivocas, Rebeca. Sí tengo derechos, porque la mitad de este apa
Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP