La desgracia de IvánRebeca no salía de su asombro y se puso muy nerviosa porque no sabía qué reacción iba a tener cuando Iván supiera que Diego Armando había pasado la noche con ella y que encima se encontraba acostado en la cama que él había ocupado durante muchos años.— ¿Qué haces tú aquí, Iván? — le dijo Rebeca con la puerta a medio abrir, mientras temblaban sus manos y su respiración estaba muy acelerada, dejando total evidencia del estado de nervios que tenía en ese momento.— Vengo a hablar contigo y, además, te recuerdo que también esta es mi casa. Porque a pesar de no vivir aquí, tú y yo seguimos casados y tengo derechos que no puedes quitarme.— Tu cinismo no tiene límites, Iván. ¿Cómo es posible que hayas desaparecido durante todo un año sin importarte lo que yo estaba sufriendo por la muerte de nuestra hija, y después aparezcas con tu cara muy lavada a reclamar derechos que ya no te corresponden?— Pues te equivocas, Rebeca. Sí tengo derechos, porque la mitad de este apa
Rebeca solo gritaba mientras miraba a Iván tirado al pie de las escaleras. Por su parte, Diego Armando enseguida bajó las escaleras a toda prisa para examinarlo y saber en qué condiciones se encontraba. Él, como médico, no podía dejarlo tirado allí en el piso sin antes intentar auxiliarlo.Por supuesto, los gritos de Rebeca desataron el pánico entre los vecinos de ese piso, quienes no tardaron mucho tiempo en salir de sus apartamentos para saber de dónde provenían los gritos aterradores.Una de las primeras personas en acercarse fue Sandra, quien, al escuchar los gritos de Rebeca, enseguida se imaginó que podía tratarse de Iván, que había ido a su apartamento a reclamarle lo que ella le había contado sobre su relación con Diego Armando.“Creo que son los gritos de Rebeca. ¿Será que Iván la está maltratando por lo que yo le conté? ¡Dios mío! Creo que metí la pata. Tengo que ir a ver qué está pasando antes de que ocurra una desgracia.”Sandra sentía remordimiento, porque estaba conscien
Habían pasado dos horas desde que ingresaron a Iván a la sala de emergencia, Rebeca estaba hecha un manojo de nervios, caminaba de un lado a otro de la sala, ansiosa por saber qué estaba pasando con Iván. Por mucho que ella ya no lo quería, sentía mucho temor de que pudiera pasarle algo, sea como sea, ella no tenía la intención de que terminara en las peores circunstancias, porque a pesar de todo, él había sido el padre de su hija y el hombre con el que había compartido diez años de matrimonio.Estaba muy extrañada de que Sandra no estuviera acompañándola en esos momentos tan difíciles para ella, no podía creer que su mejor amiga hubiera cambiado tanto, ella siempre era la primera que estaba apoyándola en todo cuánto le pasaba, pero no sé imaginaba que en realidad Sandra estaba enamorada de Diego Armando y esa era la razón por la cual ella sentía ese odio hacia Rebeca, porque creía ser merecedora de estar a su lado y más aún después de lo que había sucedido entre ellos.(…)Dos horas
Mientras Iván se recuperaba en la clínica, Betty estaba llena de preocupación. Había salido a comprar víveres, o al menos eso había sido su excusa, pero ya habían pasado dos horas y no respondía el celular.“¿Qué le habrá pasado a Iván? Se ha tardado demasiado para comprar unos simples víveres. ¡Dios mío! No sé qué pensar. ¡Qué angustia no saber lo que está pasando!” pensaba, frotándose las manos de nerviosismo mientras caminaba de un lado a otro. “¿Estará con otra mujer? ¡Ya sé lo que haré! Iré al apartamento de Rebeca. Tal vez fue allí a hablar sobre el divorcio.”Betty no podía quedarse tranquila. Estaba cansada de las evasivas de Iván sobre su situación legal con Rebeca. La presión de sus padres era cada vez más intensa; exigían que Iván tomara una decisión y se divorciara de Rebeca. Si no lo hacía, estaban dispuestos a privarla de su parte de la herencia, un asunto serio, especialmente considerando su precaria situación económica junto a Iván.Con su escaso salario como maestra,
Betty decidida a saber qué había pasado con Iván, estaba llegando al edificio donde estaba el apartamento de Rebeca, ella había copiado la dirección de la agenda que tenía Iván guardada entre sus cosas.“No me cabe la menor duda, este es el edificio, coincide con la dirección que está anotada en la agenda de Iván.”Era un edificio con una estructura muy vieja, estaba descuidado, la mayor parte del tiempo tenía las puertas abiertas y Betty aprovechó para entrar y buscar el apartamento de Rebeca.Cuando llegó y verificó el número de apartamento, vio salir de allí a una mujer que tenía la cara como si había llorado, eso llamó la atención de Betty y enseguida se acercó.— Disculpe, estoy buscando a Rebeca, ¿Ese es su apartamento no es verdad?Era Sandra, que aún estaba en el apartamento de Rebeca después de la conversación que había tenido con Diego. Había llorado demasiado y tenía los ojos hinchados, estaba tan deprimida que se había quedado allí tratando de asimilar que ya no tenía ning
Mientras Betty y Sandra se dirigían a la clínica, Rebeca salió llorando de la habitación de Iván, después de haberla chantajeado con denunciar a Diego si ella no regresaba con él.Caminaba muy agitada por el pasillo, hasta que se encontró con Diego Armando. Cuando él la vio hecha un mar de lágrimas, se preocupó mucho pensando que algo muy grave había pasado con Iván.— ¿Pero Rebeca? ¿Qué pasa? ¿Por qué estás así en ese estado? ¿Acaso le pasó algo a Iván? — Rebeca lo miró y enseguida lo abrazó tratando de refugiarse entre sus brazos, quería escapar de la pesadilla que significaba tener a Iván de nuevo en su vida.— Por favor Rebeca necesito que me digas qué es lo que te pasa, me tienes asustado, jamás te había visto así ¿Iván se puso mal?— No, al contrario, yo lo veo muy bien. Tan bien está, que no sabes lo que me acaba de decir.— ¿Pero qué te dijo ese miserable ahora? ¿Acaso te hizo algo malo? ¿Te insultó? ¿Te maltrató? Porque te juro que si ese hombre se atrevió de nuevo a maltrata
…Una hora después…El médico que había atendido a Iván decidió que no era necesario que pasara la noche en la clínica, por lo que lo dio de alta. Rebeca estaba en la recepción, esperando que uno de los camilleros llevara a Iván hasta la salida. Ella estaba resignada a llevarlo al apartamento; lamentablemente, no le quedaba otra alternativa. No iba a aceptar, bajo ninguna circunstancia, que le hiciera daño a Diego Armando.Como era protocolo de la clínica, el camillero llevó a Iván hasta la salida en silla de ruedas. Allí se encontraba Rebeca, con una expresión de tristeza en sus ojos. Jamás se imaginó que, después de haber pasado una noche de pasión con Diego Armando, terminaría regresando a su casa acompañada de Iván.—Así me gusta, cariño, que seas obediente. Me encanta que me estés esperando aquí como una esposa abnegada, bueno, como tiene que ser en realidad —le dijo Iván mientras se levantaba de la silla de ruedas.—No puedo creer tu cinismo. Jamás, en diez años de casados, me di
La verdad salió a la luzBetty estaba en shock. No podía creer que Iván no le hubiera dicho nada a Rebeca sobre la relación que tenían. No podía aceptar que había estado engañada durante tanto tiempo. Confiaba demasiado en él; estaba tan ciega como lo había estado Rebeca cuando vivía con él.—¿Cómo? ¿Iván, tú no le has dicho nada a Rebeca? ¿Es en serio? No puedo creer que hayas estado viviendo conmigo durante un año y seas capaz de ocultarlo. —decía llorando llena de impotencia. — ¿Qué clase de hombre eres? ¿Y los planes de boda? Teníamos planes para casarnos. ¿O me vas a decir que eso también es mentira?Iván se encontraba entre la espada y la pared. No quería perder la única oportunidad que tenía de regresar con Rebeca y, además, quería liberarse del compromiso que tenía con Betty. No deseaba casarse con ella; se sentía renuente a atarse a una mujer de la cual no estaba enamorado. Ya había pasado por eso con Rebeca y no estaba dispuesto a repetir la misma historia. Además, sentía l