Prólogo
1 de enero 2018 Blake, 18 años de edadApenas estaba llegando la mañana y una peculiar llamada me había dejado sin formas de reaccionar, me paralicé de inmediato, toda mi furia comenzó a crecer sin control alguno. Ver aquellas fotos, verla comunicándose con esas personas de forma tan natural, me hizo que abriera los ojos de la peor manera. Aquellas personas que ya no están conmigo me fueron arrebatadas por la persona se supone debo amar y estar con ella toda la vida.
Mi garganta se oprimió y mi corazón zumbaba con fuerza dentro de mi pecho por el esfuerzo que hacía por controlarme, me debatía entre hacer algo contra esa humana o simplemente dejarla ir ¿pero ¿cómo? Si ella era la responsable de que todo lo que tenía ya no esté.
Mis padres, los seres que más he apreciado ya no están aquí, no están conmigo, ¿Cómo puedo hacer borrón y cuenta nueva y no guardar rencor cuando quien es mi alma gemela me arrebató todo ello? Mis fuentes de información eran confiables, y saber que ella había estado ahí, en aquella cabaña, con cazadores que claramente se dedican a la caza de lobos, no era algo agradable para mí. Al contrario, fue algo devastador que me dejó sin salida.
No podía vengar la muerte de mis padres como tantas veces prometí, porque no podía pensar siquiera en hacerle daño a esa humana de ojos color miel sin que se me oprimiera el pecho de manera desesperante.
—¡Rey Blake!—un llamado me sobresaltó y mientras golpeaban la puerta con mucha fuerza, me pasé las manos por el cabello, frustrado, desesperado y angustiado. No quería lidiar con nada, no ahora.
—¡Es urgente!—la voz volvió a sonar sin dejar de oírse preocupada.
Abrí la puerta de sopetón, enojado porque me interrumpieran, y la mujer que se encontraba frente a ella casi se cae de cara al piso si no se hubiese estabilizado.
—¿Qué?—contesté seco.
—Su reina está intentando escapar, la han encontrado en la frontera.
—¿Qué?—salí a paso rápido de la habitación y corrí fuera del castillo.
A un poco de distancia divisé su cabellera larga castaña y me acerqué a ella.
—¡Suélteme!, por favor, me duele—habló retorciéndose, con la voz agitada.
—Quítale las manos de encima en este instante—el guardia, quien aún no me había visto, sacó las manos de sus muñecas rápidamente.
Cuando ella sintió mi voz, retrocedió y su labio inferior comenzó a temblar.
—No...—pidió.
Me acerqué a ella y cerré mis ojos, intentando olvidar todo lo que había escuchado de la voz de mi investigador hace un rato, pero me fue imposible. La rabia me consumió y apreté mis puños, con la ira consumiendo cada parte de mi ser.
—Entra. ahora—hablé entre dientes, mientras mi pecho se oprimía y me hacía dificultosa la respiración.
—¡Eres una bestia! No volveré ahí jamás ¡Lo peor que me pudo pasar fue conocerlo!—de sus ojos cayeron lagrimas a borbotones, pero en ese momento no me importó— ¡Me mintió todo este tiempo!
—Para—ordené.
—Es un grandísimo hijo de puta— murmuró entre dientes.
La gota que colmó el vaso. No podía permitir que insultara a mi madre de esa manera, no permitiría que siquiera la mencionara cuando había acabado con su vida de forma vil y cobarde.
—¡Adentro! ¡Entra ahora mismo!
Se sobresaltó pegó un pequeño salto en su sitio, luego negó con la cabeza una y otra vez y retrocedió aún más.
—Das un paso más y pagarás todo lo que has hecho.
—¿De qué hablas?—no respondí y ella se acercó, a lo que yo retrocedí dos pasos, intentando estar lejos de su aroma—¡¿De qué demonios hablas?!
—Tú acabaste con ellos, y yo haré lo mismo contigo.
Pero sabía que no lo haría, porque por más que mi ser sintiera ira, impotencia y ganas de acabar con todo, había algo dentro de mí que me decía que todo esto no era real, que un rostro tan inocente jamás podría haber sido responsable de una atrocidad como esa, y algo aun más fuerte que me llamaba a poseerla, a desearla, y amarla con todo lo que tenía
10 de enero 2020 Amy, 21 años de edadCuando comencé a caminar a paso rápido por el arbolado bosque en dirección a la cabaña cercana, solo pude pensar en una cosa: ¿Es correcto lo que estoy haciendo?Realmente no lo sabía, mi valentía se estaba yendo por la borda y no había nada que me ayudara a recuperarla. Pero el hecho de acordarme de sus ojos me hacían parecer una tonta, y a la vez me hicieron repasar el plan por mi cabeza una vez más. Sabía que muy probablemente saldría perjudicada, pero eso no importaba en estos momentos, a mí solo me importaba él.Sé que estaba siendo un poco impulsiva, bueno.., tal vez mucho, porque a pesar de todo, estoy metiéndome en problemas por intentar ayudar a alguien que tanto daño me hizo. Y no es nada bonito sentirme así, no me gusta sentir esa op
Comencé a preparar mi equipaje. Estaba bastante asustada y no lo iba a negar. No estaba preparada para esto, quizá las cosas estarían mejor, no lo sabía.Después de un rato llegué a la estación de trenes, y con el pulso acelerado tomé valentía y me subí a uno mientras el tren comenzaba su andar.(...)Fueron unas largas ocho horas de viaje, llegué al inicio del bosque recién a eso de las once de la noche. Todo tenía un aspecto oscuro y tenebroso, y a simple vista parecía un bosque común y corriente, nadie pensaría en todas las maravillas que esconde en su interior.Caminé por bastante rato, en instantes miraba la hora en mi reloj, resoplando algo frustrada al no encontrar el lugar, al irme de aquí solo salí corriendo sin mirar atrás, sin siquiera te
Claramente debía quedarme aquí, y no era el hecho de quedame a dormir en este inmenso lugar que no era mi casa, sin mencionar que el palacio estaba rodeado de lobos, lo que me tenía incómoda, sorprendentemente, era el hecho de que me quedaría con Blake en un mismo sitio, que pasaría una noche aquí y no sabía sus intenciones.Por las dudas tomé mi teléfono y comencé a marcar el número de mi amiga.—Camila, por favor responde— murmuré exasperada mientras Blake me observaba desde la distancia—.—Te he dicho que no está ¿Estás desconfiando de mi palabra, Amy?— su voz llenó el lugar mientras reposaba en su trono con mirada desafiante hacia mí—.—Solo quiero asegurarme.Me molestaba el hecho de que cuestionara mis acciones, no tenía derecho alguno.Se levant&oac
Justo cuando Kendra estaba dispuesta a salir, la puerta se abrió de sopetón, mostrando tras ella a Blake con semblante serio.—¿No deberías estar haciendo tu trabajo, Kendra? Para eso se te paga— entró a la habitación y sentí cómo si esta se encogiese—.Fruncí el ceño, molesta por el trato que le estaba dando y avancé unos pasos.—Blake— decidí intervenir, enfadada, el me observó permaneciendo con el ceño fruncido—, no es necesario que le hables de esa manera—.—No te entrometas en asuntos que no te comprometen— demandó, con sus ojos gélidos muy fijos en los míos—.—Sí, si voy a entrometerme porque ella es mi amiga— señalé a Kendra que se veía muy afligida mientras movía las piernas, nerviosa en su lugar—, y no voy a per
Pude haberle seguido el beso al igual como lo había hecho hace unas horas, Blake era guapo, guapísimo, no lo iba a negar, tenía unos ojos en los que te podías perder mirándolos por horas, adornados por largas pestañas y sobre estas unas cejas oscuras y pobladas. Su cabello negro azabache hacía que quisieses deslizar tus manos por él solo para sentir su suavidad. Su rostro era digno de admirar, pues su mandíbula marcada le daba un toque sexy, mientras que sus labios gruesos te llamaban a besarlos exquisitamente. Pero, claro que había un pero, Blake la había cagado, y es algo que había evitado pensar mientras lo besaba hace unas horas. Por eso mi reacción al recordar esos sucesos del pasado, Blake estaba confundiéndome, y no quería volver a sentirme insignificante e intimidada a su lado. No estaba dispuesta a eso de nuevo. Bastante blanda me había puesto con él hoy, y no entendí por qué, era como si de repente todo lo malo se hubiese ido por un momento. Pero no podía s
Capítulo 6 No podía pensar en nada más, no podía quitar de mi cabeza que yo era la que estaba besando a Blake, después de haber dicho y prometido tantas cosas, me encontraba aquí sin poder despegar mis labios de los suyos. Ese sueño… yo, demonios, me había dado cuenta de lo mucho que me atemorizaba que algo le pasase, no podía permitirlo, no podía vivir toda mi vida con rencor hacia él, ni sentirme culpable por jamás haberle dado el beneficio de la duda, de todos modos, no era su culpa que le hicieran creer tantas mentiras. Y aunque, sí, tenía en mente todo lo que me hizo pasar, y ni siquiera eso me hizo reaccionar, seguí aferrada a su masculino aroma sin suavizar ni siquiera un poco mi agarre en sus hombros. No puedo entender qué me sucede en este momento. Y sí, probablemente también me arrepentiría, pero el calor en estos momentos estaba afectando cada parte de mi cuerpo, y ya no podía si quiera pensar con claridad. —Entonces—gimió
Capítulo 7 —Blake—susurré agarrando sus mejillas, el solo me miró, pero no dijo palabra alguna—¿Qué has bebido?—Debes reposar—por fin habló, cuando miré mi pie recién entré en cuenta de que este estaba vendado.—No te preocupes de eso, Blake—me senté a su lado apoyando mi espalda sobre el costado de la cama—. No has respondido mi pregunta.—Lo siento—murmuró, y en un acto inesperado, recostó su cabeza en mi hombro.—Quien debe disculparse soy yo—jugueteé con mis dedos sobre mi regazo—. No debí decir eso.—No puedo cambiar lo que sientes—metió su rostro en mi cuello, inhalando mi aroma—y puedo entender que no quieras nada conmigo, pero eso no quiere decir que no me duele, porque joder, es como si me clavasen mil flechas de pla
Me quedé en blanco por unos instantes, sin saber qué decir. —Amy—musitó de nuevo, serio. —Marc es un amigo de la cabaña—respondí. —¿Un cazador?—se sentó, pasando las manos por su cabello con frustración—¿Tienes un amigo cazador? —Si, Blake, pero… él no es como ellos. Soltó una risa irónica mientras me observaba. —Amy, es exactamente igual. Mata a gente como yo, tortura, desprecia. Es exactamente igual. —No mata porque lo desea—expliqué—él… —Ah, lo hace sin querer entonces—me interrumpió. —Solo escucha. Puedo confiar en él, porque al igual que yo hace esto por la gente que aprecia, por su seguridad. Lo obligaron a hacer esto. —¿Qué tal si te mintió? ¿Qué tal si hizo que creyeras todo eso y no está de tu lado? —Marc no es así. —Parece como si ya lo conocieras lo suficiente. —Lo conozco—exclamé—y estoy dispuesta a meter mis manos al fuego por él, porque ha sido un gran apoyo para mí,