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—¡Escúchame, Felicia! No puedo decidir lo que tú hagas con tu cuerpo, pero no aceptaré tus chantajes, si decides terminar el embarazo, puedes hacerlo, pero te olvidas siquiera de que yo vuelva a ver tu cara, porque te despreciaré hasta mi muerte, en cambio, si eliges tenerlo, yo cuidaré de mi hijo y de ti por ser su madre.—¡Yo te quiero conmigo, Joaquín!—Lo siento, Felicia, es todo lo que puedo ofrecerte, tómalo o déjalo.Joaquín salió de ahí, ella sollozó sin control.Encontró al padre de Felicia que le cerró el paso.—¡No te irás sin hacerte cargo!Joaquín estaba bien harto del viejo, lo tomó del cuello y lo puso contra la pared.—¡¿Quién te crees para hablarme así?! ¿Eh? ¡Podrías estar muerto por esto, idiota! Escúchame bien, si tu hija quiere tener al bebé, yo lo cuidaré, pero si no quiere, y decide terminar el embarazo, ¡no la quiero volver a ver y te olvidas del apoyo que te he dado! No quieran chantajearme, porque todavía no nace quien pueda hacerlo.Joaquín soltó al hombre y
Las manos de Margot no dejaban de temblar, mientras luchaba por llamar por teléfono, sus sobrinos lloraban.Cuando escuchó la voz de su hermano, Margot no pudo evitar sollozar.—¡Hermano…!—¿Margot? ¿Qué pasa? ¿Por qué lloras?Margot estaba en un sollozo, pero luchó porque su voz fuese escuchada.—¡Se llevaron a Diana!—¡¿Qué?! —exclamó el hombre desesperado—. ¿Dónde estás?***Margot abrazó a los niños.—Mamá va a volver, tranquilos, por favor, mamita va a volver y todo estará bien.Solo quince minutos después, Joaquín llegó, sacó a los niños y los abrazó a su pecho, el rostro de Joaquín estaba desesperado, besó las frentes de los pequeños y miró a su hermana.—Vayan con Jacques, por favor, traeré a su mamita.El guardia cargó a los niños y los llevó al auto.Joaquín se acercó a Margot. Le pidió que le contara todo, ella lloraba, pero logró decirlo todo.—¡Entonces, mi propio chofer y guardias son traidores! M*****a sea, escúchame, Margot, ve al auto con los niños, vayan a casa, y no
Diana temblaba de miedo, estaba de nuevo con la boca cubierta por cinta, mientras Pilar la miraba con rabia.Los hombres entraron—Quiero que la lancen a un barranco, o que se deshagan de ella, lo que sea, pero no quiero volver a verla.Los ojos de Diana estaban cubiertos de lágrimas, ahora creía a esa mujer capaz de todo lo malo en el mundo.Pilar sonriò.—Nos vemos en el infierno, Dianita, y salúdame a tu padre.La mujer estaba a punto de salir, cuando vio esa silueta entrar por la puerta, sus ojos se engrandecieron, pero no màs que los de Joaquín.—¡¿Cómo has podido, madre?!—¡Hijo! —gritó la mujer desesperada, no podía creer que su hijo la hubiera descubierto.Cuando Joaquín observó a su esposa, maltrecha y atada, sintió que el corazón se le empequeñeció, corrió hacia ella, a liberarla, su madre intentó escapar, pero rápidamente fue detenida por los guardias de Joaquín.—¡Diana!Diana abrió los ojos, le miró con lágrimas, èl la ayudó a liberarse, pronto la mujer cayó en sus brazos
Diana despertó por la madrugada, estaba en esa cama, abrazada por sus hijos, y Joaquín, a su lado, por un instante, se sintió extraña.Miró a ese hombre, sus ojos se llenaron de lágrimas.«Me salvaste, Joaquín, incluso sobre tu propia madre, ¿Quién eres? ¿Eres este hombre que dice que me ama màs que a su propia vida? ¿O eres el monstruo que acabó con la vida de seres inocentes? Ya no sé en qué creer, ya no sé qué hacer, solo quiero alejarme de ti, y llevarme a mis hijos para siempre. No debo flaquear ahora», pensó.Al día siguiente.Cuando Joaquín abrió los ojos, los niños aún dormían con él, pero Diana no estaba ahí, sentir su ausencia alteró al hombre.—¡Diana!Diana salió del cuarto de baño, estaba bien vestida, con una sonrisa en los labios.—Tu baño está listo, llevaré a los niños a arreglarse.Diana despertó a sus pequeños, los llevó de la mano a su alcoba.Joaquín sonrió, sintiendo como si todo estuviera mejor.Más tarde, Diana, con los niños y Margot, se sentaron a la mesa par
Joaquín buscó a Diana, la encontró en el despacho.—¿Diana?Ella tenìa la mirada severa, supo que estaba furiosa.—Escúchame, por favor… —Suplicó al verla así—Quiero el divorcio, Joaquín, quiero estar lejos de ti —dijo con la mirada baja, sin siquiera mirarlo.Sus palabras dolieron demasiado.Joaquín sintió rabia, porque eso jamás sucedería.—Nunca, ya te lo dije, no voy a divorciarme.—¡Tendrás un hijo con otra mujer! ¿Por qué me quieres aquí? Déjame ir, yo no te amo.Los ojos de Joaquín se abrieron enormes, de todo lo que esperaba que dijera, eso era algo que dolía demasiado.Se acercó a ella, desesperado, la tomó de los brazos, casi hizo que Diana sintiera màs miedo, pero se acercò a ella.—¿De verdad no me amas? Hace siete años morías por mí, tal vez ahora sea confuso, pero, si me das una oportunidad, lo recordarás todo.Ella quería escapar, pero estaba acorralada por su rostro, él se acercó a sus labios, tan peligroso, por un instante, Diana sintió como su corazón latió tan fuert
Margot sonrió al escuchar a Rodolfo, era más agradable y diferente a la plática con él.—Entonces, dime, Margot, ¿Te decepcioné?—No, quiero decir, no de verdad, me agradas —dijo nerviosa.Él sonrió.—Bueno, tú también, màs que agradarme, me encantas.Ella estaba tan sonrojada, que èl pudo notar que no le era indiferente.«Jamás me fijaría en una chica como ella, no es mi tipo, no es hermosa o sensual, además, es la hermana del hombre que más odio en la vida», pensó.—¿Nos seguiremos viendo? —preguntó él.Ella sonrió, asintió.—Yo sí lo quiero, claro, si tú lo quieres.Rodolfo sonriò.—Es lo que màs anhelo, porque ahora que te conocí, Margot, no quiero dejar de verte jamás.Ella estaba sonriente, su corazón latía tan rápido que no podía más.—Te daré mi nuevo número, perdí mi anterior teléfono, por favor, bloquea el otro número, podría ser un ladrón.Ella asintió con rapidez, y anotó el nuevo número.***Diana y Joaquín salieron del despacho, cuando Opal corrió con ellos, parecìa asust
Días después.Margot estaba tan emocionada, su ilusión podía verse, Diana lo notó y de inmediato habló con ella.—¿Conociste a tu amado Jack?Margot sonrió, la abrazó.—¡Lo hice! Y es más perfecto de lo que pude imaginar. Es cierto que es un poco mayor que yo, pero es tan bello.Diana sonriò.—Me alegro, ¿y se volverán a ver?—Me siento tan libre, Diana, con mamá aquí, era terrible pensar en siquiera salir, pero ahora todo parece genial, sí, quiero verlo, pero, temo por mi hermano, no sé cuál será su reacción, pensé que èl no me querría, nunca me he sentido hermosa, pero en su mirada me sentí tan bella.Diana sonriò ante las palabras de Margot.—¡Porque eres bella! Margot, eres perfecta, y no tienes que cambiar para serlo para alguien màs, al final, quien te ama, te querrá tal y como eres —dijo Diana.—¿Y quién es ese hombre? —exclamó Joaquín, entrando abruptamente sin ser invitado.Las dos mujeres casi lanzaron un grito del susto.—¡Joaquín! —exclamó Margot, bajó la mirada, asustada.
Joaquín tomó la mano de Diana y la llevó con él hasta estar frente a todos los invitados.Tomó un micrófono para iniciar la presentación.—Bienvenidos sean todos, espero que esta nueva colección sea de su agrado, mi esposa Diana y yo les deseamos una agradable velada.La gente aplaudió y la fiesta comenzó.La gente observó el desfile, las joyas relucían entre las modelos, y ya muchos clientes estaban eligiendo las joyas que querían llevar.—Son joyas hermosas, tienes un gran diseñador, mi hermano me contó que antes yo diseñaba, ¿Es cierto, Joaquín?Joaquín sonrió, y acunó el rostro de la mujer.—Eras la mejor, esas joyas no se comparan con las bellezas que tú realizas —dijo Joaquín con palabras cálidas y llenas de amor.Diana sonriò.—Joaquín, quiero pedirte que le compres una joya a nuestra hija —dijo Felicia interfiriendo entre los dos.Diana y Joaquín estaban sorprendidos.—¿Hija?Felicia sonriò.—Sé que te daré una hija, será la niña de tus ojos, Joaquín, creo que hay que decirle