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Margot sonrió al escuchar a Rodolfo, era más agradable y diferente a la plática con él.—Entonces, dime, Margot, ¿Te decepcioné?—No, quiero decir, no de verdad, me agradas —dijo nerviosa.Él sonrió.—Bueno, tú también, màs que agradarme, me encantas.Ella estaba tan sonrojada, que èl pudo notar que no le era indiferente.«Jamás me fijaría en una chica como ella, no es mi tipo, no es hermosa o sensual, además, es la hermana del hombre que más odio en la vida», pensó.—¿Nos seguiremos viendo? —preguntó él.Ella sonrió, asintió.—Yo sí lo quiero, claro, si tú lo quieres.Rodolfo sonriò.—Es lo que màs anhelo, porque ahora que te conocí, Margot, no quiero dejar de verte jamás.Ella estaba sonriente, su corazón latía tan rápido que no podía más.—Te daré mi nuevo número, perdí mi anterior teléfono, por favor, bloquea el otro número, podría ser un ladrón.Ella asintió con rapidez, y anotó el nuevo número.***Diana y Joaquín salieron del despacho, cuando Opal corrió con ellos, parecìa asust
Días después.Margot estaba tan emocionada, su ilusión podía verse, Diana lo notó y de inmediato habló con ella.—¿Conociste a tu amado Jack?Margot sonrió, la abrazó.—¡Lo hice! Y es más perfecto de lo que pude imaginar. Es cierto que es un poco mayor que yo, pero es tan bello.Diana sonriò.—Me alegro, ¿y se volverán a ver?—Me siento tan libre, Diana, con mamá aquí, era terrible pensar en siquiera salir, pero ahora todo parece genial, sí, quiero verlo, pero, temo por mi hermano, no sé cuál será su reacción, pensé que èl no me querría, nunca me he sentido hermosa, pero en su mirada me sentí tan bella.Diana sonriò ante las palabras de Margot.—¡Porque eres bella! Margot, eres perfecta, y no tienes que cambiar para serlo para alguien màs, al final, quien te ama, te querrá tal y como eres —dijo Diana.—¿Y quién es ese hombre? —exclamó Joaquín, entrando abruptamente sin ser invitado.Las dos mujeres casi lanzaron un grito del susto.—¡Joaquín! —exclamó Margot, bajó la mirada, asustada.
Joaquín tomó la mano de Diana y la llevó con él hasta estar frente a todos los invitados.Tomó un micrófono para iniciar la presentación.—Bienvenidos sean todos, espero que esta nueva colección sea de su agrado, mi esposa Diana y yo les deseamos una agradable velada.La gente aplaudió y la fiesta comenzó.La gente observó el desfile, las joyas relucían entre las modelos, y ya muchos clientes estaban eligiendo las joyas que querían llevar.—Son joyas hermosas, tienes un gran diseñador, mi hermano me contó que antes yo diseñaba, ¿Es cierto, Joaquín?Joaquín sonrió, y acunó el rostro de la mujer.—Eras la mejor, esas joyas no se comparan con las bellezas que tú realizas —dijo Joaquín con palabras cálidas y llenas de amor.Diana sonriò.—Joaquín, quiero pedirte que le compres una joya a nuestra hija —dijo Felicia interfiriendo entre los dos.Diana y Joaquín estaban sorprendidos.—¿Hija?Felicia sonriò.—Sé que te daré una hija, será la niña de tus ojos, Joaquín, creo que hay que decirle
—¡Debemos irnos! —exclamó JoaquínJoaquín tomó la mano de Diana, ella parecìa ir a regañadientes.Margot estaba en el jardín, se sentía triste, pensó que Rodolfo la había dejado plantada.Estaba al borde del llanto, cuando escuchó una voz.—Hola, linda.Margot se giró a mirarlo, sus ojos se iluminaron, sonriò.Él la abrazó.—¡Creí que no vendrías! —exclamó—Imposible, solo estoy aquí por ti.—Te presentaré a mi hermano.Margot tomó su mano.Caminó a su lado y pronto se encontraron con Joaquín, quien llevaba de la mano a Diana, caminaban rápido, pero Margot cerró su camino.—Hermano…—¡¿Qué haces tú aquí?! —exclamó Joaquín mirando a Rodolfo con enojo.—¿Se conocen? —preguntó Margot.Joaquín vio que sus manos estaban unidas, estaba tan confuso.—¡Claro que lo conozco! ¿Y tú? ¿De dónde conoces a este hombre? ¡Suelta a mi hermana, Rodolfo Larson!—¡Él es mi novio! ¿Larson? —exclamó Margot soltando al hombre, le miró sorprendida—. ¿Tú…? ¿Eres un Larson?Rodolfo la mirò aturdido.—Sí, Diana
Joaquín llegó hasta la bóveda, encontró a una ambulancia recuperando cuerpos heridos de muchos guardias, notó que se habían llevado casi toda la nueva colección, maldijo entre dientes.La policía ya estaba ahí, le hizo muchas preguntas.—No parecen haber forzado nada, señor Andrade, ellos tenían una contraseña, y las cámaras lo mostraron, aunque los ladrones no dieron su cara, pues llevaban pasamontañas, ¿sabe quién pudo saber su contraseña, además de usted?Joaquín se quedó pensativo, mirò al hombre que le había dicho la clave, estaba en una camilla, y dijeron que estaba muerto, cubrieron su cadáver.Él tragó saliva, sintió una rabia infinita, ese hombre trabajo con èl muchos años, no era un traidor, entonces, ¿Quién estaba detrás de eso? ¿Quién era su verdadero enemigo? Joaquín negó.—No lo sé, pero algo debe saber, lo averiguaré, cuando lo sepa, esa persona pagará muy caro lo que ha hecho, y la justicia no será necesaria para mi propia mano.Joaquín se fue de ahí, estaba angustiado,
Joaquín corrió hasta el salón principal, pronto encontró ahí a ese hombre, abrazaba a su esposa, mientras Diana tenìa ojos asustados y sorprendidos.—¡Quita tus manos de mi mujer! —exclamó Joaquín.Esto hizo que Ronald retrocediera, pero le lanzara una mirada llena de odio.—¡¿Por qué no me dijiste que Diana había vuelto?! La dimos por muerta, ¿Por qué no dijiste que ella no murió?Joaquín le miraba con rabia.—¿Quién eres tú para darme explicaciones? ¡No eres nadie en nuestras vidas! Vete.—¡No me iré! —exclamó, luego tomó la mano de Diana—. Diana, ven conmigo, te aceptaré con tus hijos, este hombre no es de fiar.La mirada de Diana se volvió sorprendida.—¡Basta! Detente, Ronald —gritó Diana al ver su violencia.Joaquín lo apartó de ella y lo empujó, esto asustó a la mujer.—¡Joaquín!Ronald se levantó del suelo y le miró con odio.Joaquín miró a Diana.—¡Por favor, Diana! ¡Déjanos a solas!—¿Para qué se maten?—Diana, por favor, querida, obedece —suplicó JoaquínDiana los miró con
Margot caminaba de un lado a otro, estaba desesperada, llamó por teléfono a Rodolfo, èl no respondió.Sin embargo, en unos minutos, Rodolfo le devolvió la llamada.—Rodolfo —dijo ella con una voz triste—. ¿Puedo verte? ¡Necesito verte!—Claro, ¿Qué pasa, cariño? ¿Estás llorando?Ella no pudo evitar sollozar.—Por favor, ¡solo necesito verte! —exclamó—Bien, ¿Dónde estás?Ella le indicó donde estaba.—¡Escapé de casa!Margot no pudo ver la sonrisa que tenía Rodolfo.—Espérame donde estás, Margot, iré por ti ahora mismo.Colgaron la llamada, Margot esperó ahí, tan asustada, pensando si debía volver a casa, o arriesgar todo por lo que sentía.***Joaquín estaba enfurecido.—¡Esto es obra de tu maldito hermano! —exclamóDiana le miró con rabia.—¡No te atrevas a dañar a mi hermano!Joaquín estaba furioso, salió dando un golpe en la puerta, y salió muy rápido de ahí.Diana lo miró desde su ventana, Joaquín subió a su auto y se fue.Ella llamó a Rodolfo, pero èl no le respondió, se quedó ang
Rodolfo detuvo el beso. Humedeció sus labios, estaban tan cerca, sintió su cálido aliento, besó sus labios de nuevo, había un calor extraño entre sus cuerpos, no pudo resistir más, era un beso dulce, que apremió, la cargó a horcajadas, la llevó a la cama, ninguno dijo nada, eran dominados por dulces caricias, tan calientes que combinaban con el ambiente.Las manos de Rodolfo comenzaron a desnudar su cuerpo.Sus lenguas danzaron en ardientes caricias, besó su cuello, su cuerpo estaba ante él, aunque estaban casi en penumbras, pudo distinguir su esbelta figura, no estaba nada mal.Sintió esas manos temblorosas, Margot estaba demasiado tentada para parar y fue despojándolo de su camisa, su mano descendió desde su perfecto abdomen hasta su cinturón, quitándoselo.Él sonrió con un aire de lujuria.La puso en la cama, terminó de desnudarse frente a ella, se puso encima, su lengua acarició sus pechos, ella gemía, jadeaba, estaba tan excitada, sostenida de las sábanas, al sentir como la mano d