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Margot caminaba de un lado a otro, estaba desesperada, llamó por teléfono a Rodolfo, èl no respondió.Sin embargo, en unos minutos, Rodolfo le devolvió la llamada.—Rodolfo —dijo ella con una voz triste—. ¿Puedo verte? ¡Necesito verte!—Claro, ¿Qué pasa, cariño? ¿Estás llorando?Ella no pudo evitar sollozar.—Por favor, ¡solo necesito verte! —exclamó—Bien, ¿Dónde estás?Ella le indicó donde estaba.—¡Escapé de casa!Margot no pudo ver la sonrisa que tenía Rodolfo.—Espérame donde estás, Margot, iré por ti ahora mismo.Colgaron la llamada, Margot esperó ahí, tan asustada, pensando si debía volver a casa, o arriesgar todo por lo que sentía.***Joaquín estaba enfurecido.—¡Esto es obra de tu maldito hermano! —exclamóDiana le miró con rabia.—¡No te atrevas a dañar a mi hermano!Joaquín estaba furioso, salió dando un golpe en la puerta, y salió muy rápido de ahí.Diana lo miró desde su ventana, Joaquín subió a su auto y se fue.Ella llamó a Rodolfo, pero èl no le respondió, se quedó ang
Rodolfo detuvo el beso. Humedeció sus labios, estaban tan cerca, sintió su cálido aliento, besó sus labios de nuevo, había un calor extraño entre sus cuerpos, no pudo resistir más, era un beso dulce, que apremió, la cargó a horcajadas, la llevó a la cama, ninguno dijo nada, eran dominados por dulces caricias, tan calientes que combinaban con el ambiente.Las manos de Rodolfo comenzaron a desnudar su cuerpo.Sus lenguas danzaron en ardientes caricias, besó su cuello, su cuerpo estaba ante él, aunque estaban casi en penumbras, pudo distinguir su esbelta figura, no estaba nada mal.Sintió esas manos temblorosas, Margot estaba demasiado tentada para parar y fue despojándolo de su camisa, su mano descendió desde su perfecto abdomen hasta su cinturón, quitándoselo.Él sonrió con un aire de lujuria.La puso en la cama, terminó de desnudarse frente a ella, se puso encima, su lengua acarició sus pechos, ella gemía, jadeaba, estaba tan excitada, sostenida de las sábanas, al sentir como la mano d
Joaquín buscaba a su hermana, cuando recibió esa llamada.—¿Qué pasa? —exclamó molesto—¡Señor! Su esposa… ¡Ella ha escapado! —dijo el guardia con mucho temor.Esas palabras fueron como dos cuchillos sobre el pecho de ese hombre.Quien detuvo a su chofer.—¡Vuelve a casa!***Joaquín estaba desesperado, una ligera lluvia caía en la ciudad.La idea de no volver a ver a Diana lo enloquecía, lo mataba.Condujo su propio auto por varias calles, hasta que, de pronto, divisó una figura menuda en medio de la carretera.Bajó de inmediato cuando la reconoció.Corrió hacia ella.—¡Diana!Diana se detuvo, Joaquín fue a su lado, su mirada era severa, la tomó de los brazos y la acercò a su cuerpo con fuerza.—¡¿Dónde demonios estabas?!—¡Estaba con mi exnovio! Estaba con Ronald.Los ojos de Joaquín se abrieron sorprendidos, jamás pensó escuchar esas palabras.—¡¿Qué?!—¿Por qué no quería que lo viera, Joaquín? ¿Qué ocultas?Joaquín la soltó, sintió miedo.—No es claro, es tu exnovio, no quiero que
Diana logró empujar al hombre y romper el beso, un destello de dolor estaba en los ojos de Joaquín.—¡Diana… por favor!—¿Por favor? Hablas de amor, pero nunca te acercaste a mí por amor, no mientas más, Joaquín, si fueras alguien bueno, solo me dejarías ir.—¡¿Por qué siempre quieres escapar de mí?! ¿No piensas en nuestros hijos?—Por ellos es que lo hago, no merecen vivir en este matrimonio roto, ¡como si no estuvieras esperando a un hijo con otra! ¡Como si no me hubieras mentido por cada día que te ame!El hombre bajó la mirada.De pronto, Joaquín la cargó en sus brazos.—¡¿Qué haces?!—Llevarte a donde perteneces, ese lugar es nuestro hogar.Ella no pudo decir nada, la subió al asiento de copiloto y condujo rumbo a la casa.***Al llegar, Joaquín se enteró de que su hermana aún no había vuelto, maldijo entre dientes, tenìa miedo por Margot y ordenó que siguieran buscándola.Diana intentó ir a su habitación, pero el hombre le retuvo.—No irás a ninguna parte.—¿Qué quieres de mí, Jo
—¿Qué haces? —preguntó casi asustada cuando esas manos hicieron que su vestido cayera al suelo, exponiendo su cuerpo delante de él.—¿Qué hago? Pues, quiero hacer el amor con mi esposa, ¿Así es como debo decirlo? —dijo Joaquín con tono de suficiencia que ella odió.Ella lo miró sorpresiva, un mohín de burla se formaba en el rostro de Joaquín al sentir el estupor de la mujer, pero también pudo sentir su piel erizada por su toque.—¡Claro que no! Mejor vete, Joaquín.—No lo haré, eres mi esposa, tienes una obligación que cumplir.—Yo… —ella titubeó tratando de encontrar una buena razón para alejarlo—. No quiero, punto. Así funciona esto, si la esposa no quiere, el esposo debe soportar.Joaquín comenzó a reír a carcajadas.—¡Por favor! Eres muy graciosa, Me encantan tus chistes, por cierto —ella puso los ojos en blanco de fastidio, estaba comenzando a abrumarla—. Hay un problema, Diana, y es que, en realidad, tú quieres esto, es màs, te estás muriendo de ganas porque te haga mía —dijo con
Rodolfo despertó y observó a la mujer, miró en las sábanas, estaba la prueba de que esa mujer era solo suya.Su corazón dio un vuelco, ¿Qué había hecho?Eso no estaba en sus planes de venganza, pero lo hecho estaba hecho.Margot abrió los ojos, miró al hombre con algo de vergüenza, Rodolfo sonriò con dulzura.—¿Estás bien?Ella asintió, cuando la realidad golpeó su pecho.—¡Mi hermano me matará! Debo irme.—Entonces, que nos mate a los dos, porque no hay forma en que te deje ir.Ella se quedó perpleja, èl sonriò.—Cásate conmigo, Margot, yo te amo.Ella se quedó sorprendida.—¿De verdad quieres esto?Él se acercó, la abrazó a su pecho.—No anhelo nada màs que eso.Margot se sentía en un sueño de gran felicidad, se sentía amada por primera vez.***Diana gritó, Felicia retrocedió y vio al hombre tocando en su pecho derecho, ella había disparado contra èl.Diana tomó su teléfono, pidió una ambulancia.Felicia chillaba fuera de control.Los guardias entraron y apuntaron a la mujer.—¡Su
El doctor les indicó que Joaquín estaba siendo operado, y que duraría varias horas.—¿Sobrevivirá? —exclamó Margot con voz débil—Todo depende de esa operación.Diana hundió la mirada, estaba desesperada, caminaba de un lado a otro. Su preocupación era palpable en su rostro.Margot se alejó un momento.Rodolfo se acercò a Diana.—Sé que no eres capaz de querer su muerte, pero, Diana…—¡¿Quieres que muera?!Él le miró sorprendido.—Aunque no lo creas, no lo quiero.—No debe morir, no puede morir, mis hijos no lo soportarían—Diana, no pierdas de vista el objetivo, de todos modos, cuando todos esté hecho, debemos escapar de su lado con tus hijos.Diana bajó la mirada, Rodolfo la mirò titubear.—No olvides que ese hombre mató a nuestra familia, y a ti también casi te mata, por favor, no olvides la historia.Diana se alejó de él. No podía pensar en nada.Las horas pasaron lentas, y desesperantes, hasta que al fin el doctor apareció.—La operación fue exitosa, pero el paciente aún estará
Ronald se detuvo, pero logró ocultar la jeringa, miró a Diana bastante sorprendido de verla ahí.—Diana…—¿Qué haces aquí, Ronald? —el hombre notó el recelo en la mujer.—Quise venir a ver como estaba Joaquín, lo hago por ti, tú me importas, ya te lo dije.Diana sintió un escalofrío, apuntó afuera, y ambos salieron.—No es buena idea que estés aquí, Ron, debes irte —dijo ella con firmeza, eso lo sorprendió, las sospechas ya estaban en su mente desde ayer.«Ella no recuerda a Joaquín, hice que le odiara, ¿Por qué parece que le importa? ¿Es que ese maldito amor nunca muere?», pensó con profunda desesperación.—Si èl muriera, ¿no sería lo mejor?Los ojos de Diana se abrieron enormes.—¡Cállate, Ron! —exclamó con rabiaEntonces, lo supo, algo pasaba entre Diana y Joaquín, ese hombre estaba reconquistando su amor, Ronald sintió que estaba muriendo de dolor.—¡Ese hombre mató a tus padres! Confesó su crimen en tu cara, yo estuve ahí, Diana, me enferma que no lo puedas recordar, ¡ese hombre