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Diana intentó escapar de Joaquín, pero era tarde, él la atrapó de nuevo en sus brazos.El hombre tenía una mirada severa, rabiosa, cargada también de dolor.—¿Qué dices, Joaquín?—¡Hablo de tu amante! ¡¿Lo negarás?!Ella tenía un gesto como un ciervo a medianoche entre los faros.Joaquín se sintió insultado. Tomó el teléfono y le mostró las imágenes.Diana se quedó de piedra, había creído ser más lista que los guardias de Joaquín, pero nunca pensó tener a su propio paparazzi ahí.Tragó saliva al ver el rostro del hombre.—Yo...—¿Huiste con otro hombre, Diana?Ella le miró con sorpresa.—¡No!—¡No me mientas! —exclamó—No hui con nadie, vienes y reclamas, pero, tú sí que estuviste con otra mujer, yo no te lo estoy recriminado.Él se acercó furioso.—¿Es eso una justificación?Ella negó, él la tomó y la llevó a la cama, ella no pudo escapar, cuando cayeron ahí.Sus miradas se encontraron, él estaba muy cerca de su rostro.—¡Dime! ¿Quién es ese hombre?—¿Por qué te importa tanto?—¡Maldi
Al día siguiente.Joaquín estaba vistiéndose, Diana recién despertó, sus ojos parecían cansados, no era para menos, ayer había dormido muy poco.Èl la escuchó llorar, era un llanto muy lento y silencioso, como si no quisiera ser descubierta.Diana fue a vestirse, no le dirigió una sola palabra.—Te veo en el jardín, desayunaremos y luego, iremos a buscar al tal Rodolfo Larson.Joaquín salió y cerró la puerta de un portazo, se notaba que aún estaba furioso.Diana tocó su pecho, no tenìa como comunicarse con Rodolfo.«¿Y si le hace daño?», pensóTuvo miedo, pero decidió tentar a su suerte, no tenìa màs remedio.Una vez vestida, bajó la escalera, y encontró a sus hijos y a Joaquín en el jardín, desayunaron en silencio, Margot se unió, todo parecìa paz.Hasta que Pilar bajó, estaba molesta y lanzó unas fotografías sobre la mesa en el lado de Diana.—¡Hipócrita, zorra! ¿Cómo te atreves a regresar como la señora Andrade, cuando abandonaste a tus hijos por un hombre?Los niños comenzaron a l
Joaquín miró al hombre con rabia, solo imaginar que pudiese tocar a su esposa, que hubiese mentido y no fuese su hermano.Diana sonrió levemente.—¿Qué hacen aquí? —exclamó Rodolfo—. Pensé que habías elegido a este hombre que a tu hermano y familia.Diana se sorprendió, pero bajó la mirada.—Yo…—¡¿Quién eres tú?!Rodolfo miró al hombre con ojos acerados.—¿No me conoces? ¿De verdad? Hablemos aparte, tú y yo, de hombre a hombre, si te atreves.Los ojos de Joaquín se volvieron crueles, no aceptaba ese desafío, su rostro era feroz.Antes de que Joaquín se alejara, Diana tomó su brazo.—Por favor, no le hagas daño.Los ojos de Joaquín la miraron con rencor, mir``o su brazo, ella sintió miedo, tuvo que soltarlo.Joaquín y Rodolfo se alejaron para hablar.—¡¿Quién eres tú?! ¿Es cierto que eres el hermano de Diana?Rodolfo le miró con tal rabia, que Joaquín no tuvo duda, ese hombre sabía cosas.—Sì, soy su hermano.—¡Quiero pruebas! —exclamó con furia.Rodolfo estaba enojado de que no le cr
Joaquín deambuló por la habitación.—¡Yo no maté a tu padre! No hice eso.—¡No mientas! M*****a sea, sé que lo hiciste, ¿Por qué mantuviste a mi hermana encerrada todo el embarazo? Solo para que no supiera la realidad.—¿Y por qué no fuiste a buscarla? ¿Por qué no te enfrentaste a mí?—Porque pensé que me odiaba por ser un hijo bastardo, ella no me conocía. Joaquín, sé que tú mataste a nuestra familia, no vas a cambiar mi opinión de ti.—Voy a demostrarle a Diana que yo no lo hice.—Ah, ¿sì? ¿Y cuándo le confesarás la verdad? Estás aprovechándote de su amnesia para tenerla a tu lado de nuevo, no creas que no puedo ver a través de ti —dijo Rodolfo.—¡Y eso seguirá así! Porque si le dices algo, si te atreves, Diana no volverá a ver a sus hijos, ¿quieres eso?Rodolfo se sintió desarmado, le mirò con desprecio.—¡Eres un desgraciado!—¡Voy a demostrar mi inocencia, Rodolfo Larson! Te voy a demostrar que no soy un asesino, pero, no te atrevas a volver a alejar a Diana de mi lado, porque el
—¡No te atrevas a disparar! —exclamó Joaquín—¡Mi hija está muriendo, y espera un hijo tuyo, Joaquín!Los ojos de Joaquín se ensancharon al escucharlo, no pudo evitar sentir miedo, y ver a Diana de reojo, quien estaba tan sorprendida como él.El padre de Felicia bajó el arma.—¡Tienes que hacerte cargo de tus obligaciones! Debes reconocer a tu hijo, y divorciarte de ella, porque ahora mi hija será tu esposa.Diana retrocedió un paso y los hombres de Joaquín detuvieron al hombre y le quitaron la pistola, hasta hacerlo arrodillarse y que ya no fuera una amenaza.Diana entró en la casa, mientras su suegra y Margot aparecían.—Pero… ¡¿Qué ha pasado, Joaquín?! Porque el padre de Felicia actúa de una forma tan errática, ¿Es cierto que ella está hospitalizada? —exclamó Pilar, pero Joaquín no la escuchó y fue detrás de Diana.Diana entró en su alcoba, pero Joaquín fue detrás de ella, se miraron fijamente.—¿Así qué la embarazaste? Bien, Joaquín, entonces, déjame ir, dame el divorcio, cásate co
—¡Escúchame, Felicia! No puedo decidir lo que tú hagas con tu cuerpo, pero no aceptaré tus chantajes, si decides terminar el embarazo, puedes hacerlo, pero te olvidas siquiera de que yo vuelva a ver tu cara, porque te despreciaré hasta mi muerte, en cambio, si eliges tenerlo, yo cuidaré de mi hijo y de ti por ser su madre.—¡Yo te quiero conmigo, Joaquín!—Lo siento, Felicia, es todo lo que puedo ofrecerte, tómalo o déjalo.Joaquín salió de ahí, ella sollozó sin control.Encontró al padre de Felicia que le cerró el paso.—¡No te irás sin hacerte cargo!Joaquín estaba bien harto del viejo, lo tomó del cuello y lo puso contra la pared.—¡¿Quién te crees para hablarme así?! ¿Eh? ¡Podrías estar muerto por esto, idiota! Escúchame bien, si tu hija quiere tener al bebé, yo lo cuidaré, pero si no quiere, y decide terminar el embarazo, ¡no la quiero volver a ver y te olvidas del apoyo que te he dado! No quieran chantajearme, porque todavía no nace quien pueda hacerlo.Joaquín soltó al hombre y
Las manos de Margot no dejaban de temblar, mientras luchaba por llamar por teléfono, sus sobrinos lloraban.Cuando escuchó la voz de su hermano, Margot no pudo evitar sollozar.—¡Hermano…!—¿Margot? ¿Qué pasa? ¿Por qué lloras?Margot estaba en un sollozo, pero luchó porque su voz fuese escuchada.—¡Se llevaron a Diana!—¡¿Qué?! —exclamó el hombre desesperado—. ¿Dónde estás?***Margot abrazó a los niños.—Mamá va a volver, tranquilos, por favor, mamita va a volver y todo estará bien.Solo quince minutos después, Joaquín llegó, sacó a los niños y los abrazó a su pecho, el rostro de Joaquín estaba desesperado, besó las frentes de los pequeños y miró a su hermana.—Vayan con Jacques, por favor, traeré a su mamita.El guardia cargó a los niños y los llevó al auto.Joaquín se acercó a Margot. Le pidió que le contara todo, ella lloraba, pero logró decirlo todo.—¡Entonces, mi propio chofer y guardias son traidores! M*****a sea, escúchame, Margot, ve al auto con los niños, vayan a casa, y no
Diana temblaba de miedo, estaba de nuevo con la boca cubierta por cinta, mientras Pilar la miraba con rabia.Los hombres entraron—Quiero que la lancen a un barranco, o que se deshagan de ella, lo que sea, pero no quiero volver a verla.Los ojos de Diana estaban cubiertos de lágrimas, ahora creía a esa mujer capaz de todo lo malo en el mundo.Pilar sonriò.—Nos vemos en el infierno, Dianita, y salúdame a tu padre.La mujer estaba a punto de salir, cuando vio esa silueta entrar por la puerta, sus ojos se engrandecieron, pero no màs que los de Joaquín.—¡¿Cómo has podido, madre?!—¡Hijo! —gritó la mujer desesperada, no podía creer que su hijo la hubiera descubierto.Cuando Joaquín observó a su esposa, maltrecha y atada, sintió que el corazón se le empequeñeció, corrió hacia ella, a liberarla, su madre intentó escapar, pero rápidamente fue detenida por los guardias de Joaquín.—¡Diana!Diana abrió los ojos, le miró con lágrimas, èl la ayudó a liberarse, pronto la mujer cayó en sus brazos