Episodio 43: Distorsión

El eco de los monitores llenaba la habitación, un pitido monótono que subrayaba el ritmo de los latidos de Blair. Sus párpados temblaron antes de abrirse por completo, revelando unos ojos que buscaban con ansiedad el techo blanco y desangelado del hospital. La sensación aún viva de unos labios contra los suyos la sacudió; el sueño —o recuerdo— era tan vívido que aún podía sentir el calor del beso de Massimo Agosti. Su pecho subía y bajaba rápidamente, cada respiración era una batalla para calmar el torbellino en su interior.

—¿Dónde… estoy? —murmuró, su voz apenas un susurro.

Al intentar incorporarse, sintió un mareo que le nubló la vista, pero pronto notó una figura sentada junto a su cama. Alejandro, con su impecable traje negro, la observaba con una mezcla de preocupación y algo más, algo que no podía descifrar del todo. Sus ojos azules eran insondables, como un pozo sin fondo.

—Despertaste —dijo él con un tono calmo, casi ensayado, aunque sus dedos tamborileaban contra el reposabr
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