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2: "No lo mires a los ojos"

Moira

Estoy asustada, lo he estado desde hace dos semanas cuando ese estúpido tipo entro a mi casa y me golpeó. Una hora antes estaba tan tranquila bebiendo con mis compañeros de trabajo y a la siguiente...

Me desperté en medio barco de carga, rodeada de mujeres llorosas que parecían haber estado más tiempo que yo en este lugar.

He oído hablar de estos tipos, son contrabandistas que secuestran mujeres para venderlas a los lycans. Un negocio que permanece fuera de las manos del ALI o al menos eso dicen ellos.

Soy periodista y es verdad que el hecho de que mantengan la carga en un barco en medio del mar los ayuda a no ser rastreado, pero estaba segura de que esos tipos lo sabían.

Un claro ejemplo es este, dirijo mi mirada hasta el hombre detrás del volante y siento que voy a morir de furia. Odio a las los lycans y sus estúpidas fachadas de hombres solidarios que solo quieren la paz.

¿Qué paz?

Fueron crueles, siguen siéndolo. El hecho de que se escondan detrás de la falsa excusa de no poder controlar sus instintos me molesta. Viví en carne propia lo que son capaces de hacer. No puedo borrar todavía esa imagen de mi mente y ahora estoy aquí, sentada en el auto de uno de ellos en contra de mi voluntad.

Mi suerte es un desastre porque de ser cualquier otro Lycan podría tener la esperanza de escapar, pero este es un alfa. Uno conocido en el mundo humano por ser uno de los tres miembros del consejo central del ALI, una suborganización gubernamental creada por la asociación sobrenatural internacional.

Lo he investigado antes, de hecho los he investigado a todos y cada uno de estos malditos animales tienen sus propios secretos oscuros. Secretos que estoy segura, el resto de los sobrenaturales han dejado pasar porque son tipos atractivos que engañan a mujeres humanas ilusas que creen que pueden pensar como personas.

No lo hacen, el día que mis padres murieron ese tipo me miro, sus ojos se clavaron en los míos fijamente y de no ser porque la policía llegó me habría matado por pura satisfacción.

Pateo el asiento frente a mi molesta, el tipo sentado en él me da una mirada fría desde el retrovisor y puedo ver el brillo dorado en sus ojos.

Mi cuerpo se tensa, la sensación de pánico vuelva a surgir, pero soy incapaz de resistirme al truco estúpido que acaba de usar conmigo.

Existe una canción en el mundo humano creada para asustar a los niños desde que descubrieron que los lycans existían y es justamente esa canción la que viene a mi mente.

«En la noche oscura no debes correr, si el lobo viene te va a comer. Nunca los mires directo a los ojos o desaparecerás bajo un cielo rojo»

Ahora que lo pienso, esa canción es bien tétrica...

—Despierta

Mis ojos se abren de golpe, el auto se ha detenido en algún lugar, pero está demasiado oscuro para ver dónde. La puerta a mi lado se abre, la mano del lycan toma la mía obligándome a salir del coche.

—¡Auch!

Grito cuando mis pies son pinchados por las rocas en el suelo. Los ojos brillantes en la oscuridad, se mueven hasta ese lugar y soy alzada una vez más.

—¡Suéltame!—grito—¡Sucia bestia apestosa!

Caigo sobre mi trasero cuando obedece, él se yergue sobre mí y puedo notar la molestia en su tono.

—¿Sucio?—bufa—¿Bestia? ¿Apestoso?

Él niega, su silueta se distingue mejor ahora que mi vista se ha acomodado a la oscuridad y mi corazón de un salto cuando él se inclina sobre mí.

—Huelo bien, estoy siendo demasiado paciente como para ser una bestia y me duche hace tres horas—sus dedos toman un mechón de mi cabello—en cambio, tú...—Niega—hueles a sal, herrumbre y algo más que no voy a decir para avergonzarte. Estás cubierta de suciedad y sigues dando coces como un caballo loco ¿Quién es el animal sucio y apestoso aquí?

Tengo su mandíbula, él suspira. Me toma una vez más sobre su hombro y soy llevada hacia algún lugar. Puedo ver las luces de alguna ciudad más allá de la oscuridad, pero están demasiado lejos como para conseguir llegar antes de que él me atrape, así que mejor aceptar mi muerte con dignidad.

Probablemente, está llevándome a un sótano oscuro donde tiene todos sus juguetes del terror y me hará trozos antes de comerme. Estoy sien porciento segura de que este tipo es un Psicópata loco que se oculta detrás de esa fachada de hombre sensual que...

¿Hombre? ¡No es un hombre!

Es una bestia, un perro mezquino que probablemente entierra cadáveres en este terreno alejado donde nadie puede encontrarlos.

Aunque no creo que nadie venga por mí, cuando mis padres murieron el gobierno me mantuvo en un hogar sustituto por dos años, pero apenas cumplí los dieciocho tuve que luchar por mi cuenta y supongo que lo que me dijo esa bruja hace unos meses en el cumpleaños de una amiga es verdad.

No se puede escapar del destino, parece que el mío era morir en manos de un lobo. Aunque tengo que admitir que este es más atractivo que aquel animal amorfo que entro en mi casa.

Los pasos de mi captor se detienen, escucho una puerta, abrirse mediante un código y entonces la luz me ciega. Parpadeo varias veces para acostumbrarme a la nueva Luz. Mi posición me impide ver mucho más allá del portón gigantesco dónde estamos, pero entonces soy tirada al suelo una vez más y todo el lujo a mi alrededor es simplemente arrollador.

Los techos altos de este lugar me dicen que no es un sótano del terror, más bien una mansión del terror. Las paredes marmoleadas, repletas de obras de arte, tampoco parecen las de un lugar de tortura.

—Toma una ducha—dice él entonces—no puedes huir, la casa está sellada y únicamente puedes abrirla con mi huella o el código que obviamente no voy a decirte.

Sus manos rozan ligeramente mis dedos y un momento después la opresión en mis muñecas desaparece. Las froto algo adoloridas por haber estado demasiado tiempo prisioneras de esas ligas. Mis músculos protestan cuando intento ponerme en pie y el maldito lycan me ayuda a mantener mi equilibrio.

—Si vuelves a llamarme perro, bestia o alguna de esas cosas voy a llevarte hasta mi habitación y te voy a mostrar lo que es realmente ser una bestia.

Abro mis ojos en pánico, intento cubrir con mis manos la tela de mi desaliñada blusa y él niega.

—Dúchate, usa cualquier habitación, no puedo seguir soportando ese olor a basura que desprendes.

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