DillonEl sabor dulce en mis labios se mezcla con el aroma abrumador que comienza a desprenderse de ella. Mi mente empieza a volverse irracional y acuno su rostro entre mis manos para hacer aún más profundo el beso.La mujer bajo mí jadea, su lengua se mueve alrededor de mi boca y noto la tensión en su cuerpo cuando su lengua roza mis dientes.Luis encías pican, el calor abrumador que recorre mi cuerpo es demasiado familiar y la dureza entre mis piernas se siente a cada momento más molesta. Ella jadea mientras bebo ese dulce sonido que escapa directamente hasta mis labios. Mis instintos están cada vez más cerca de la superficie.Mis dedos se mueven hacia su cabello a la vez que guío el beso profundo al que está respondiendo. Sus manos sujetan fuertemente mis hombros, sus uñas se clavan en mi piel de una forma demasiado erótica y cuando mis manos rozan esa extraña cicatriz entre su cabello todo termina.—¡No!—grita alejando su boca de la mía—¡Suéltame! ¡Suéltame!Aparto mi rostro de su
DillonEl silencio que antes reinaba en mi casa se ve ahora interrumpido por algún tipo de sonido que no logro identificar, pero que defiende parece un aullido de dolor.«Dulces labios de miel, dulces ojos café, eres tú,Hu,Hu,Hu,»La melodía discordante que se filtra bajo el sonido me recuerda que una mujer que me dieron como regalo está abajo haciendo alguna cosa.El repiqueteo constante se detiene,ella suelta una ligera expresión de aprobación y bajo de la cama aún cansado de la noche anterior.Mis pies se mueven por si solos hacia el baño, me doy una ducha rápida antes de colocarme el traje que uso todos los días para ir al trabajo. Listo para salir de casa.—¡Tu piel es miAaaaa!—gritan desde la cocina—¡Tus labios son mi perdición, como el café como una dulce drogaaaaaa!Arrugo el puente de mi nariz ante esa nota discordante, bordeo la sala de estar para llegar al comedor y mis ojos ven a la chica desaliñada que está utilizando mi cocina. La camiseta holgada que lleva es mía, los b
Moira Termino de comer la última de las tostadas que preparé y alejo de mi mente esa insistente necesidad de llorar.Ayer todo fue muy raro, de hecho aún no logro entender qué está pasando por mi cabeza. Lo besé, lo disfruté y si ese maldito tipo no sale corriendo lejos de mí sabría dios que haría. Mi cabeza duele, paso una mano por la cicatriz oculta por mi cabello mirando a mi alrededor.La inmensa casa donde desgraciadamente tengo que permanecer parece un museo de arte. No podría decir si clásico o contemporáneo porque las paredes están repletas de cuadros con diferentes conceptos.Hoy en la mañana simplemente me desperté dispuesta a disfrutar un poco de los pocos días que me quedan en este mundo. Si ese molesto alfa decide asesinarme al menos podré morir cómodamente.Dejo el plato que usé sobre el lavaplatos para luego limpiar mis manos sin poder evitar que esa curiosidad innata en mí tomé el control de mi cuerpo. Camino fuera del comedor.La luz que entra por las ventanas inmens
Moira—Ven aquí muchacha—suspira—no me hagas tirar la puerta abajo.Muerdo mi labio asustada, mis manos obedecen a su orden y mis ojos se encuentran con el rojizo brillante en los suyos.—¿Estás bien?Suena genuinamente preocupado, doy un ligero asentimiento de cabeza aunque lo que realmente quiero es gritar. Bajo mi mirada a la camisa sangrante, veo que está rasgada, no me agrada la preocupación que genera en mí.La chaqueta no está igual que sus zapatos. Esa incertidumbre dentro de mí me hace molestarme, así que aparto los ojos.—Ese... ese lycan intentó...—Disculpa—la voz que surge desde las escaleras hace que de un paso atrás. Mis ojos captan el rostro conocido que unos minutos antes comenzó a cambiar de manera espantosa frente a mí.—Él es Adam—dice Dillon—mi hermano, no quiso hacerte daño.—¡Mentira!—grito—¡Él dijo que no debía estar aquí!—dudo un segundo—iba a hacerme daño, lo sé.—¿Lo ibas a hacer?Dillon mira al chico molesto, este maldice antes de pasar una mano por su cabe
DillonEl sabor de su cuerpo se filtra entre mi sentido común, apagando lentamente esa voz que sabe estoy arriesgándome más que en toda mi vida, pero que puedo hacer.Si su olor era bueno, su sabor es incomparable. La mujer que gimotea bajo mi boca hace que mi miembro se endurezca un poco más justo en el momento que noto el latir de su punto más sensible contra mi lengua.Es extraño, el calor que quema mis venas es demasiado familiar al igual que olor almizclado que ha llenado la habitación y viene directamente de su piel.Lujuria, lujuria pura, casi palpable. Algo sé solo puede olerse en nuestras mujeres durante la época de apareamiento y eso es imposible.Ella es humana, no puede oler así, eso no es...El sonido de un jadeo me aleja de mis cavilaciones. Coloco mis dedos entre sus piernas e intento entrar en su cálida humedad. La estrechez en ella los envuelve y el ligero apretón que dan sus paredes hacen que mi pantalón se sienta todavía más apretado, es entonces cuando siento el ho
Moira.Mi cabeza palpita una y otra vez, al igual que la sangre entre mis piernas. No me siento bien, de hecho ni siquiera sé qué siento ahora mismo.Camino tambaleándose hasta el baño de la habitación y un pequeño flujo de sangre desciende desde mi pantorrilla.¡Me mordió!Un temblor incontrolable me hace cerrar los ojos con fuerza, me detengo un segundo frente al espejo intentando contener esa necesidad latente entre mis piernas.¿Qué habría hecho si no lo llamaban?¡Me habría acostado con él!No puede ser, nunca sentí una necesidad tan grande y jamás en mi vida creí que está lujuria sería provocada por un lycan.Un lycan, los seres que más he repudiado desde que era una niña. Mi madre siempre decía que eran malos, que debíamos ocultarnos de los lobos para poder tener una vida tranquila y recuerdo que siempre rentaba casas en la zona céntrica de la ciudad.No importaba si era caro, ella decía que un poco de dinero extra podría salvarnos la vida, pero no fue verdad.Ese monstruo nos
Dillon—¡Te necesito Dillon!Esas palabras cortan el último hilo de cordura que tengo en mí. Los instintos lycan de mi sangre hacen que pierda totalmente mi lado racional.Regresé a casa furioso con Ada, nos mordimos un poco después de golpearlo hace un rato, pero luego la encontré en la ducha.Inconsciente, tirada sobre las baldosas con su olor inundando todo el lugar.Cierro mis ojos mientras dejo de respirar por la boca tratando de ignorar así toda esa maravillosa esencia que escapa de su cuerpo.La mano entre los dos está fuertemente sujeta a mi miembro, el mismo que desesperado por unirse en su interior, pero esa parte de mí que sigue consciente sabe que esto está mal.No sé exactamente por qué ella parece estar en celo, ni siquiera creo que pueda pensar en este momento y el olor solo está haciendo las cosas más difíciles.—¡Dillon! ¡Por favor!Súplica la mujer bajo mi cuerpo con los ojos cargados de deseo, ella sujeta mi miembro más cerca de su propio calor y trago una palabrota
MoiraUna ligera brisa me hace parpadear. Germanesco un minuto con los ojos cerrados recordando cada una de las cosas que sucedieron ayer. No puedo creer o mejor dicho, no lo quiero creer. ¡Con un Lycan!No con uno cualquiera sino con el peor de todos.¡Terminé en la cama con Dillon!Me renuevo entre las sábanas, odiándome a mí misma. Coloco una almohada sobre mi rostro para evitar gritar como una loca en medio de la habitación.Es verdad que el calor en mi piel se fue, que ese dolor segador entre mis piernas ha desaparecido, sin embargo, estoy disgustada. Los odio, mi vida fue un tormento por culpa de esos sucios lycans y siempre me alejé de ellos como mi madre pidió pero...Un ligero latir en mi pecho me hace jadear, me retuerzo un poco más entre las mantas al recordar todo lo que hicimos. La forma desesperada de la que respondí a su tacto.¡Estoy loca! ¡Pedí la maldita cabeza! ¡Es un Lycan!—¿Ya terminaste de agonizar?Aparto la almohada de mi rostro para posar mis ojos sobre el du