Inicio / Hombre-lobo / El regalo del alfa / 1: "El regalo del Alfa"
El regalo del alfa
El regalo del alfa
Por: Laurann Kleypas
1: "El regalo del Alfa"

POV Dillon, Alfa

Parecía haber un olor peculiar a mi alrededor, y guardé impacientemente  la maleta repleta de dólares y le dije a Antón,

Dentro de dos días ve al mismo lugar de siempre—le digo —quitaré los guardias por dos horas, así que trata de sacar todo el producto que tengas antes de eso.

No hay problema, mi estimado Alfa Dillon— sonríe—Como siempre es un placer negociar con usted.

El tipo se inclina, el olor rancio que proviene de él me desagrada.

Antón es una rata, trafica con los vicios de los humanos, pero no me importa. Es un buen negocio, él cultiva en mis tierras lejos de sus leyes humanas y recibo un pago sustancioso por ello.

Señor Dillon—él detiene sus pasos para mirarme—Casi olvido que tengo un regalo para usted.

No me interesa—le digo—ya sabes que no consumo de eso que vendes.

Es algo más—frota sus manos con malicia—un regalo exótico digno de un alfa como usted.

No quito la mirada de sus ojos, el hombre se encoge.

Muéstramelo—pido—que es eso que tienes para mí.

Salimos del almacén, la brisa marina golpea el muelle con brusquedad y el sonido mitiga nuestros pasos en esta noche. El barco desaliñado que usa para sus negocios está custodiado por dos humanos de aspecto desagradable.

Respiro por la boca para evitar dañar mi nariz con su hedor. Pero un extraño y fuerte olor se precipitó incontroladamente en mis fosas nasales e incluso pareció precipitarse en mi cerebro.

—¡Tráigala!

Exige, uno de los hombres asiente y me encuentro genuinamente interesado cuando escucho un fuerte ruido interrumpir la silenciosa noche.

—¡Suéltenme hijos de perra!

Grita una mujer, muevo mis ojos hasta ella y algo late en mi pecho cuando el desaliñado cuerpo es tocado por la luz de luna.

El olor salino del mar se mezcla con fuerte aroma almizclado que cala hondo en mi mente y la furia crece sin explicación cuando uno de esos hombres la obliga a arrodillarse.

Un regalo para usted—habla Antón—una belleza exótica con una particular pigmentación en sus ojos.

Camina hasta donde está la chica y sus manos arrancan la venda de sus ojos, pero ella mantiene sus ojos fuertemente cerrados.

Abre los ojos—le dice—no me hagas golpearte.

La mujer desafiante se niega, la toma del pelo y tengo que contener mis impulsos para no arrancarles la cabeza. Esto no es normal, no conozco a esta mujer, pero algo está latiendo en mí.

—¡Dije que los abras!

Grita Antón cuando ella sigue cerrando sus ojos, alza su mano para golpearla, pero está vez no pude soportarlo más y le agarré la muñeca.Mis dedos se curvan sobre su muñeca, el tipo gruñe, Muevo mis ojos a él.

No la toques—Miro a los demás—De dónde la sacaron.

No, nos la dieron como garantía, señor—dice—pero la persona que lo hizo no podría pagar, así que pensé que podría... podría interesarle.

Muevo mis ojos a ella, su cabello es un nido de pájaros. Ni siquiera puedo distinguir sus facciones a causa de la suciedad en su rostro. Pero un fuerte impulso me hizo enloquecer que mis encías pican ante la necesidad de clavar mis dientes en su nuca.

Me quedaré con ella—suelto la mano de Antón que gimotea—pero si vuelves a aceptar este tipo de tratos, lo sabré y terminaré nuestros negocios.

Si señor

Me dice, señalo a la mujer aún de rodillas en el suelo.

Súbela a mi auto, sin hacerle daño.

Camino con prisas hasta el coche, lo pongo en marcha mientras ignoro los gritos y maldiciones de la mujer que protesta para luego simplemente salir del puerto con ella en mi asiento trasero.

Si intentas algo tan estúpido como lanzarte—digo medio de la carretera—te voy a morder y créeme eso no será agradable.

Sucio perro—grita—¡Esto es un delito! ¡Voy a escribir una queja al ALI! ¡Vas a terminar en la cárcel!

Sus ojos se abren ante ese comentario, el coche frena con brusquedad cuando veo el exótico ojo del violáceo color y ella parpadea varias veces antes de ocultar su rostro.

Usa uno de sus pies para abrir la puerta trasera y sale corriendo, sus mandos atadas a la espalda no le impiden para nada intentar huir de mí, pero no llega muy lejos antes de tropezar y caer sobre la oscura carretera.

Me acerco en silencio, mis pisadas resuenan en el asfalto haciendo que ella me mira directo a los ojos. El odio en los suyos es feroz, la forma en que calienta mi sangre tampoco tiene lógica y cuando llego a su lado y ella no cambia esa mirada desafiante mi cuerpo arde de lujuria.

Sube al auto

Exijo, ella niega sin apartar su mirada y cierro mis ojos para contener los instintos primitivos que comienza a surgir en mí.

Sube al coche—noto el cambio en mi voz—Acaso en la escuela no te enseñaron a nunca huir de un depredador.

—¿Vas a comerme?—ella se pone en pie—sucia bestia...

No puedo más, mi cuerpo se mueve por sí mismo y ella grita cuando la lanzo sobre mi hombro. El olor de la suciedad llega a mi nariz, pero es simplemente superado por ese almizcle embriagador en su piel.

Suéltame—grita—¡Suéltame!

Insiste, sus gritos se acompañan de un incesante pataleo y estoy a punto de perder la paciencia cuando la tiro sobre el asiento trasero del auto.

—¡Tu maldito perro asqueroso! ¡Esto es ilegal! ¡Ilegal!

Insiste, está vez coloco el seguro al coche antes de conducir todo el camino hasta mi manada.

Garden Said es una de las mejores zonas al norte de estado unidos, la población humana es de un dos por ciento y he aceptado más licántropos en los últimos años, lo cual me ha hecho uno de los Alfas más conocidos de todo el país.

Ser miembro del consejo es también una ventaja, las calles de Garden Said son seguras. Los humanos residentes aquí son trabajadores contratados especialmente por mi importadora de autos y todos tienen estrictamente prohibido relacionarse con los lycans.

La ciudad está dividida en dos secciones, para eso, la sección sur solo puede ser visitada por mí y el resto de la ciudad está sólo permitida para el representante humano en la oficina central de quejas.

Esta separación fue creada hace años, para proteger la paz que tanto nos ha costado conservar y el hecho de que una mujer humana esté gritando maldiciones en la parte trasera de mi auto podría joder todo.

No me importa, ni siquiera estoy pensando con claridad ahora mismo porque algo extraño está latiendo en mi pecho, algo que difícilmente un lycan puede encontrar en estos días.

 

Capítulos gratis disponibles en la App >
capítulo anteriorcapítulo siguiente

Capítulos relacionados

Último capítulo