Mi sonrisa no desapareció durante todo el desayuno, nuestras miradas y sonrisas cómplices me hicieron sentir en algun especie de hogar que aún no recordaba del todo, pero aún así, todo lo que sentia alrededor de Harding me hacía pensar que no era nada nuevo para mí. Él y yo estábamos en una cercanía que me hacía sentir plena, estar con él me parecía tan sencillo y tan único que no me cuestionaba en lo más minimo.Su mano tomó la mía en ese momento, con cariño y con duda, como si temiese que me apartase de él, pero no lo hice, en su lugar solo me acerque más a él.Entonces su sonrisa desapareció de golpe, siendo sustituida por un gesto de preocupación.—Tengo miedo de preguntar, pero es algo que sin duda debo hacer —murmuró, apretando los labios.—¿qué te ha llevado a estar aquí conmigo, de esta forma?Tragué saliva.—He recordado un poco más, nuestra primera interacción. ¿tú la recuerdas?Harding asintió casi de forma automática, abriendo la boca para responder:—En el café, habías te
Salí de la habitación cuando el hombre se fue de casa, observando que Harding se había quedado sentado en el sofá de la sala, mirando el televisor apagado con aire pensativo. —¿Quién era?—pregunté, acercándome con pasos lentos. Su mirada se desvío hacia mi cuando me escuchó y sonrió, negando con la cabeza. —Escuchaste la conversación ¿cierto? —Solo un poco —murmuré, encogiendome de hombros. —¿estás bien? Asintió. —Él era Kenny, mi representante. Sonreí, sentandome con él, a su lado. —Veo que no le agrado mucho. Su brazo se estiró hacia mi y me rodeo el cuerpo con cuidado, aún sin mirarme. —Solo está preocupado, no le prestes atención. No sabe nada de lo que dice. Mi corazón se hizo pequeño cuando recordé la conversación que habían tenido, las palabras de Kenny se habían adentrado en mi. —Pero tenía razón en que no me conozco, en que estoy volviendo a vivir. En eso no se ha equivocado. El cuerpo de Harding se tensó con mis palabras, su mirada cayó sobre mi casi al instan
La duda me invadió durante el camino hacia el departamento que antes compartía con Thomas.Harding me seguía tomando la mano con cariño pero ni eso disminuía los nervios que me abarcaron desde que salimos de casa, el corazón me latía con tanta fuerza que me hacia pensar que en cualquier momento me terminaría explotando.—¿Qué es lo que te preocupa? —preguntó él, mirandome de reojo.Lo miré, agradeciendo que me conociera tan bien.—Que Thomas pueda ser agresivo contigo, no quisiera que tuvieras más problemas con él.—Tranquila —dijo, sonriendo —nada de lo que pueda decir sobre mi me afecta.Asenti aún sin convencerme por completo, pero no dije nada más hasta que llegamos al edificio. Sus labios tocaron mi mejilla cuando le pedí que no le prestará atención y abrió la puerta con la copia de la llave que aún tenía en su bolsillo derecho.La puerta crujió y cuando se abrió por completo pudimos ver a Thomas de pie, tomando una taza de café caliente mientras miraba directamente a nuestras ma
La voz de Harding se abrió entre el murmullo de voces que habían por todo el restaurante. —No quería que eso pasara Sky—murmuró, negando con la cabeza —es solo que escucharlo hablar de ti me volvió loco. Hice una pequeña mueca de incomodidad, sin disposición a recordar todo lo que Thomas había dicho, sin ganas de prestarle atención a todo lo que el pensaba. —Thomas no iba a quedarse callado hasta obtener una reacción de ti —dije, con una sonrisa triste —creo que le dolió bastante vernos juntos. —Bueno, es que el aún guardaba una esperanza de volver a estar contigo. No me gustaba pensar en que eso pudiera ser cierto, aunque cabia una posibilidad de que lo fuera. —Ahora que nos vio juntos espero que por fin se quite esa idea de la cabeza. Nuestra comida llegó en ese momento, haciendo que ambos dejaramos de hablar. Tomé un trago de agua mientras Harding daba un bocado a su platillo. Aún me sentía con un nudo en la garganta que hacía que me doliese. Hubo un momomento de silenci
La mañana siguiente fue un caos completo, desde que despertamos todo fue una presión inmensa por llegar a tiempo al aeropuerto para el vuelo de las 10 AM. Y después de todo el estrés llegamos a tiempo para hacer el check-in y sentarnos a esperar que fuera anunciado. Harding me miró cuando por fin tuvimos un momento de paz, colocando su mano cerca de la mía.—Queria comentarte una cosa.. —susurró.Lo miré, tenía su rostro lleno de una preocupación que no entendí, al menos hasta que una voz masculina se escuchó a mi derecha en ese mismo instante.—Joder, creía que no llegariamos a tiempo.Reconocí esa voz en el primer segundo que la escuché, era la misma que había discutido con Harding ese día. Sabía bien que se trataba de Kenny. Levanté la cabeza en su dirección y él también me miró con aire distante; fue la primera vez que lo ví, era poco bajo de tez morena, y llevaba unos anteojos enormes.A su lado se encontraba Tikie, quien me sonrió enormemente. —Sky, teníamos mucho tiempo sin
Harding se lanzó a la piscina con un gran brinco cuando Tikie y yo por fin encontramos un lugar para recostarnos bajo el sol. —¿Alguna vez habías venido a Miami? —me preguntó ella, mirando de reojo a los chicos, que nadaban. —Recuerdo haber venido con mis padres cuando era más joven. Sus ojos se posaron de nuevo en mi, y me sonrió amablemente. —¿Por qué no has usado un traje de baño? —preguntó —debes estar muriendo de calor con ese vestido. Tragué saliva y la miré a ella, con un pequeño bikini de dos piezas que se le veía muy bien. Negué con la cabeza. —No quiero broncearme.—menti. Sus ojos se achinaron cuando su sonrisa aumentó. Ya no estaba mirándome a mi, si no que ahora le sonreía a Harding, quien estaba a punto de lanzarse de una enorme resbaladilla. —¿Qué tal te la has pasado viviendo con él? —dijo, mirándome de nuevo. Fruncí el ceño con fuerza. —¿Te enteraste que volví? Ella asintió. —Harding me lo comentó. Me crucé de brazos y mi tono de voz se volvió un poc
Parpadee un par de veces y abrí los ojos lentamente, la luz blanca de mi alrededor me hizo volver a cerrarlos con una mueca de dolor. Fragmentos de lo que había sucedido llegaron a mi mente rapidamente. El auto desparramado por la carretera húmeda, mi cuerpo saliendo por el parabrisas, mi cabeza golpeándose contra la acera, el dolor punzante de los trozos de vidrio encajados en mi cuero. El dolor insoportable, agudo. Mis manos temblorosas tomando el celular para llamarle a alguien, y luego otro golpe, duro y seco en mi cabeza. Haciéndome perder el conocimiento de nuevo. —¿Cómo se encuentra? —un hombre de bata blanca y cabello canoso me sonrió con amabilidad —¿Se siente mejor? —¿D-dónde estoy?—pregunté, con impaciencia. —En el hospital, ¿Recuerda algo de lo que le pasó? —Un accidente. —Así es señorita, un accidente automovilistico —apretó los labios —¿Sabe quién es usted? Cerré los ojos un momento, intentando concentrarme, cuando volvi a abrirlos asentí con la cabeza levemente
Cerré la puerta con cuidado mientras mi mano era tomada por la de Thomas. Habiamos entrado a un departamento, el cual supuestamente nosotros habiamos adquirido tres meses antes. En nuestro tercer aniversario. Sujeté mi cabeza con una mueca cuando sentí un leve mareo. De pronto era como si mi mente se hubiera ido muy lejos de ahi. Cerré los ojos y tomé con más fuerza la mano de mi novio, intentando mantenerme en pie a pesar del dolor que comenzaba a experimentar. «Hacía frio ese día en la mañana. Abrí la puerta con una sonrisa y mi boca se abrió completamente cuando vi el precioso apartamento que se encontraba frente a mi. Era enorme, tenia un piso de madera precioso y una chimenea gigante... Todo eso era verdaderamente hermoso, pero lo que mas llamó mi atencion fueron los enormes ventanales que se enconteaban alrededor, mostrando una vista divina de la ciudad....»Sacudí la cabeza con fuerza cuando otra punzada de dolor me abarcó repentinamente, me llevé la mano a la zona afectada i