Entré al departamento de puntillas para que Thomas no me viera, él estaba recostado en el sofá, viendo un programa sobre cocina. Tragué saliva y seguí avanzando sin mirarlo. Al menos hasta que su voz me detuvo.—Vamos a vivir un buen tiempo juntos Skyler, deberíamos saludarnos al menos cuando entremos por esa puerta.Me enderecé, mirándolo con una mueca.Thomas estaba furioso, podía notarlo por su forma de mirarme.Apreté los labios y me encogí de hombros.—Pensaba que estabas ocupado.—O la culpa es demasiada para ti —sentenció, enarcando una ceja—¿qué hacias con Harding?—Estaba trabajando, te lo había dicho. Thomas negó con la cabeza.—Quiero que llegues aquí antes de las 7. Fruncí el ceño casi de inmediato.—Tú no puedes exigirme eso Thomas.—Lo haré porque está es mi casa y son reglas que pondré para que puedas seguir viviendo aquí.Mi pecho se contrajo cuando el enojo comenzó a apoderarse de mi. Sabía lo que estaba haciendo, quería condicionarme porque sabía que no tenía otro
Intenté decir algo cuando todas las imagenes desaparecieron de mi cabeza. Las lágrimas se habían acumulado en mis ojos y sentí que en cualquier momento iba a romper a llorar. Los ojos de Thomas dejaron de mirarme con rencor y se suavizaron cuando pareció entender el porque de mi expresión. —¿Lo has recordado? —preguntó, bajando la voz. —Sabias todo —murmuré —Todo lo de Harding, todo... Él tragó saliva, negando con la cabeza. —Ese día quisiste terminar conmigo, me dijiste que necesitabas alejarte, que necesitabas pensar las cosas... me lanzaste tu anillo de compromiso, estabas furiosa... Harding te envío un mensaje en ese momento, te había dicho lo mucho que te quería y el lugar donde te esperaría. Sacudí la cabeza intentando alejar las lágrimas y Thomas se apresuró a aeguir hablando: —Me volví loco Skyler, eres el amor de mi vida ¿me escuchas? no podía soportar la idea de que me dejaras por él, después de todo lo que habíamos vivido, después de lo nuestro... no podía s
Abrí los ojos cuando la luz del amanecer se coló por la ventana de la habitación. El tiempo había avanzado, la noche terminó y con eso mis ideas no se habían aclarado por completo, seguía dudando, seguía sin saber cuales sentimientos predominaban en mi cabeza, seguía sin saber que era lo que sentía hacia Harding y que era lo que sentía hacia Thomas, seguía sin saber si debía quedarme o irme, seguía sin saber que sería lo mejor para mí. Harding abrió la puerta en ese momento, tomando mis pensamientos por sorpresa, haciendo que nuestros ojos se encontraran por un segundo. —¿Cómo has dormido? —me preguntó, dando un paso hacia el interior. —No muy bien —admiti. Pude ver el movimiento en su garganta cuando tragó saliva y pude notar que sea lo que sea que pensaba lo mantenía tenso, indeciso. Por eso no me sorprendió lo que me preguntó a continuación. —¿Piensas volver con él? Y por alguna razón sentí que debía ser sincera con él. —No tengo idea —susurré —no se que hacer. Él asintió
« Abro la puerta del departamento con las bolsas del super a los lados de mi cuerpo, sintiendome cansada debido al día tan pesado que he tenido. Suelto todo el aire de mis pulmones mientras dejo las cosas en el piso del recibidor. —¡Thomas! —le llamo, para que me ayude con las cosas. Frunso el ceño cuando no encuentro respuesta, aprieto los labios y avanzo con cautela para sentarme en el sofá, pero me detengo cuando reparo en unas zapatillas que no reconozco. Mi corazón se acelera con fuerza y mi respiración se agita cuando escucho unas risas al fondo del pasillo, en el baño... Mis piernas comienzan a temblar mientras camino hacia ahí, mi boca se seca cuando alcanzo la puerta y mis ojos se llenan de lágrimas cuando la abro y veo a Thomas desnudo abrazando a una persona que conozco muy bien. Ambos están dentro de la ducha, riendo. Mi corazón se rompe un poco más cuando Mar le da un beso en la punta de la nariz... —Thomas... —susurro. Ambos levantan la mirada hacia mi cuand
Mis ojos vuelven a encontrarse con los de Thomas cuando el recuerdo se evapora de mi mente. Él estaba tomándome de las manos mientras yo sentía que el alma se me iba del pecho cada vez más. Sus ojos llenos de culpa me miraban mientras yo lo único que podía hacer era seguir llorando. —Amor, déjame explicarte por favor —susurró, dando un paso más hacia mi —si venías a resolver las cosas entonces podemos... —No venía a resolver nada —respondí rapidamente, negando con la cabeza —solo decidí venir a recoger mis cosas y volver a casa de Harding.Su expresión de dolor cambió por una distante, retrocedió dos pasos y me miró, enchinando los ojos.—¿Y por qué lloras entonces?Apreté los dientes con fuerza, sintiéndome impotente. —Porque me lamento por haber sido tan estúpida como para sentirme triste por ti.Sus ojos comenzaron a soltar todas las lágrimas que tenía acumuladas cuando me escuchó, pero ni siquiera eso me afectó. Le pasé por un lado, comenzando con lo que había decidido hacer d
« Mis ojos se desvían un momento de Harding cuando delante de nuestra mesa se acerca una mujer con su pareja y un pequeño niño. El recuerdo de lo que acaba de pasar un momento antes se instala de nuevo en mi cabeza, haciendo que vuelva a sentirme incomoda en mi propia piel, sucia. —¿Por qué has peleado con Thomas? —pregunta él, negando con la cabeza. Siento un sabor amargo en mi paladar al escuchar ese nombre, pero aún así no quiero mencionarlo para no sentirme aún más estúpida. —No importa —susurro, intentando no tocar el tema. Él arquea una ceja con duda pero no menciona nada al respecto, solo asiente como si entendiera mi rechazo al tema. El mesero aparece en ese momento. —¿Puedo ofrecerles algo? Sorbo mi nariz con pesadez y bajó la cabeza para que él pida, tal y como lo hago con Thomas. —Si —murmura él, casi de inmediato—para mi un capuchino y para mí acompañante un frappé de oreo sin crema batida y con un poco de chocolate. Levanto la mirada cuando sus palabra
Cuando volví al momento presente sentí una mezcla de dolor, arrepentimiento y duda ante todo lo que había pasado en esa primera conversación después de enterarme del engaño de Thomas. Por fin había tomado sentido mi distanciamiento con mis padres, Thomas me había ocultado la verdadera razón, había decido mentirme cuando se lo pregunté. Y eso me hizo sentir aún más estúpida. Tenía muchos sentimientos encontrados, tantas cosas que no entendía y otras pocas que me negaba a entender debido a la laguna mental que aún tenía en mi cabeza. Pero, entre tantas contradicciones la memoria de ese primer encuentro con Harding fue lo que me llevó a abrir el computador en cuanto mis ojos lo enfocaron.Abrí mi correo con apuro y desesperación, reproduciendo el archivo que me había enviado antes. El audio que creía era la canción de Harding.Pasaron 5 segundos de silencio absoluto, después la melodía comenzó a escucharse, tan lenta y melancólica, con un piano de fondo.La voz de Harding se escuchó
Mi sonrisa no desapareció durante todo el desayuno, nuestras miradas y sonrisas cómplices me hicieron sentir en algun especie de hogar que aún no recordaba del todo, pero aún así, todo lo que sentia alrededor de Harding me hacía pensar que no era nada nuevo para mí. Él y yo estábamos en una cercanía que me hacía sentir plena, estar con él me parecía tan sencillo y tan único que no me cuestionaba en lo más minimo.Su mano tomó la mía en ese momento, con cariño y con duda, como si temiese que me apartase de él, pero no lo hice, en su lugar solo me acerque más a él.Entonces su sonrisa desapareció de golpe, siendo sustituida por un gesto de preocupación.—Tengo miedo de preguntar, pero es algo que sin duda debo hacer —murmuró, apretando los labios.—¿qué te ha llevado a estar aquí conmigo, de esta forma?Tragué saliva.—He recordado un poco más, nuestra primera interacción. ¿tú la recuerdas?Harding asintió casi de forma automática, abriendo la boca para responder:—En el café, habías te