Tres días después, la cena familiar para celebrar la boda coincidió con el aniversario de la Inmobiliaria Zafiro. Ambas familias decidieron celebrar los dos eventos al mismo tiempo.Pero nadie esperaba el escándalo que estaba por desatarse.Ricardo había invitado a la prensa a la recepción y ahora estaba acusando a Carlos de haberse metido en su relación para quedarse conmigo.De inmediato, los micrófonos se volvieron hacia Carlos y se armó un tumulto.Antes de que Carlos pudiera decir algo, me interpuse y encaré a los periodistas.—El matrimonio entre los Quiroga y los Sandoval es completamente legítimo. Fue decisión de ambos, tenemos los papeles en regla. ¿Por qué razón vienen a acusarlo?—Les sugiero que midan sus palabras, porque el equipo legal de Zafiro no se va a tentar el corazón.Los periodistas bajaron un poco el tono. Carlos me dedicó una mirada con una sonrisa que me pareció... ¿tierna? Lo miré de reojo, sintiendo cómo me ardían las orejas.Pero Ricardo tenía un as bajo la
Me sujetó del brazo.—Daniela, tú sabes que te amo. Lo de Sofía y yo fue una tontería, si no fuera por su mamá, ¡jamás me habría casado con ella!Me solté de su agarre y lo miré sin decir palabra.Entre sollozos, me gritó:—¡Fue por ayudarla! ¡Por su mamá! ¿De verdad ibas a dejar que una pobre mujer muriera sin cumplir su última voluntad? ¡Ustedes los ricos son unos miserables insensibles! ¡No entienden nada de lo que sufrimos la gente como nosotros!Mientras gritaba como loco, una figura se abrió paso entre la gente y corrió hacia mí.Un destello metálico brilló y, al instante, Carlos me empujó con fuerza.—¡Pfft!—El cuchillo se hundió en la espalda de Carlos. La sangre comenzó a empapar su camisa.Grité con todas mis fuerzas:—¡Un doctor!La agresora ya había sido inmovilizada por los guardias de seguridad. Gritaba desesperada sin parar:—¡Devuélveme a mi hija! ¡Devuélveme a mi hija!La mujer resultó ser la madre de Sofía, la que supuestamente había muerto.Ricardo se quedó converti
La gente alrededor comprendió de inmediato la situación; algunos incluso lo reconocieron como el tipo que había armado un escándalo en nuestra rueda de prensa tiempo atrás.—¡Ahí está el infeliz ese! ¡El que dejó plantada a la hija de los Quiroga por su exnovia! ¡Y hasta quería divorciarse para volver con ella!—¡Se debería ver en un espejo primero, a ver si se ubica!—¡Se quiere llevar todo el muy vividor!Los curiosos no esperaban un giro tan rápido y comprendieron que los habían utilizado.Maldiciendo por lo bajo, se dispersaron.Solté un suspiro de alivio y escondí la cara en el cuello de Carlos.—Ay, mi amor, menos mal que estabas aquí.Carlos me abrazó con fuerza. Soltó un gruñido, intentando sonar indiferente.—Me costó bastante que aceptaras ser mi esposa. Con tipos como ese rondando, claro que tengo que estar alerta.Suspiré, conmovida.—¿Qué más podría pedir una mujer con un esposo así?Al ver la escena, Ricardo sintió que le hervía la sangre y le dio un empujón brusco a Sofí
Se me escapó una risa amarga.—¿De verdad quieres cumplir tu promesa?Ricardo asintió con solemnidad.—Sí.—Da… quiero que me des una oportunidad. Aunque no te divorcies de Carlos, quiero estar contigo... para siempre.Jugueteé un poco con el candado entre mis dedos, mi sonrisa se hizo más profunda.—Entonces deberías buscar a Sofía… después de todo, el nombre grabado en el candado es el suyo.Ricardo se quedó pasmado; incrédulo, me arrebató el candado para verlo de cerca.«Quizá ni se acordaba de que no grabó mi nombre en aquel entonces».No le conté que el día que él y Sofía decidieron casarse, yo volví a recorrer todos los lugares por los que habíamos pasado juntos.Y fue así como descubrí ese candado.En ese momento, todo me pareció tan patético, ridículo, y eso reafirmó mi decisión de cambiar a quien sería mi futuro esposo, en el último momento.—Ricardo, creo que ni tú mismo sabes a quién quieres de verdad, ¿o sí? Justo cuando se suponía que nuestra relación estaba en su mejor mo
Mi hermano no podía creer lo que sucedía.—¿Dani, vas a cancelar la boda?—No, es que él se va a casar con otra.Una sonrisa amarga se dibujó en mis labios.Para poder estar con Ricardo Guzmán, tuve que luchar contra viento y marea con mi familia hasta conseguir por fin el visto bueno de mis papás. Incluso había programado el lanzamiento de la colección de joyas «Amor Eterno» para el día de la boda.Pero ahora, todo se había arruinado.Mi hermano se quedó pasmado un buen rato antes de hablar.—Pues... entonces solo queda Carlos Sandoval. Su familia lo está presionando mucho para que se case, anda buscando con quién.Fruncí el ceño. Carlos Sandoval era mi peor enemigo. El día de mi compromiso, hasta me había echado la maldición de que mi sueño de casarme se haría pedazos. Quién iba a decir que sus palabras se harían realidad.El tiempo apremiaba.—Pues ni modo, que sea él —dije—. Pregúntale qué opina, por favor. Si dice que no, ya veré qué hago.Mi hermano se alegró enseguida:—No hace
Antes me importaba Ricardo Guzmán. Bastaba con que él lo pidiera y yo era capaz de darle todo, de hacer cualquier cosa por él.Pero él mismo se encargó de darme un golpe de realidad.Pensándolo bien, desde que Sofía Mendoza regresó, todo lo que había hecho ha sido por ella.Parece que olvidó que era yo la mujer con la que se suponía iba a pasar el resto de su vida.Mi respuesta enfureció a Ricardo.—¿Qué quieres decir con eso? ¿No quieres hacerlo? Más te vale que te quede claro, Sofía es mi mejor amiga. Tienes que hacerla feliz, ¡o si no, olvídate de nuestro matrimonio!Dicho esto, azotó la puerta y se fue.Como estaba molesta, mejor bajé a correr al parque.Apenas había dado una vuelta cuando recibí una llamada de Carlos Sandoval.Pensé en Carlos, con esa cara seria que siempre llevaba. Dudé por un instante, pero contesté.—Una vez que aceptes el trato, ya serás mía. Y ni se te ocurra huir, o yo mismo me encargo de traerte de vuelta.La primera frase de Carlos Sandoval fue un golpe di
Con razón Sofía había llegado a ese extremo de crueldad, desenterrando la tumba de su propia madre para inculparme.Resultó que la muerte fue toda una farsa.Le mandé un mensaje a Ricardo:[La mamá de Sofía no está muerta. La verdad está en el correo que te envié.]Si lo leía o no, ya no era asunto mío.El boleto de avión era para dentro de tres días. Carlos se encargó personalmente de reservarlo.Cuando Ricardo regresó, me encontró empacando mis cosas.La mitad de mi ropa la tiré; una pequeña parte la envié a Monterrey.—¿Por qué estás guardando esa ropa? —la expresión de Ricardo era de duda.—Porque me voy a mudar —respondí sin darle importancia.Guardó silencio por un instante, sin captar nada extraño. Siguió hablando solo:—La Inmobiliaria Zafiro está en Monterrey. Nos vamos a vivir allá después de la boda, así que sí, hay que ir empacando.Luego, me miró con dureza.—¿Sabes qué? Discúlpate por lo de la mamá de Sofía lo antes posible. No me compliques más las cosas. Hazlo el día de
Al día siguiente, le mandé un mensaje a Ricardo Guzmán justo a la hora acordada para la boda:[¡Feliz boda!]Mientras tanto, en la boda, Ricardo Guzmán buscaba ansioso con la mirada hacia la entrada. Le preguntó a su secretario:—¿Por qué no ha llegado Daniela? Quedó de venir a disculparse hoy por lo que le hizo a la mamá de Sofía, delante de todos.El secretario revisaba las noticias en su celular, con el ceño fruncido.—No creo que venga. En este momento debe estar ocupada con su propia boda.Al oír eso, Ricardo se quedó paralizado en medio del salón.El lugar estaba decorado con las rosas color champán favoritas de Sofía Mendoza, que le daban al salón un aire mágico.Abajo, entre las mesas, los invitados charlaban animadamente, copa en mano.Todo parecía perfecto.Sin embargo, Ricardo apretaba el celular con fuerza, los ojos fijos en el titular: [La dueña de Inmobiliaria Zafiro contrae matrimonio y lanza su nueva línea ‘Amor Eterno’]. Las manos le sudaban. Marcó de inmediato el núme