—Te perdiste —Me dice Samuel mientras almorzamos. Él ríe —Albita, te olvidas con quién tratas. Reconozco a una mujer recién follada a kilómetros de distancia. Gabriel está haciendo bien su trabajo. —No es Gabriel y no folle con nadie. —Alba, por Dios. —Rubí. Creo que fui la única que notó que Alexis me guiñó el ojo. Él está almorzando con Williams en la misma cafetería que yo, y el torpe de Samuel me llama por mi nombre verdadero. —No me cambies de tema. Si no es con Gabriel, ¿con quién es? —No puedo hablar aquí, en verdad, Saúl. Necesito desahogarme, son demasiadas cosas —tuve que contener mis lágrimas. Él sostuvo mi mano —Albita, no solo soy su mejor amigo para reír y pasarla bien, lo soy para todo, bombón. —Lo sé, por eso solo puedo hablar contigo. Pero antes de decirte todo, necesito que sepas que nuestra amistad es verdadera. Yo no tenía idea de que tu familia conocía a los Santillán. Él ríe —Ni yo lo recordaba, Albita. Ellos regresaron hace poco, pe
Hace más de media hora que Alex está conduciendo. Estamos en un lugar muy alejado de la carretera, y noto que está muy mal, aunque ha logrado contener las lágrimas. Ir en un carro a toda velocidad con un asesino es una pésima idea. Me pregunto si sentirá culpa por lo que le hizo a mis padres. Dios, odio sentir lástima por él. Me quitó lo que más quería en el mundo, a mi papá. Bruno no solo era mi padre, era mi amigo, mi protector. Me escuchaba, me consentía. No había noche que no me arropara, me contara un cuento y me repitiera lo mucho que me amaba. Y él me lo quitó, y a mamá, aunque ella tuviera sus errores, también la amaba. Diana nunca fue una mala madre. Cuando era niña, la adoraba. Pero ahora que soy adulta, comprendo que le fue infiel a papá con Alexis. Ellos se encerraban mientras Gabriel y yo jugábamos, y en una ocasión los vi besándose. Además, Brad me confirmó que tuvieron algo en la adolescencia. No creo que los haya matado por dinero. Si teníamos la empresa, la casa
No quiero estar en mi casa, o más bien, no quiero estar cerca de mi madrina y Brad en este momento. Solo quiero estar con la única persona que me quiere, con la única persona que considero mi familia.En cuanto llegué a su casa, me abrió la sirvienta y subí a su habitación como siempre. En todo el camino, no logré dejar de llorar. Una parte de mí quería creer que Alex es inocente, que tal vez no es tan malo como yo pensaba. No puedo creer que me haga sentir tan bien, tan protegida, tan especial, pero todo en él es una mentira.Quien me abrió la puerta no fue Samuel, sino la última persona que quiero que me vea así de mal, porque se burlará, Genoveva.—¿Qué haces aquí? —le pregunté a Samuel, quien estaba semidesnudo. En estos momentos, más que darme asco la escena, necesito su consuelo.—No hagas dramas, no te prometí nada, Genoveva —respondió él, mientras ella tomaba su ropa y se marchaba azotando la puerta.—No quise interrumpir —le dije a Samuel.Él me sonrió —Ya quería correrla, me
Han transcurrido tres largos días en los cuales ni siquiera he asistido a clases. Hoy me levanté de mejor humor, me puse una falda vaquera azul y un top rojo, luego me maquillé y arreglé mi cabello. Samuel pasó por mí y nos dirigimos a la empresa. Él me acompañará a buscar mi liquidación y luego nos iremos al cine para pasar la tarde juntos. Realmente necesito distraerme de todas las cosas que me están ocurriendo. —¿Desde cuándo no te importa tu asistencia perfecta? —me preguntó Samuel. Reí —Ya no me importa. Entré a la empresa y saludé a Martina con un beso en la mejilla en cuanto la vi. —¿Cómo han estado las cosas? —pregunté. Ella rió —Un desastre. Ximena volvió a su reinado como la secretaria de Alexis, Gabriel está de un humor de perro y, para complicar la situación, apareció un sobre misterioso que... Fuimos interrumpidas cuando Ximena se acercó a nosotras. —No te pagan por charlar —nos dijo. —¿Disfrutando del ascenso, Ximena? —pregunté con sarcasmo. Ella rió
Me desperté de mal humor, molesta por el sonido estridente del timbre resonando en mi casa en medio de la noche. Con pesadez, comprobé la hora en mi reloj, constatando que eran las dos de la mañana. ¿Quién demonios tocaba el timbre a esa hora, como si estuviera poseído?La falta de respeto de mis vecinos me exasperaba. Su incapacidad para contenerse, ya fuera discutiendo, gritando o teniendo encuentros sexuales a altas horas de la madrugada, llenaba mi hogar con ruidos indeseados. Y los perros, una sinfonía de ladridos que desencadenaban una cacofonía en todo el vecindario.Envuelta en una bata de seda, pues mi única opción era mi diminuto pijama rosa y mis bragas, descendí hacia la sala entre bostezos y quejas. Antes de abrir la puerta, espié por la cerradura y me quedé boquiabierta al descubrir quién estaba al otro lado. —¡Abre, Rubí, o me conocerás! —pude escuchar los gritos de Alex. —¡A mí no me amenazas! Él siguió tocando el timbre sin detenerse. Abrí rápidamente antes de que
Los días transcurrieron rápidamente y no he sabido nada de los Santillán. Gabriel me ignora por una extraña razón, y yo ignoro a Alexis. Con la única Santillán que charlo es Vera. Hemos salido al cine o la encuentro en la casa de Samuel. Está como obsesionada con él. Creo que es normal, Samuel es muy guapo y divertido.De hecho, en este momento estamos almorzando en mi casa, y me está contando sobre ese chico que la engañó con otra en el campamento y cómo se vengó de él esparciendo el rumor en el colegio de que es gay. No paro de reír con sus ocurrencias. En verdad, es una chica muy divertida.—¿Y qué has hecho este tiempo? —me pregunta.—Me estoy preparando para mi examen profesional y he estado preparando las maletas para el viaje —respondo.Ella ríe—. No puedes ser más aburrida. A este ritmo, te ganarán a mí primo Sara con la excusa de su tía, prácticamente está instalado en la casa.—No es nada que no supiera —digo.—No pareces celosa. No me digas que estás con Samuel. Te advierto
Alexis Santillán —¿Donde estan Rubi y Gabriel?—Pregunté enfadado al percatarme de que ninguno de los dos ha bajado a cenar. —Se fueron, Alex, tu sobrino se enfadó porque no acepte que esa zorrita sea su novia y decidió irse con ella. — Gruñe Irene la madre de Gabriel. —No hables así —le pide Ivana —Es la verdad, Ivana, todo lo que quiere esa cualquiera es dinero. Deberías pedirle a Sara que se acerque a Gabriel, ella si es de nuestra posición. — Aconseja Irene Ivana ríe —Dudo que Gabriel se deje manejar, si ellos se quieren no pueden hacer nada. Deberían dejarlos tranquilos, son adultos. —¡Ellos no estarán juntos! —Exclamé y deje que la rabia hable por mí No permitiré que nadie me vuelva a quitar lo que es mío, esa niña me pertenece, sus labios, sus ojos, su piel todo su cuerpo son completamente míos. Sueño día y noche con tocarla, besar cada parte de su cuerpo, hacerla mía hasta el agotamiento. Ya una vez permití que me quitaran a la mujer que amaba y eso termin
AlbaAún no puedo creer que Gabriel y yo seamos novios. No sé si estoy haciendo lo correcto, pero siento que es lo mejor para todos.Lo quiero muchísimo y me gusta; tal vez pueda resurgir el amor. Después de todo, fue mi gran amor cuando era una niña.Él no deja de besar mi cuello mientras estamos sentados en el jardín de la universidad. Acabamos de entregar unos trabajos importantes y estamos en nuestro receso.—Ya entregué tu tarea. ¿Puedes dejar de besarme? —le digo.—No lo creo. ¿Lista para mañana?—Sí, ya tengo mis maletas y mi pasaporte —asentí con la cabeza.—De verdad no me molestaría compartir mi cuarto contigo.—Ya sé que no, pero no es necesario. Tengo dinero suficiente para mis gastos.Mañana debemos realizar un importante trabajo y, para ello, debemos viajar fuera del país. Me costó mucho trabajo reunir el dinero para el hotel y mis gastos, pero pude hacerlo. No puedo faltar porque es muy importante para mi nota final y me ayudará a realizar mi tesis.—Odio que uses esas