Los días transcurrieron rápidamente y no he sabido nada de los Santillán. Gabriel me ignora por una extraña razón, y yo ignoro a Alexis. Con la única Santillán que charlo es Vera. Hemos salido al cine o la encuentro en la casa de Samuel. Está como obsesionada con él. Creo que es normal, Samuel es muy guapo y divertido.De hecho, en este momento estamos almorzando en mi casa, y me está contando sobre ese chico que la engañó con otra en el campamento y cómo se vengó de él esparciendo el rumor en el colegio de que es gay. No paro de reír con sus ocurrencias. En verdad, es una chica muy divertida.—¿Y qué has hecho este tiempo? —me pregunta.—Me estoy preparando para mi examen profesional y he estado preparando las maletas para el viaje —respondo.Ella ríe—. No puedes ser más aburrida. A este ritmo, te ganarán a mí primo Sara con la excusa de su tía, prácticamente está instalado en la casa.—No es nada que no supiera —digo.—No pareces celosa. No me digas que estás con Samuel. Te advierto
Alexis Santillán —¿Donde estan Rubi y Gabriel?—Pregunté enfadado al percatarme de que ninguno de los dos ha bajado a cenar. —Se fueron, Alex, tu sobrino se enfadó porque no acepte que esa zorrita sea su novia y decidió irse con ella. — Gruñe Irene la madre de Gabriel. —No hables así —le pide Ivana —Es la verdad, Ivana, todo lo que quiere esa cualquiera es dinero. Deberías pedirle a Sara que se acerque a Gabriel, ella si es de nuestra posición. — Aconseja Irene Ivana ríe —Dudo que Gabriel se deje manejar, si ellos se quieren no pueden hacer nada. Deberían dejarlos tranquilos, son adultos. —¡Ellos no estarán juntos! —Exclamé y deje que la rabia hable por mí No permitiré que nadie me vuelva a quitar lo que es mío, esa niña me pertenece, sus labios, sus ojos, su piel todo su cuerpo son completamente míos. Sueño día y noche con tocarla, besar cada parte de su cuerpo, hacerla mía hasta el agotamiento. Ya una vez permití que me quitaran a la mujer que amaba y eso termin
AlbaAún no puedo creer que Gabriel y yo seamos novios. No sé si estoy haciendo lo correcto, pero siento que es lo mejor para todos.Lo quiero muchísimo y me gusta; tal vez pueda resurgir el amor. Después de todo, fue mi gran amor cuando era una niña.Él no deja de besar mi cuello mientras estamos sentados en el jardín de la universidad. Acabamos de entregar unos trabajos importantes y estamos en nuestro receso.—Ya entregué tu tarea. ¿Puedes dejar de besarme? —le digo.—No lo creo. ¿Lista para mañana?—Sí, ya tengo mis maletas y mi pasaporte —asentí con la cabeza.—De verdad no me molestaría compartir mi cuarto contigo.—Ya sé que no, pero no es necesario. Tengo dinero suficiente para mis gastos.Mañana debemos realizar un importante trabajo y, para ello, debemos viajar fuera del país. Me costó mucho trabajo reunir el dinero para el hotel y mis gastos, pero pude hacerlo. No puedo faltar porque es muy importante para mi nota final y me ayudará a realizar mi tesis.—Odio que uses esas
Al mediodía, después de una mañana agotadora llena de información, regresamos al hotel. Sentía como si mi cabeza estuviera a punto de estallar. Al llegar a recepción, me apoyé en el brazo reconfortante de Gabriel. Williams nos saludó y nos informó que teníamos el resto del día libre. Mientras procesaba la noticia, Vera corrió hacia nosotros, sorprendiéndonos. Antes de saludarme a mí o a su primo, abrazó a Samuel. Su gesto provocó risas entre nosotros, aunque la mirada de Genoveva y la mía reflejaban una complicidad divertida. —¿Qué haces aquí? —preguntó Gabriel. —Acompañé a papá e Ivana en un viaje de negocios —respondió Vera. —Así que mi tío está aquí —dijo Gabriel, mostrando cierta duda. —Quién lo diría —comenté, intentando sonar despreocupada. Gabriel rodeó mi cintura y susurró en mi oído: —Habitación 203, mi amor. —Hay un boliche cerca. ¿Iremos esta noche? —propuso Genoveva. —Todos, excepto Rubí, están invitados. —Rubí es mi novia, es parte del grupo —afirmó Gabriel
Durante todo el día noté que Gabriel había estado muy raro, susurrando con Aldo y desapareciendo en dos ocasiones con sus amigos. ¿Será una sorpresa o me estará engañando con otra? Salí de mis pensamientos cuando alguien entró a mi habitación. Era Vera, vestida con un vestido negro brillante y un maquillaje elegante que la hacía ver mayor. —¿Todavía no estás lista? —preguntó Vera, entrando a la habitación.—No irás con nosotros, Vera. Tu padre me mata —respondí.—Él está ocupado con Ivana, además, tengo una identificación falsa. Llévame. Con unos besos convences a Gabriel —hizo un puchero.—Nada de alcohol, y yo te vigilaré —advertí.—Bien, hermana mayor —bromeó.—¿Y me ayudas a arreglarme? —le pedí.—Sí, mandona —respondió.Me puse un vestido rojo de tirantes, con el largo hasta las rodillas, y ondulé mi cabello. Además, utilicé sombra y labial rosa.Una vez listas, le envié un mensaje a Gabriel y él llegó con Samuel y Denise. Íbamos todos juntos.—Esto no es una guardería —bromeó
Durante el camino de regreso al hotel, intenté tranquilizarme, pero no lo lograba. No solo era Gabriel, el alcohol me hizo revivir todo lo que ocurrió con mis padres y mi sufrimiento. El odio que siento hacia mí misma por ser una traidora y amar a quien debo odiar.Me siento el ser más despreciable de este universo, no merezco el perdón de Dios, ni de nadie, no valgo absolutamente nada.En pocos minutos llegamos al hotel y él me ayudó a bajar del carro.—¿Quieres agua? —me ofreció Vera mientras me apoyaba en ella.—No, solo quiero morirme. ¿Por qué no me matas de una vez, Alex?—¿Por qué lo haría? —me preguntó en un tono burlón.—Porque te voy a destruir —centré mi mirada en la suya—. Te odio, siempre te he odiado.—Definitivamente, no sabes tomar, señorita Sánchez. Vera, ve a dormir, yo me encargo de Rubí.—Gabriel es un idiota, yo estoy de tu lado —Vera besó mi mejilla y luego se marchó hacia su habitación.—¿Puedes caminar? —preguntó él.—Prefiero ir rodando a ir contigo. Te odio,
Me despertaron los rayos del sol y un intenso dolor de cabeza. No solo me duele la cabeza, sino todo el cuerpo. Me siento mareada y con unas intensas náuseas. Cuando observé mi cuerpo, noté que estaba desnuda en una cama que no era la mía. La habitación se veía gigante y mucho más elegante, casi del tamaño de mi casa. Poco a poco comenzaron a llegar flashes de lo ocurrido anoche. El engaño de Gabriel, mis bebidas, los besos de Alex y finalmente, la pérdida de mi virginidad. No puedo creer que haya hecho eso con él. Fui una estúpida. Es el asesino de mis padres quien me arruinó la vida, y yo le entregué mi cuerpo, dejé que me tocara y que fuera él quien me hiciera el amor. Mis padres deben estar retorciéndose en su tumba. Me odiarían tanto como yo me odio en estos momentos. Salí de mis pensamientos en cuanto Alex se acercó a mí con una bandeja llena de comida, analgésicos y agua. —¿Por qué esa carita? —preguntó. —Nada, ya me tengo que ir —respondí. Él rió. —Claro que no te irás.
Cuando encendí mi celular, noté que tenía muchas llamadas perdidas de Samuel y de Gabriel. De este último, tenía varios mensajes. Los primeros decían que solo fue un tonto beso y que me amaba solo a mí. Los otros eran más agresivos, preguntando dónde estaba y que yo no me mandaba sola. Esos son los más suaves. Intenté ignorarlo, incluso lo bloqueé, y me dediqué a revisar mis apuntes del viaje e intentar redactar mi trabajo final. Es muy importante que tenga buenas calificaciones. —¿Cómo te fue en el viaje? —me pregunta Brad. —Se acabó lo de Gabriel, pero supongo que ya lo sabes —respondí. Él asintió con la cabeza. —Ya te dije que no puedes estar con ningún Santillán. En verdad, no entiendo por qué Brad siempre me dice eso, que yo no puedo involucrarme con nadie de aquella familia. —En verdad has sido honesto conmigo, Brad. —En todo, Alba. ¿Qué ganaría con mentirte, hermosa? —me dice, acariciándome el cabello. Me sigue dando vueltas lo que dijo Alexis respecto a mi hermano. ¿S