Durante el camino de regreso al hotel, intenté tranquilizarme, pero no lo lograba. No solo era Gabriel, el alcohol me hizo revivir todo lo que ocurrió con mis padres y mi sufrimiento. El odio que siento hacia mí misma por ser una traidora y amar a quien debo odiar.Me siento el ser más despreciable de este universo, no merezco el perdón de Dios, ni de nadie, no valgo absolutamente nada.En pocos minutos llegamos al hotel y él me ayudó a bajar del carro.—¿Quieres agua? —me ofreció Vera mientras me apoyaba en ella.—No, solo quiero morirme. ¿Por qué no me matas de una vez, Alex?—¿Por qué lo haría? —me preguntó en un tono burlón.—Porque te voy a destruir —centré mi mirada en la suya—. Te odio, siempre te he odiado.—Definitivamente, no sabes tomar, señorita Sánchez. Vera, ve a dormir, yo me encargo de Rubí.—Gabriel es un idiota, yo estoy de tu lado —Vera besó mi mejilla y luego se marchó hacia su habitación.—¿Puedes caminar? —preguntó él.—Prefiero ir rodando a ir contigo. Te odio,
Me despertaron los rayos del sol y un intenso dolor de cabeza. No solo me duele la cabeza, sino todo el cuerpo. Me siento mareada y con unas intensas náuseas. Cuando observé mi cuerpo, noté que estaba desnuda en una cama que no era la mía. La habitación se veía gigante y mucho más elegante, casi del tamaño de mi casa. Poco a poco comenzaron a llegar flashes de lo ocurrido anoche. El engaño de Gabriel, mis bebidas, los besos de Alex y finalmente, la pérdida de mi virginidad. No puedo creer que haya hecho eso con él. Fui una estúpida. Es el asesino de mis padres quien me arruinó la vida, y yo le entregué mi cuerpo, dejé que me tocara y que fuera él quien me hiciera el amor. Mis padres deben estar retorciéndose en su tumba. Me odiarían tanto como yo me odio en estos momentos. Salí de mis pensamientos en cuanto Alex se acercó a mí con una bandeja llena de comida, analgésicos y agua. —¿Por qué esa carita? —preguntó. —Nada, ya me tengo que ir —respondí. Él rió. —Claro que no te irás.
Cuando encendí mi celular, noté que tenía muchas llamadas perdidas de Samuel y de Gabriel. De este último, tenía varios mensajes. Los primeros decían que solo fue un tonto beso y que me amaba solo a mí. Los otros eran más agresivos, preguntando dónde estaba y que yo no me mandaba sola. Esos son los más suaves. Intenté ignorarlo, incluso lo bloqueé, y me dediqué a revisar mis apuntes del viaje e intentar redactar mi trabajo final. Es muy importante que tenga buenas calificaciones. —¿Cómo te fue en el viaje? —me pregunta Brad. —Se acabó lo de Gabriel, pero supongo que ya lo sabes —respondí. Él asintió con la cabeza. —Ya te dije que no puedes estar con ningún Santillán. En verdad, no entiendo por qué Brad siempre me dice eso, que yo no puedo involucrarme con nadie de aquella familia. —En verdad has sido honesto conmigo, Brad. —En todo, Alba. ¿Qué ganaría con mentirte, hermosa? —me dice, acariciándome el cabello. Me sigue dando vueltas lo que dijo Alexis respecto a mi hermano. ¿S
Martina se sorprendió mucho al verme en la empresa. Yo la saludé con un abrazo y un beso en la mejilla.— ¿Estás muy feliz, Rubí? — preguntó ella.— Algo —respondí dudosa.Me acerqué a la oficina de Alexis, caminando lentamente. Antes de llegar, me encontré con Ximena, quien estaba empacando sus cosas. No pude evitar sonreírle.— ¿Estás muy feliz? — me preguntó enfadada.— La verdad, sí. Suerte en el papeleo.— Señorita Sánchez, necesito que revisemos su nuevo contrato —informó Alexis.— Claro, licenciado.— Alex, no puedo creer que me hagas esto —le recriminó Ximena.— Ximena, en verdad pienso que estarás más cómoda con Ivana. Ella te necesita más que nunca en este momento.Ella le lanzó una mirada asesina y terminó de irse. No pude evitar reír.— ¿Qué te parece tan gracioso? —Alex me fulminó con la mirada.— Nada, licenciado.— Al primer error, se irá. No soy condescendiente con los empleados —me advirtió en un tono severo.— Lo tengo claro, licenciado.Los demás empleados lo miraba
El último mes transcurrió rápidamente. Creo que Gabriel comenzó a olvidarse de mí y ahora está saliendo con Sara. La verdad, ella no es la mujer que deseo para él, pero prefiero que las cosas sean así. Samuel y yo estamos como locos con la tesis. Cada vez falta menos para entregarla, y el trabajo final de Williams lo aprobamos casi todos los alumnos. Con Alex estamos muy bien. Tenemos sexo casi todas las noches, ya sea en su departamento o en mi casa. Ser su secretaria me ha servido mucho para investigar sobre mis padres. Ahora estoy investigando por qué él se quedó con la empresa de mi padre y con la casa. Aunque debo admitir que la empresa Smith es una de las mejores bajo el manejo de Alex. He ido un par de veces a verla con la excusa de que soy su secretaria y él quiere informes. Pero no todo es color de rosa. Me he hecho muy cercana a Ivana. Faltan semanas para la boda, y siento que no soportaré cuando llegue ese día y él se case con otra. Siento que me hierve la sangre cuando
Tomé unos analgésicos, y las niñas se quedaron haciéndome compañía junto con Gabriel y Esteban. Su rostro me resulta muy familiar, y creo que a él le ocurre lo mismo por la forma en que me mira.— Esteban, puedes ir yendo —le dice Gabriel.— ¿Me estás corriendo? Me quedaré aquí hasta que regrese Ivana o Rubí me corra —responde Esteban con su típico humor.— Debería irme a casa —les digo, aunque sé que nadie me dejará ir tan fácilmente.— Ni lo sueñes, Rubí. Te quedarás aquí al menos hasta mañana —me advierte Gabriel con tono decidido.— Llamé a papá y no tarda en venir —nos hace saber Emma, preocupada por mi estado.— No debiste, Emma. Estoy perfecta —intenté levantarme, pero mis piernas no me obedecieron y me tambaleé.Esteban carcajea con suficiencia, disfrutando de mi pequeña derrota.[...]— Mi pequeña —sentí unos besos en mis labios y los seguí mientras abría los ojos.Sé perfectamente que es él porque puedo inhalar su aroma y solo él me llama "Pequeña". Además, nadie me besa com
Hace más de diez minutos que intento hablar con Vera, pero ella no me dirige la palabra. Se ve muy enfadada, y no la culpo. Su silencio es más elocuente que cualquier palabra que pueda pronunciar.— Insúltame, pero di algo, por favor. —le supliqué, con la esperanza de romper su muro de silencio.— ¿Desde cuándo te acuestas con Alex? ¿Me usaste para llegar a él? —preguntó con furia, su voz cargada de decepción y dolor.— No, nunca lo hice. Fue algo que pasó, créeme, intenté controlarlo. —respondí sinceramente, tratando de transmitirle la verdad de mis palabras.— ¿Desde cuándo? —insistió, su tono de voz denotaba su desilusión, como si cada palabra pronunciada fuera un golpe a su confianza.— Desde que terminé con Gabriel. Perdón, Vera. —me disculpé, esperando que ella pudiera entenderme, aunque sabía que sería difícil.— ¿Lo quieres? —preguntó con una mezcla de curiosidad y escepticismo, como si intentara descifrar los entresijos de mi corazón.— Lo amo, pero no tiene futuro. En cuanto
Estaba trabajando tranquilamente en mi escritorio cuando llegó Alex furioso. Reí por dentro al ver su expresión, sabía que algo grande estaba por venir. Lanzó un periódico en mi escritorio con fuerza.— La compañía Falcón anticipó mis movimientos. ¿Cómo es eso posible? —exclamó con frustración.— No lo sé, señor. Acabo de regresar. ¿No será una casualidad? —respondí, intentando mantener la calma ante su enojo.— Tres inversiones no son casualidad, señorita Sánchez —replicó, su tono denotaba preocupación y desconfianza.— ¿Acaso está insinuando que yo vendí información? Si es lo que cree, despídame o le ahorro el trabajo y renuncio —dije, levantándome del escritorio y dirigiéndome hacia la salida. Pero él agarró mi brazo, obligándome a entrar a su oficina.— ¿Crees que soy una traidora? —preguntó, su voz cargada de decepción y desesperación.— Solo tú tenías esa información —respondí, tratando de contener mi propia angustia.— Y Ximena, pero claro, de ella no desconfías —insistí, inten