Estaba trabajando tranquilamente en mi escritorio cuando llegó Alex furioso. Reí por dentro al ver su expresión, sabía que algo grande estaba por venir. Lanzó un periódico en mi escritorio con fuerza.— La compañía Falcón anticipó mis movimientos. ¿Cómo es eso posible? —exclamó con frustración.— No lo sé, señor. Acabo de regresar. ¿No será una casualidad? —respondí, intentando mantener la calma ante su enojo.— Tres inversiones no son casualidad, señorita Sánchez —replicó, su tono denotaba preocupación y desconfianza.— ¿Acaso está insinuando que yo vendí información? Si es lo que cree, despídame o le ahorro el trabajo y renuncio —dije, levantándome del escritorio y dirigiéndome hacia la salida. Pero él agarró mi brazo, obligándome a entrar a su oficina.— ¿Crees que soy una traidora? —preguntó, su voz cargada de decepción y desesperación.— Solo tú tenías esa información —respondí, tratando de contener mi propia angustia.— Y Ximena, pero claro, de ella no desconfías —insistí, inten
El mensaje nos alertó, así que decidimos regresar a la ciudad. Al entrar a mi casa, noté que la puerta estaba abierta. Estoy segura de que la cerré con llave al salir, así que no puedo imaginar qué pudo haber ocurrido. Bueno, sí puedo, pero la sola idea me provoca un terror indescriptible. Subí rápidamente las escaleras hacia mi habitación y noté que mi ropa estaba revuelta. Lo más extraño es que faltaba ropa interior, y estoy segura de que la dejé aquí. Rezo internamente para que Alexis no haya descubierto mi identidad. No puedo imaginarme quién más podría haber entrado a mi casa de esta manera, a menos que él o alguien enviado por él estén involucrados. Tal vez me descubrió hace tiempo y ahora solo se está haciendo el tonto. No puedo evitar pensar en lo que sería capaz de hacer si me descubre. No dudo que desearía terminar el trabajo y acabar con mi vida. —No es seguro que estés aquí sola. Prepara un bolso con ropa y vamos a mi casa —me propone Samuel, cuya preocupación se reflej
Después de maquillarme y ponerme el vestido que Alex compró para mí, debo admitir que me quedaba perfecto. Parecía haber acertado con mi talla. Opté por un peinado alto y un maquillaje con labios rojos y sombras rosadas.Cuando llegamos a la cena, noté que la noche estaba nublada. Parecía que la lluvia estaba por caer, pero al menos el evento se llevaría a cabo dentro del edificio.Todos los graduados se dirigieron a sus respectivas mesas con sus familias, pero a mí me tocó estar sola. No recordaba que así fuera, y si lo hubiera sabido, probablemente no habría venido.La sensación de ser huérfana se acentuaba en ocasiones como esta. Durante Navidad, cumpleaños, Día de la Madre y del Padre, el dolor de la ausencia de una familia se intensificaba. Durante mi adolescencia, me había deprimido mucho y había deseado en varias ocasiones acabar con mi vida.Ser huérfana siempre me ha pesado enormemente. No tener una familia que me apoye y con quien compartir mis logros y decepciones me hacía
Me despertaron los sonidos del timbre, era como si el mismísimo diablo estuviera tocando la puerta de mi casa. Bajé las escaleras aún con mis ojos rojos y lanzando bostezos. No alcancé a divisar quién está tocando la puerta cuando sentí un golpe en mi mejilla.Fue tan fuerte que caí al suelo debido al impacto, creo que me dejará marcas. No puedo creer que se haya atrevido a golpearme. Durante toda mi vida nunca me ha puesto una mano encima, pero ahora parece fuera de sí. Es como si el mismísimo demonio hubiera poseído su cuerpo.—Te lo advertí, Alba, no debías enredarte con Alexis. Ya me informaron que te acuestas con él como la zorra que eres. Eres una cualquiera como tu madre.Eso me hizo enfadar. Me levanté furiosa del suelo. No permitiré que esta mujer me ofenda de esta manera y mucho menos que se siga expresando de esta forma de mi madre, quien no está para defenderse.—Ya me estoy hartando de que insultes a mi madre. Me acosté con Alex no porque sea una zorra ni por venganza, lo
—No, Alex —Le digo por milésima vez, pero él no me escucha y prosigue jalando mi brazo para arrastrarme y obligarme, prácticamente, a entrar a la casa. Mi novio, es muy extraño llamarlo de esa forma, en fin, Alex es la terquedad personificada y él no acepta un no como respuesta. En ocasiones detesto su actitud. No es posible que siempre termine cediendo a él y haciendo su santa voluntad. Él prácticamente me empuja y luego se dedica a agarrarme de la cintura. Yo sé que es una pésima idea, esto va a salir muy mal, pero él está convencido y como ya mencioné antes es muy terco. —Vamos, no seas cobarde, hermosa, ¿No querías ser mi mujer? Ahora lo eres oficialmente y debes cumplir con todas tus obligaciones. —Pero es muy apresurado, cada quien en su casa estaría mejor —Le sugerí. —No puedo elegir entre tú y mis hijas, hermosa. —Nunca te pediría eso, yo amo a las niñas. —Entonces vivirás conmigo porque no puedo dividirme entre dormir contigo o darle las buenas noches a las ni
Han transcurrido algunos días desde que estoy viviendo con Alex en su casa. Extraño a Emma, nuestras charlas y complicidad. A pesar de que estamos viviendo juntas, ella está muy distanciada de mí. Siento que Irene la está poniendo en mi contra, aunque con Vera me estoy llevando mejor que antes, sobre todo gracias a Samuel.Con Irene nos llevamos cada vez peor, principalmente por Gabriel. Ella me culpa porque él se fue de casa y yo también me culpo. Estoy decidida a hablar con él y volver a pedirle perdón si es necesario. Él no puede alejarse de su familia por mi culpa.No quiero a Gabo cerca de Brad porque él no es una buena persona y no me gustaría que le hiciera daño. No amo a Gabriel, pero le tengo un enorme cariño y me dolería si sale lastimado por culpa de ese imbécil.En este instante, estoy esperando en la casa de Brad a que él baje. La sirvienta me aseguró que llamaría a Gabriel. Por supuesto, Alex no sabe que estoy aquí porque es muy celoso y me imagino que se formaría un gra
—Eres Alba, mi princesa, la niña que creí que estaba muerta, pero estás aquí —dice Esteban con una mezcla de asombro y certeza en su voz.—Qué buena broma, Esteban —intento disimular mis nervios, aunque mi corazón late con fuerza.Él se acerca a mí lentamente, sus pasos firmes resonando en el suelo hasta quedar a centímetros de mi rostro. Siento su aliento cálido y su mirada fija en la mía, penetrante y llena de curiosidad.—Encontré tu fotografía entre tu ropa y he estado investigando. Rubí Sánchez no existe y, si existe, no eres tú —su voz es baja pero contundente.—¿Revisaste mis cosas? —pregunto, incrédula, mientras un escalofrío recorre mi columna.Ahora comprendo por qué mi ropa estaba revuelta. Yo había creído que me habían asaltado, pero se trataba de Esteban.—Te salvé, guapa. Cuando te fuiste a la playa, Gabriel estaba como loco buscándote. Él está obsesionado contigo, no ha cambiado durante los años. Revisamos tu cuarto: él se concentró en tus bragas y yo en ocultar tu foto
Narrador omnisciente—¿Cómo pudiste ser tan torpe, Brad? —le recriminó la mujer de largo cabello, o mejor dicho, peluca. Desde hace más de doce años, ella oculta su verdadera identidad del mundo. Ser descubierta no solo arruinaría sus planes, sino que la pondría en gravísimos problemas. Sin embargo, una persona conoce su identidad: Brad. Ella debió haberlo eliminado hace años, pero aún le servía a sus propósitos.Era una mujer manipuladora y perversa, escondida tras una fachada de nobleza e inocencia. Su especialidad siempre había sido manipular a las personas a su antojo, y hasta ahora, siempre se había salido con la suya. Pero de repente, algo cambió y sus planes se vinieron abajo.—Fue un descuido —alegó Brad, restando importancia a la situación.—Como siempre, yo tendré que arreglarlo —respondió ella con desdén.El descuido de Brad había permitido que Ivana escuchara cuando él charlaba con su cómplice por teléfono sobre Alba Smith. Ahora, su hermana sabía la verdad y no dudaría en