Cuando encendí mi celular, noté que tenía muchas llamadas perdidas de Samuel y de Gabriel. De este último, tenía varios mensajes. Los primeros decían que solo fue un tonto beso y que me amaba solo a mí. Los otros eran más agresivos, preguntando dónde estaba y que yo no me mandaba sola. Esos son los más suaves. Intenté ignorarlo, incluso lo bloqueé, y me dediqué a revisar mis apuntes del viaje e intentar redactar mi trabajo final. Es muy importante que tenga buenas calificaciones. —¿Cómo te fue en el viaje? —me pregunta Brad. —Se acabó lo de Gabriel, pero supongo que ya lo sabes —respondí. Él asintió con la cabeza. —Ya te dije que no puedes estar con ningún Santillán. En verdad, no entiendo por qué Brad siempre me dice eso, que yo no puedo involucrarme con nadie de aquella familia. —En verdad has sido honesto conmigo, Brad. —En todo, Alba. ¿Qué ganaría con mentirte, hermosa? —me dice, acariciándome el cabello. Me sigue dando vueltas lo que dijo Alexis respecto a mi hermano. ¿S
Martina se sorprendió mucho al verme en la empresa. Yo la saludé con un abrazo y un beso en la mejilla.— ¿Estás muy feliz, Rubí? — preguntó ella.— Algo —respondí dudosa.Me acerqué a la oficina de Alexis, caminando lentamente. Antes de llegar, me encontré con Ximena, quien estaba empacando sus cosas. No pude evitar sonreírle.— ¿Estás muy feliz? — me preguntó enfadada.— La verdad, sí. Suerte en el papeleo.— Señorita Sánchez, necesito que revisemos su nuevo contrato —informó Alexis.— Claro, licenciado.— Alex, no puedo creer que me hagas esto —le recriminó Ximena.— Ximena, en verdad pienso que estarás más cómoda con Ivana. Ella te necesita más que nunca en este momento.Ella le lanzó una mirada asesina y terminó de irse. No pude evitar reír.— ¿Qué te parece tan gracioso? —Alex me fulminó con la mirada.— Nada, licenciado.— Al primer error, se irá. No soy condescendiente con los empleados —me advirtió en un tono severo.— Lo tengo claro, licenciado.Los demás empleados lo miraba
El último mes transcurrió rápidamente. Creo que Gabriel comenzó a olvidarse de mí y ahora está saliendo con Sara. La verdad, ella no es la mujer que deseo para él, pero prefiero que las cosas sean así. Samuel y yo estamos como locos con la tesis. Cada vez falta menos para entregarla, y el trabajo final de Williams lo aprobamos casi todos los alumnos. Con Alex estamos muy bien. Tenemos sexo casi todas las noches, ya sea en su departamento o en mi casa. Ser su secretaria me ha servido mucho para investigar sobre mis padres. Ahora estoy investigando por qué él se quedó con la empresa de mi padre y con la casa. Aunque debo admitir que la empresa Smith es una de las mejores bajo el manejo de Alex. He ido un par de veces a verla con la excusa de que soy su secretaria y él quiere informes. Pero no todo es color de rosa. Me he hecho muy cercana a Ivana. Faltan semanas para la boda, y siento que no soportaré cuando llegue ese día y él se case con otra. Siento que me hierve la sangre cuando
Tomé unos analgésicos, y las niñas se quedaron haciéndome compañía junto con Gabriel y Esteban. Su rostro me resulta muy familiar, y creo que a él le ocurre lo mismo por la forma en que me mira.— Esteban, puedes ir yendo —le dice Gabriel.— ¿Me estás corriendo? Me quedaré aquí hasta que regrese Ivana o Rubí me corra —responde Esteban con su típico humor.— Debería irme a casa —les digo, aunque sé que nadie me dejará ir tan fácilmente.— Ni lo sueñes, Rubí. Te quedarás aquí al menos hasta mañana —me advierte Gabriel con tono decidido.— Llamé a papá y no tarda en venir —nos hace saber Emma, preocupada por mi estado.— No debiste, Emma. Estoy perfecta —intenté levantarme, pero mis piernas no me obedecieron y me tambaleé.Esteban carcajea con suficiencia, disfrutando de mi pequeña derrota.[...]— Mi pequeña —sentí unos besos en mis labios y los seguí mientras abría los ojos.Sé perfectamente que es él porque puedo inhalar su aroma y solo él me llama "Pequeña". Además, nadie me besa com
Hace más de diez minutos que intento hablar con Vera, pero ella no me dirige la palabra. Se ve muy enfadada, y no la culpo. Su silencio es más elocuente que cualquier palabra que pueda pronunciar.— Insúltame, pero di algo, por favor. —le supliqué, con la esperanza de romper su muro de silencio.— ¿Desde cuándo te acuestas con Alex? ¿Me usaste para llegar a él? —preguntó con furia, su voz cargada de decepción y dolor.— No, nunca lo hice. Fue algo que pasó, créeme, intenté controlarlo. —respondí sinceramente, tratando de transmitirle la verdad de mis palabras.— ¿Desde cuándo? —insistió, su tono de voz denotaba su desilusión, como si cada palabra pronunciada fuera un golpe a su confianza.— Desde que terminé con Gabriel. Perdón, Vera. —me disculpé, esperando que ella pudiera entenderme, aunque sabía que sería difícil.— ¿Lo quieres? —preguntó con una mezcla de curiosidad y escepticismo, como si intentara descifrar los entresijos de mi corazón.— Lo amo, pero no tiene futuro. En cuanto
Estaba trabajando tranquilamente en mi escritorio cuando llegó Alex furioso. Reí por dentro al ver su expresión, sabía que algo grande estaba por venir. Lanzó un periódico en mi escritorio con fuerza.— La compañía Falcón anticipó mis movimientos. ¿Cómo es eso posible? —exclamó con frustración.— No lo sé, señor. Acabo de regresar. ¿No será una casualidad? —respondí, intentando mantener la calma ante su enojo.— Tres inversiones no son casualidad, señorita Sánchez —replicó, su tono denotaba preocupación y desconfianza.— ¿Acaso está insinuando que yo vendí información? Si es lo que cree, despídame o le ahorro el trabajo y renuncio —dije, levantándome del escritorio y dirigiéndome hacia la salida. Pero él agarró mi brazo, obligándome a entrar a su oficina.— ¿Crees que soy una traidora? —preguntó, su voz cargada de decepción y desesperación.— Solo tú tenías esa información —respondí, tratando de contener mi propia angustia.— Y Ximena, pero claro, de ella no desconfías —insistí, inten
El mensaje nos alertó, así que decidimos regresar a la ciudad. Al entrar a mi casa, noté que la puerta estaba abierta. Estoy segura de que la cerré con llave al salir, así que no puedo imaginar qué pudo haber ocurrido. Bueno, sí puedo, pero la sola idea me provoca un terror indescriptible. Subí rápidamente las escaleras hacia mi habitación y noté que mi ropa estaba revuelta. Lo más extraño es que faltaba ropa interior, y estoy segura de que la dejé aquí. Rezo internamente para que Alexis no haya descubierto mi identidad. No puedo imaginarme quién más podría haber entrado a mi casa de esta manera, a menos que él o alguien enviado por él estén involucrados. Tal vez me descubrió hace tiempo y ahora solo se está haciendo el tonto. No puedo evitar pensar en lo que sería capaz de hacer si me descubre. No dudo que desearía terminar el trabajo y acabar con mi vida. —No es seguro que estés aquí sola. Prepara un bolso con ropa y vamos a mi casa —me propone Samuel, cuya preocupación se reflej
Después de maquillarme y ponerme el vestido que Alex compró para mí, debo admitir que me quedaba perfecto. Parecía haber acertado con mi talla. Opté por un peinado alto y un maquillaje con labios rojos y sombras rosadas.Cuando llegamos a la cena, noté que la noche estaba nublada. Parecía que la lluvia estaba por caer, pero al menos el evento se llevaría a cabo dentro del edificio.Todos los graduados se dirigieron a sus respectivas mesas con sus familias, pero a mí me tocó estar sola. No recordaba que así fuera, y si lo hubiera sabido, probablemente no habría venido.La sensación de ser huérfana se acentuaba en ocasiones como esta. Durante Navidad, cumpleaños, Día de la Madre y del Padre, el dolor de la ausencia de una familia se intensificaba. Durante mi adolescencia, me había deprimido mucho y había deseado en varias ocasiones acabar con mi vida.Ser huérfana siempre me ha pesado enormemente. No tener una familia que me apoye y con quien compartir mis logros y decepciones me hacía