Capítulo 4
—¡¿QUÉ COJONES HACES AQUÍ?!
Sus ojos me desvistieron con la mirada y la sorpresa de su rostro fue grato de grabarla y pasarla en una pantalla grande. La furia lo dominó y su asqueroso rostro que tanto recordaba y me daba pesadillas por la noche, me hicieron sentir pequeña. Miré a James y luego a él, levanté mi vestido rojo y salí de allí, con el corazón congelado, aterrado.
—¡Alma! —escuché gritar a James, detrás de mí.
Tomé a las voladas de una bandeja una copa de algo que rogaba que tuviera alcohol y comencé a ingerirla descaradamente, mientras me abría paso entre la gente ricachona.
Subí las escaleras que se abrían en dos pasillos, tomando el pasillo número uno, en busca de un baño en el cual refugiarme. Encontré lo que parecía uno y abr&ia
ElseñorVoelkopta por elsilencio absoluto mientrasaquel auto nosredirige a mi apartamento. Está centrado ensuspensamientosy mesiento incomoda porsucomportamiento tan tranquilo. Pero, era justificable luego de todo el escándalo familiar ocurrido en casa desuspadres.Yo era la causante de todo aquello y me dolía. Muchísimo. Presencié como a cada minuto le llegaba un mensaje de alguien que no logré ver.Seguro prefería hablar consusconocidosque conmigo. Luego de todo, yo había arruinado una noche importante. CAPÍTULO 6.Los rayos del sol fueron los que no me dejaban dormir y me daba pereza levantarme a cerrar las cortinas. El amor no me daba buena espina, aunque a veces necesitaba ser amada y amar. No quería ponerme a pensar en el amor en plena mañana. Seguía pensando de la historia de Carl. Me senté en la cama, refregandomé los ojos y vi la solitaria cama. Eso me hizo reír en silencio. Me coloque una sudadera gris que llevaba puesto la noche anterior y que me llegaba hasta por arriba de las rodillas, me dirigí hacia la ventana y se me dio por mirar la ventana de James, quien aún se encontraba cerrada. Seguro estaba molesto conmigo. Alguien golpeó la puerta, haciéndome sobresaltar. Fui directo a la puerta, retirando la silla que cumplía la función de barra para que nadie se atreviera a pasar. La misma rechinaría si eso pasara. Abrí la puerta, echándole un vistazo a mi cabello, que Capítulo 6
Era tan sencillo caer en las tentadoras propuestas de James y tan difícil salir de ellas. Lo único en lo que pensaba era que aquello me podría catapultar al éxito en cualquier universidad que eligiera, él tenía mi futuro en sus manos y yo me ocuparía de utilizarlas a mi favor. —No pretendo ningún tipo de relación personal y no pretendo tampoco llegar a sentimientos profundos. Si eso ocurre, te desearía buena vida, Alma—me dijo él, revolviendo su café y asi llevárselo a la boca, sosteniéndome la mirada. —Creí que éramos amigos—le recordé, extrañada. —Pasamos a un nivel más alto que eso Alma ¿no crees? Asentí con lentitud, en silencio. —Este tipo de relación…¿implicará follar? Por poco se ahoga con el café, y se recuperó rápidamente, mirandomé con sorpresa. Me dio gracia aquella reacción por mi culpa. —Debo admitir que esa palabra saliendo de tu boca suena tan dulce y delicada que podría escucharla todo el día—soltó, son
Cuando soltó eso me hubiese gustado reaccionar de una forma más madura y calmada posible, pero aquella noche no fue la excepción. Entré dando pasos agigantados a su maldito lujoso apartamento, con los brazos en jarra y lanzarle lo primero que tenía sobre su cabeza. No, eso sería violencia y yo no era alguien violen…retiré la idea al recordar la bofetada merecida que le di a Merry aquella tarde cuando la muy descarada se presentó en la puerta de mi casa. Intenté pensar en otra cosa, como la decoración del apartamento. Demonios, que bonito era el apartamento de James: ventanales con una vista fascinante de la noche que prometía lluvia, piso de madera con barniz, sillones oscuros alrededor de una mesa de living pequeña, el último televisor colgado. Una isla de fondo que dividía la cocina lujosa y música tranquila sonando de fondo. —Es la primera y última vez que te preguntaré esto ¿te la follaste? —le pregunté, de hito en hito. James
Me latia con fuerza el corazón, de forma desembocada que tenía miedo de que se saliera de mi pecho. Su cuerpo irradiaba un calor anormal pero excitante que no tardó en pegarse al mío al instante. Sus dedos enredados en mi cabello, besándome todo el rostro y yo lo imitaba, tratando de satisfacer la sed del otro. Era un momento que deseaba que durara para siempre. Sus labios me estaban lanzando a un trance del que seguro no saldría nunca mientras la música era lejana pero fiel compañera. Mi vista se nubló, sólo me dejaba llevar por los sentidos. Cuando me di cuenta, me había llevado a su habitación y lanzada cuidadosamente sobre su cama de finas sabanas que no tardaron en erizarme la piel. Lo vi, al pie de la cama, desabrochando su camisa de una forma eterna. Cada segundo era una eternidad, lo único que deseaba era tenerlo dentro mío. Entonces, ante mi quedó aquel vientre y pecho inflado salpicado de pecas. Un verdadero hombre ante mis ojos, y bendecida por t
James tenía contactos que estaban relacionados a la administración de la universidad más prestigiosa de Seattle, es por eso que instalarme fue tan sencillo como chasquear los dedos. El dinero no era lo más importante del mundo, pero si podías hacer cosas maravillosas con él. Sabía que pedirle a James que costeara la universidad sería algo descarado de mi parte, pero necesitaba avanzar y él era el último escalón que necesitaba para llegar a mi sueño. Le estaría agradecida toda la vida, eso no se discutiría jamás. Llenar papeleos, mudarme e instalarme y comprar algunos libros para empezar a estudiar antes de tener mi primer día me llevó exactamente dos semanas y el comienzo de una tercera. Las citas con el psicólogo me ayudaban y me vio bastante entusiasmada, eso era alentador tanto para mí como para él. Quizás aferrarme a aquella nueva oportunidad era lo que necesitaba, aunque ahogarme en ella era lo que temía. Coloqué el último libro en un est
El teléfono de James empezó a sonar y la llamada se reflejó en el tablero digital. El nombre de Merry figuraba en él. Miré hacía la ventanilla, tratando de que no se me notara el enfado en mi rostro. James atendió, relajado. Supuse que no tendría nada que esconderme, sino la hubiera atendido por privado. —Hola Merry ¿ocurrió algo en relación con la oficina? Recuerda que a esta hora no recibo llamadas de nadie. —Hola James ¿está contigo Alma? Sólo quiero saber eso, no volveré a molestarte, precioso—su voz chillona me taladró la cabeza, pero no me centré en eso, sino en que había preguntado por mí. Precioso, ella le decía precioso. Maldito Gollum. James me miró, sin decir una palabra ya que su gesto fue: ¿Le digo que estás conmigo o no? Rodeé los ojos, sintiendo que aquella noche prometía ser la peor. —Y vuelves a joderme y a tocarme las pelotas, Merry —le dije, finalmente. —Vete al diablo. Sólo quiero recordarte que no te hagas
Fui la primera en despertar. Billie, mi compañera de cuarto, seguía durmiendo plácidamente y cada tanto la veía sonreír debido a algún sueño que yo desconocía. El sol del amanecer ingresaba por la ventana, y las imágenes de la noche anterior con James comenzaron a golpearme a medida que iba despertándome. Eran las ocho de la mañana, me sorprendí, ya que no era habitual en mí despertarme tan temprano. Fui al baño, me lave el rostro, cepillé mis dientes y me di una ducha larga. Con la toalla en mi cabeza, me puse unos vaqueros azules ajustados y una camiseta blanca de manga corta. Cepillé mi cabello mientras me miraba al espejo. El cuarto de baño de la habitación era pequeña, sin demasiado detalle y sencilla. Ducha, inodoro, etc. Tomé uno de mis libros del curso de ingreso para adelantar algo, mis plumones y me encaminé hacia la biblioteca que quedaba en la última planta. Antes de subir, cuando estaba a punto de subir un escalón, pensé que aún