Alma se refugiaba con la idea de que su madre era la misma Afrodita cuando la soledad la visitaba en medio del orfanato Santa Maria. Una diosa de un viejo mito griego que había logrado leer en una visita a la biblioteca pública junto con otros niños. La única fotografía que tenía de su madre cuando fue abandonada, era similar a como se describía a Afrodita en aquel mito. Era una diosa de la belleza particular, esta nació siendo mujer, su tez y toda su piel era pálida, lechosa, y se la representaba con el cabello largo y ondulado la mayoría de las veces, ataviada con una túnica de seda blanca y con un cinturón que le hacía resaltar más sus caderas y los senos.
Era tan hermosa que todo aquel podría caer a sus pies, rendidos y enloquecidos.
Cómo la imagen del rostro de su madre era similar a como describían a Afrodita
CAPÍTULO 1.Lo importante de esto es que siendo bebé fui abandonada en un orfanato de Seattle; y que dieciocho años después me dejaron a mi suerte. Pero claro, tuvieron la benevolencia caritativa de otorgarme un apartamento con un año de renta pago. Luego de eso debería sobrevivir por mi cuenta; sin estudios universitarios, sin nada ni nadie.Abandonada a mi suerte, y con cierto desapego del Estado, conseguí el puesto de mesera de un bar una tarde de verano, prácticamente le pedí de rodillas al dueño que me diera empleo. Fue humillante ese acto de sumisión para oír un asqueroso “Sí” de su reseca y momificada boca. Tengo motivos para despreciarlo, tal vez algún día tenga el valor para contarlo.El viejo Garicia no me agradaba, era un hombre bajito, lampiño y cascarrabias. Se aprovechaba de mi nece
CAPÍTULO 2.Mis sentidos comenzaron, de cierta manera, a activarse. El choque de utensilios, algo cocinándose en su propio jugo y el ruido del agua correr de la canilla me hizo poner en estado de alerta. Mis manos entumecidas y el cuello ardiéndome de una manera tan intensa que me hicieron pensar al instante que yo no estaba muerta.Mis ojos se abrieron con lentitud y comencé a escuchar extraños pasos por la casa, ruidos provenientes de la cocina.Había alguien en la casa.Me obligué a levantarme, aunque a la fatiga le importaba un bledo que hubiese un asesino serial y tomé un paraguas cerrado que estaba en la esquina de mi habitación. Mis ojos cayeron sobre el techo en donde el cinto seguía colgado, demostrando mi fracaso.Me había dado cuenta que había amanecido y no me tomé la molestia en averiguar qué hora era.Con el paraguas en mi mano par
CAPÍTULO 3.Estupefacta. No sabía exactamente qué decir, qué responder y qué pensar sobre dicha propuesta que no sabía dónde iba. Y más si provenía de un desconocido.—¿Chica de compañía? —repito en un susurro.Incluso decirlo sonaba absurdo. El rostro de James se descompuso, echándose hacia atrás inmediatamente con la propuesta. —Mierda, lo siento ¿sabes qué? Mejor olvídalo, no debí proponértelo. Al principio creí que fingía arrepentimiento, pero estaba siendo más sincero de lo que pensé. —Si hay dinero de por medio puedo hacer lo que quieras. Puedo ser lo que desees —insistí, sin ningún tipo de gracia en mi voz. James me miró a los ojos, rendido. Lanzó un largo suspiro y dijo:—Puede que creas que una escort o dama de compañía es lo mismo que una prostituta, la verdad es que no. Por favor no pienses eso. Es “una acompañante remunerada”, es decir una persona que acompaña al cliente a diferentes eventos o
Capítulo 4—¡¿QUÉ COJONES HACES AQUÍ?!Sus ojos me desvistieron con la mirada y la sorpresa de su rostro fue grato de grabarla y pasarla en una pantalla grande. La furia lo dominó y su asqueroso rostro que tanto recordaba y me daba pesadillas por la noche, me hicieron sentir pequeña. Miré a James y luego a él, levanté mi vestido rojo y salí de allí, con el corazón congelado, aterrado.—¡Alma! —escuché gritar a James, detrás de mí.Tomé a las voladas de una bandeja una copa de algo que rogaba que tuviera alcohol y comencé a ingerirla descaradamente, mientras me abría paso entre la gente ricachona.Subí las escaleras que se abrían en dos pasillos, tomando el pasillo número uno, en busca de un baño en el cual refugiarme. Encontré lo que parecía uno y abr&ia
ElseñorVoelkopta por elsilencio absoluto mientrasaquel auto nosredirige a mi apartamento. Está centrado ensuspensamientosy mesiento incomoda porsucomportamiento tan tranquilo. Pero, era justificable luego de todo el escándalo familiar ocurrido en casa desuspadres.Yo era la causante de todo aquello y me dolía. Muchísimo. Presencié como a cada minuto le llegaba un mensaje de alguien que no logré ver.Seguro prefería hablar consusconocidosque conmigo. Luego de todo, yo había arruinado una noche importante. CAPÍTULO 6.Los rayos del sol fueron los que no me dejaban dormir y me daba pereza levantarme a cerrar las cortinas. El amor no me daba buena espina, aunque a veces necesitaba ser amada y amar. No quería ponerme a pensar en el amor en plena mañana. Seguía pensando de la historia de Carl. Me senté en la cama, refregandomé los ojos y vi la solitaria cama. Eso me hizo reír en silencio. Me coloque una sudadera gris que llevaba puesto la noche anterior y que me llegaba hasta por arriba de las rodillas, me dirigí hacia la ventana y se me dio por mirar la ventana de James, quien aún se encontraba cerrada. Seguro estaba molesto conmigo. Alguien golpeó la puerta, haciéndome sobresaltar. Fui directo a la puerta, retirando la silla que cumplía la función de barra para que nadie se atreviera a pasar. La misma rechinaría si eso pasara. Abrí la puerta, echándole un vistazo a mi cabello, que Capítulo 6
Era tan sencillo caer en las tentadoras propuestas de James y tan difícil salir de ellas. Lo único en lo que pensaba era que aquello me podría catapultar al éxito en cualquier universidad que eligiera, él tenía mi futuro en sus manos y yo me ocuparía de utilizarlas a mi favor. —No pretendo ningún tipo de relación personal y no pretendo tampoco llegar a sentimientos profundos. Si eso ocurre, te desearía buena vida, Alma—me dijo él, revolviendo su café y asi llevárselo a la boca, sosteniéndome la mirada. —Creí que éramos amigos—le recordé, extrañada. —Pasamos a un nivel más alto que eso Alma ¿no crees? Asentí con lentitud, en silencio. —Este tipo de relación…¿implicará follar? Por poco se ahoga con el café, y se recuperó rápidamente, mirandomé con sorpresa. Me dio gracia aquella reacción por mi culpa. —Debo admitir que esa palabra saliendo de tu boca suena tan dulce y delicada que podría escucharla todo el día—soltó, son
Cuando soltó eso me hubiese gustado reaccionar de una forma más madura y calmada posible, pero aquella noche no fue la excepción. Entré dando pasos agigantados a su maldito lujoso apartamento, con los brazos en jarra y lanzarle lo primero que tenía sobre su cabeza. No, eso sería violencia y yo no era alguien violen…retiré la idea al recordar la bofetada merecida que le di a Merry aquella tarde cuando la muy descarada se presentó en la puerta de mi casa. Intenté pensar en otra cosa, como la decoración del apartamento. Demonios, que bonito era el apartamento de James: ventanales con una vista fascinante de la noche que prometía lluvia, piso de madera con barniz, sillones oscuros alrededor de una mesa de living pequeña, el último televisor colgado. Una isla de fondo que dividía la cocina lujosa y música tranquila sonando de fondo. —Es la primera y última vez que te preguntaré esto ¿te la follaste? —le pregunté, de hito en hito. James