Josh salió a caminar pues le hacía mucho calor y no podía dormir. Si bien estaba agotado porque había conducido muchos kilómetros para llegar a la boda de su padre no tenía sueño. El encuentro con Maia lo dejó con más dudas que antes. "¿Algún día podrían superar eso?, pensaba mientras caminaba pateando las piedrecillas del camino. La noche estaba despejada, a esa altura del año era muy raro que fuera un día tan cálido. Los novios habían tenido suerte, les tocó un día maravilloso. Tal vez si nadaba un rato en la piscina gastara la poca energía que seguramente le quedaba y para terminar de apagar el fuego que sentía. Esta noche seguramente soñaría con Maia.
Se encaminó hacia el fondo, donde estaba la piscina...Cuando llegó, vio a alguien forcejeando con una mujer inconsciente. Luchaba por salir pEran las diez de la mañana y Maia no aparecía en el comedor. Ya habían desayunado todos, incluso Lauren que tenía una resaca terrible se hizo presente con las ojeras que casi llegaban al piso. Josh miraba preocupado las escaleras esperando a que bajara. No se atrevía a ir a su habitación para evitar las habladurías del personal. Podían hacer llegar a oídos de su padre que él entraba a la habitación de su ahora hermanastra. Escuchó que alguien subía. Era una de las mucamas. La llamó adonde nadie más pudiera escuchar y le dio un mensaje.Maia dormía como en una nebulosa. Estaba aletargada y adolorida por la fuerza que había hecho el imbécil de Rick para arrancarle la ropa, sentía los músculos doloridos. Escuchó unos golpecitos en la puerta. Se tapó hasta la cabeza, pues no tenía ánimos de ver a nadie, se habí
Al llegar al edificio, Maia se bajó apresuradamente dando un portazo. El malhumor que tenía era candente, la hacía ver arrebolada, hasta los mechones de su cabello que siempre tenía bien apretados parecieron soltarse al sentir la tensión. Josh bajó prácticamente corriendo tras ella pero se detuvo brevemente al ver que ya todo el mundo estaba allí. Los asistentes y jefes de cada área habían acudido temprano ese día, pues era día de cierre de balances y acostumbraban estar más temprano para poder irse antes.—Señor Nigel, por favor firme aquí—Jefe, ¿podría aprobar el proyecto?—Josh, tienes una reunión con el socio Stevenson...Maia se escabulló al ascensor antes que Josh pudiera deshacerse de todo el personal que lo acosaba y cuando finalmente llegó a la oficina ella estaba enfrascada en el papeleo. Un socio
Josh regresó muy tarde a casa. Hizo ruido al entrar por lo que Maia, quien se encontraba dando la última ojeada a Michael antes de irse a dormir se sorprendió. Tal vez había entrado un extraño, se dijo asustada. Luego lo pensó mejor y se dijo que era imposible burlar la seguridad de la entrada. Escuchó risitas y voces. Lauren hace rato que se había ido a dormir. Se asomó al pie de la escalera y vio a Josh pasando su brazo por los hombros de una mujer bellísima quien se reía de sus chistes. Sintió una punzada en el pecho que le impedía respirar. "Era obvio que esto iba a pasar, no puedo esperar nada de él" , se dijo con los ánimos bajos. "Te amo", resonaba en su mente esa misma voz que ahora hablaba con los mismos susurros con los que le había hablado a ella.Los tortolitos se dirigieron a la cocina. Tuvo curiosidad por saber que pasaba, era extraño que no la hu
Josh estuvo retraído gran parte del tiempo en la oficina. Hizo todo como un autómata. No veía la hora de regresar a casa. Necesitaba hablar con Maia. No podía soportar un día más sin hablar con ella, sin decirle que nunca contó a Rick lo que había pasado entre ellos, que no quería jugar con ella, que siempre quiso estar con ella...que se equivocó. Se pasó nerviosamente las manos por su tupida cabellera oscura y ahogó un grito de frustración. En ese momento, entró Maia con unos papeles.—Necesito que firmes estos papeles urgente —expresósin preámbulos y tirando prácticamente las carpetas en su escritorio. Josh se quedó de una pieza, con la mano en el aire.—Maia, pensé que te habías quedado a descansar. No era necesario que vin...—comenzó diciendo cuando fue interrumpido.—No voy a quedarm
Leah y Carl pasaron días maravillosos en las playas que habían elegido para su luna de miel. Leah encontró en el señor Nigel a un hombre atento, romántico y tan buen amante que por dos días no salieron de la habitación ni para que ingresara el personal de limpieza. Estaban disfrutando la presencia del otro con avidez acumulada de tantos años y dolores. Leah llamaba todos los días a sus hijos para saber como estaban.Maia disimulaba lo más que podía, no quería empañar la felicidad de su madre contándole lo ocurrido con Rick. Menos atraer la atención sobre si misma hablándole de las confesiones de Josh. Se sentía un poco en las nubes cuando él la traía de regreso. Le contó que esa noche que llegó golpeado volvía del apartamento de Rick. Había bebido el whisky con sus socios y se sentía envalentonado para en
Diario"No puedo creer que estuve a punto de entregarme a Josh. Lo deseo tanto pero aún no me fío de que él quiera algo serio conmigo. ¿Y si solo quiere estar conmigo para llevarse una especie de "trofeo"? ¿Y si solo soy una apuesta entre el y Rick? No, no, noo. Un chico como él jamás jamás se fijaría en alguien como yo. Es imposible. Y si lo hago una vez tal vez tenga que olvidarme para siempre porque luego me despreciará y me dejará toda enamorada y arrebolada y destruida. Y no creo que pueda volver a construirme...debo pensar, tengo que ser fuerte y no dejarme llevar."El señor Nigel y Leah llegaron al otro día muy temprano. Leah trató de detenerlo pero éste subió furioso por las escaleras directo a la habitación de Josh. Entró sin preámbulos y con su voz de tenor gritó:—Josh, arriba. ¡Tenemos que hablar ya!
El señor Nigel aprovechó cuando todos se retiraron del despacho para acercarse a Maia y a su esposa. La miró con unos ojos tristes únicos que expresaban todo lo que sus palabras seguramente no podrán hacerlo.—Siento mucho que hayas tenido que pasar por esto, hija. Ahora eres parte de mi familia y pondré la cara por tí como lo haría por cualquiera de mis hijos. No te preocupes. Hundiremos a ese infeliz. Yo me encargaré —prometió acariciando paternalmente sus mejillas bañadas en lágrimas.Maia se adelantó tímidamente y lo abrazó buscando la protección que tanto necesitaba. Al darse cuenta se retiró avergonzada.—P-perdón, señor Nigel. Y-yoo.—No es nada, hija. Está muy bien. Yo quiero que seas también mi hija, si lo permites. Y quiero que siempre, escúchame bien, siempre puedas confiar en
MaiaDesperté sobresaltada. Algo me había despertado sin dudas, al abrir mis ojos me percaté que aún era de noche. ¿Cuánto habría dormido? Intenté alcanzar mi celular para ver la hora cuando un grito involuntario salió de mi boca. Josh estaba sentado en un sofá que hay a los pies de mi cama, tenía la mirada esa que no puedo describir. Me asusté.—Q-qué estás haciendo en mi habitación? —traté de mantener el tono de voz firme.No contestó nada, sólo resopló y se refregó el rostro con una de sus manos, como si quisiera despejar sus ideas o pensamientos.—Vete, Josh. Ve a dormir en tu habitación.Nuevamente silencio. Pude sentir el olor a alcohol que llegó como una oleada a mis fosas nasales y me dí cuenta que estaba borracho. No sabía que hacer ni que pensa