—Sí, hace una semana de todo —dijo Dantes, con la mirada fija en Lirio mientras hablaba con Enzo por teléfono. Después de todo, la influencia del rey siempre es mucho más grande que la del príncipe. —Suecia es un territorio de cazadores. ¿Cómo pudieron mantenerse ocultos tanto tiempo? Ni siquiera yo, como rey, tenía la más mínima idea de que existiera una manada en ese lugar. Con razón mis hombres nunca pudieron encontrar a Lirio —dijo Enzo, frustrado por la situación—. Enviaré a mis mejores hombres para organizar una misión de rescate. ¿Saben cuántos lobos fueron capturados? —preguntó. Lirio negó enseguida, ya que sus sentidos desarrollados le permitían escuchar la conversación y no quería quedarse con la curiosidad hasta que terminaran de hablar. —Lirio dice que no lo sabe, pero rescata a sus hermanos y a cualquier otro lobo que tengan allí. No podemos dejar a ninguno de los nuestros en manos de cazadores —expresó Dantes, a lo que el rey estuvo de acuerdo de inmediato. —Crée
Dantes se despertó de golpe, su cuerpo empapado en sudor y el pecho subiendo y bajando rápidamente. El grito ahogado que escapó de su garganta resonó en la habitación oscura, lleno de dolor y desesperación. Sus ojos grises, normalmente tan intensos y dominantes, ahora estaban desbordados de miedo. Se sentó de un salto en la cama, apretando los puños contra las sábanas, tratando de calmar la respiración desbocada. Lirio se despertó al instante. El instinto protector en su interior la llevó a acercarse rápidamente. Sin decir una palabra, colocó una mano suave sobre el brazo tenso de Dantes, sintiendo cómo sus músculos vibraban bajo su piel. Sabía que hablar de inmediato no ayudaría. Naiko, su lobo, volvía a repetir esos recuerdos dolorosos en los que ahora solo visualizaba a Lirio en ellos. —Dantes, estoy aquí —susurró finalmente, su voz tranquila y suave como una brisa, esperando no asustarlo más. Lentamente, él giró su rostro hacia ella, sus ojos brillando con el tormento de los
La luna brillaba intensamente en el cielo, iluminando el camino por el que Hakon y los hombres del rey Enzo Marchetti se desplazaban. El tensión en el aire era palpable; todos sabían que ese dirigían a un lugar peligroso, un complejo utilizados por cazadores para atrapar a los suyos. Gunnar y Sven, los hermanos de lirio, habían sido traídos a este lugar después de la emboscada junto a algunos miembros de la manada. Ahora, el deber de rescatarlos recaía sobre Hakon y en os leales soldados del rey. —Recordar que este no es un enfrentamiento cualquiera —dijo Hakon, su voz resonaba en el silencio nocturno—. Los cazadores están bien armados y conocen el terreno. Debemos ser astutos y rápidos. Miró a cada uno de los hombres, buscando determinación en sus rostros. Eran valientes, listos para arriesgarlo todo por sus compañeros y por órdenes de su rey. Hakon había tomado la posición de líder del grupo de rescate por tener conocimiento del lugar y aquellos lobos y leones lo siguen con valen
La cabaña de seguridad estaba ubicada en lo profundo del bosque, prácticamente invisible para cualquiera que no conociera su ubicación exacta. Construida con piedra y madera oscura, se fusionaba con el entorno natural, como si fuera parte del paisaje. Las gruesas paredes de piedra garantizaban aislamiento y protección, mientras que las ventanas, estrechas y alargadas, permitían vigilar sin ser vistos desde afuera. Un tejado inclinado de tejas envejecidas coronaba la estructura, cubierto en algunas partes por musgo y hojas secas que la naturaleza había depositado a lo largo del tiempo.Todos se acomodaron en silencio, llorando las pérdidas. Los cazadores habían sido brutales: niños con miradas perdidas y mujeres desconsoladas por la pérdida de sus parejas llenaban el lugar con una atmósfera de dolor silencioso.Gunnar y Sven fueron atendidos por el médico, quien les curó las heridas en las muñecas, las más profundas debido a la plata. Después, el doctor los dejó a solas con Hakon, quie
—¡Oh, por la diosa! ¡Es hermosa! —chillaron las hermanas de Dantes al ver a Dafne, quien tenía las mejillas rojizas y se mantenía pegada a su madre mientras sus tías morían de ternura por la pequeña—. ¡Ay, es idéntica a Dantes! Nos ha alegrado mucho la noticia de tu regreso, y más aún porque nuestro hermano no la ha pasado muy bien que digamos —susurró al final, provocando que la loba se sintiera un poco mal por lo que había vivido el príncipe.—No creas que te estoy echando esto en cara, cielo —continuó sujetando sus manos mientras le sonreía—. Él es un hombre adulto que debió hacerte sentir más segura de lo que estaban construyendo —concluyó Kusi.—Dejemos esta charla; Dantes y Lirio tendrán tiempo de resolver… aunque, al oler las cosas, ya parece bastante resuelto —dijo Kazuma levantando las cejas y provocando un sonrojo en la loba.Después de ese momento de risa y conversaciones triviales, el grupo de mujeres, escoltadas por órdenes de Dantes, abandonaron la mansión para ir al cen
—Es impresionante dónde hemos terminado —murmuró Gunnar, observando desde la ventana de la habitación que le habían cedido, con una vista hacia la ciudad de Seattle—. La realeza se da lujos, ¿de dónde tanto dinero? —interrogó.—Son la realeza por algo. Te recuerdo que también se dedican a las drogas y el tráfico de armas —informó Sven antes de llevarse un puñado de frutos secos a la boca.—Italianos…—Sicilianos, de hecho —corrigió, alzando los hombros—. Leonardo Marchetti fue un buen líder de la mafia en su tiempo. No entiendo por qué se retiró, pero sus hijos e hijas han sabido manejar bien todo su negocio —añadió.—Tienes mucha información de la familia.—Siempre hago bien mi trabajo, no me gusta dejar nada al azar. Me enviaste a investigarlos y eso hice —le recordó.—¿Crees que lo que hago es correcto? —esta vez su tono fue más serio.—Eres un alfa. Aceptar este trato con Dantes no te hace menos alfa. Lo que has hecho es digno y tienes todo mi apoyo. Podemos crecer como manada al
La cena transcurrió sin problemas. Dafne se robó toda la atención y todos querían compartir con ella, hasta que la pequeña terminó rendida en brazos de su madre. Al final, los adultos se trasladaron al jardín, donde les ofrecieron champán y whisky de la mejor calidad. Sven, siempre sociable, no tardó mucho en conectar con Carter, quien lo invitó a su empresa y le mencionó un deporte que ambos tenían en común: el surf.—¿Aburrido de la fiesta? —interrogó Kazuma a Gunnar, quien tenía cara de pocos amigos. Sin embargo, la princesa nunca se dejaba intimidar por nadie, y menos después de haber crecido al lado del hombre más intimidante que había conocido: su padre.—¿No debería una princesa tomar algo más suave? —preguntó Gunnar, echando un vistazo al vaso de whisky de Kazuma. Ella se rió y sacudió su melena negra hacia su espalda en un gesto natural y sin pretensiones.—Esto lo tomo desde muy joven —dijo, alzando los hombros para restarle importancia—. Parece que tu hermano se adapta bien
La mañana siguiente, Charlotte se retiró temprano del aposento del rubio para hacer sus labores domésticas. Hakon se dio una ducha larga, cambió las colchas, se vistió con algo deportivo y emprendió el camino hacia el gimnasio de la mansión. No se sorprendió al encontrar a Dantes entrenando, como era costumbre del príncipe.Ninguno se dirigió la palabra; ambos se dedicaban a lo que habían llegado a hacer: ejercitarse. Dantes en su lado y el rubio en el suyo. El príncipe fue el primero en retirarse, subió hasta la habitación de Dafne, que aún dormía, y luego se fue a su aposento. Sudado, se colocó sobre Lirio para despertarla con besos. Ella se estiró como un gato y abrió los ojos, encontrándose con los grises del príncipe.—Buenos días, mi luna —saludó con una sonrisa.—Hola, ¿no crees que es muy temprano? —susurró, al girar su rostro y ver la hora. Dantes negó y dejó un beso en su cuello.—Es la hora perfecta —anunció.—¿Perfecta para qué? —interrogó ella.—Para follarte —expresó prov