NO ARRUINEMOS LA BODA DE MI HERMANA.

Sarah no entiende en que momento termino dentro de su habitación, besando apasionadamente a Daniel.

Sus cuerpos se desean y saben que tienen que darle un fin a eso, no es amor, solo deseo, algo inconcluso qué quedo entre ellos... Sus lenguas se encuentran y parecen desesperadas por devorarse, mientras él no deja de acariciarla, incrementando la excitación en todo su cuerpo.

Daniel la tiene apoyada contra la pared, con sus piernas en la cintura y puede sentir su erección en todo su esplendor. Todo esto es una locura, piensa Sarah, pero no tiene el valor para terminar con eso, es que sus besos y sus caricias la encienden de una manera que nunca Roger lo había hecho.

En un momento siente que Daniel la está tocando con sus dedos, entre las piernas, haciendo que se excite aún más, sin poder evitar que dulces gemidos salgan de su boca. La está volviendo loca, siente como su cuerpo reacciona a esa increíble caricia en su clítoris, haciendo que se moje y s