Capítulo 123

Evie intentaba no llorar, quería dejar de mostrarse tan débil cuando se encontraba frente a las personas y así poder afrontar las situaciones que le presentaba la vida. Sin embargo, sus labios temblaban y las palabras que salían de sus labios eran frágiles, temblorosas y terminaban agonizando en el piso, arrastrándose de a poco.

—Todo en mi vida marcha bien, se supone que debería estar feliz, pero… no puedo… —Desplegó una sonrisa temblorosa y sus ojos se iban llenando de lágrimas de a poco—. ¿Cómo puedo estar tan triste cuando debería estar feliz?

El doctor la escuchaba con atención, mostrándole una mirada llena de mucha comprensión. Cuando la joven dejó de hablar, la sala fue consumida de un particular silencio.

Los labios de Evie no dejaban de temblar y sus manos se masajeaban, estresadas. Después humedeció sus labios con una saliva pegajosa, pues su boca se estaba secando. Intentó tragar, pero tenía la garganta seca.

Evie, en vista de que el doctor no iba a hablar, decidió hacerlo
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