Capítulo 120

Abrir los ojos y verme en mi realidad me hizo sentir extraña. Por un momento creí que había estado muerta, que me encontraba en aquel mar. Pero estaba ahí, en la mansión, estaba casada con Adam Sanders y tenía un hijo.

Era el primer día del año.

Cerré los ojos por un instante, deseando volver a dormir. La depresión había vuelto a abrazarme. Quería dormir y no despertar nunca.

La puerta de la habitación se abrió y escuché la voz de Natalie.

—Evie, despierta, necesitas salir de esa cama —me dijo, tirándose en la cama.

Me arropé de pies a cabeza, gruñendo porque mi cuñada intentaba desarroparme.

—¡Vamos!, ¡Marco está preparando una parrillada, son las once de la mañana!

¿Las once? ¿Había dormido casi toda la mañana?

Qué desperdicio el comenzar el nuevo año de esa forma… Ni para eso servía…

Me senté en la cama y mi mirada se perdió en la habitación, enfocándose en la puerta de madera que Natalie había dejado entreabierta. Escuchaba a los pájaros en el exterior, seguramente alguno se había
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