Marie Al otro lado de la ciudad, en una cafetería...—Dime que puedes hacer algo por mi hermano. —Amal se tensó.—Marie, tienes que entender que es metastásico, en algunas situaciones…—miró los resultados que me había enviado el doctor de Estocolmo, cuando supe que Amal había llegado a la ciudad, había venido de inmediato a él. —…el cáncer metastásico se puede curar, pero en la mayoría de los casos, el tratamiento no cura el cáncer. ¿Lo entiendes? —asentí. —Lo que veo en sus resultados, es que cabe la posibilidad de que pueda ser su caso.— ¿Cuánto tiempo? —pregunté rápidamente, él bajó la mirada a los resultados de nuevo.—Sí no ha reaccionado a este tratamiento en Suecia como debía, puede que no obtengamos el resultado que anhelas, eso quiero que entiendas.—Lo entiendo, dame un aproximado. —pedí casi en una súplica en un tono bajo.—Sin embargo, los doctores que pueden darle el tratamiento puede tratarlo directamente para retrasar su crecimiento y reducir los síntomas, lo que en S
George— ¿Marie? —la llamé al escuchar a lo lejos los claxon de los autos.—Oh, Dios mío—susurró Marie del otro lado de la línea, arrugué mi ceño.— ¿Qué es lo que…? —la llamada se cortó, miré la pantalla e intenté llamarla, el corazón latió con una fuerza que me dio miedo, era algo que punzó en mi interior que hizo temblar cada rincón de mí. ¿Qué era eso?— ¿Qué pasó, amor? ¿Marie contestó? —miré a Victoria y su rostro se transformó. —Estás sangrando. —dijo asustada acercándose a mí, me llevé la mano a mi nariz y efectivamente estaba sangrando, ella buscó algo con que limpiarme, cuando puso su mano en mi nariz con un pañuelo, atrapé su muñeca, sus ojos se abrieron más de lo normal.—Es Marie. Algo no está bien…—mi padre apareció con una sonrisa, venía de decir algo que cuando me vio, se puso pálido, se acercó a toda prisa y negué rápido. —Marie. Ahora. —pedí pero salió más en una súplica. —Sí, tranquilo, —sacó su celular del bolsillo del pantalón y marcó pero no contestaba, Victoria
GeorgeEl grito salió desde lo más profundo de mi alma, el dolor quemó cada parte de mí, otro grito y cuando abrí mis ojos, estaba a oscuras, la luz a mi lado se encendió, estaba jadeando, está temblando, tenía dolor en todo mi cuerpo.— ¿George? —era mi padre. —Dios mío, estás tiritando, estás hirviendo y sudando—intenté tomar aire pero me fue imposible. — ¡Victoria! —gritó mi padre, las arcadas aparecieron haciendo que solo hiciera un movimiento para hacerlo a lado de la cama encontrándome con el bote, lo atrapé y empecé a vomitar.— ¿Qué es lo que pasa? —debió de mirarme vomitando hasta mi alma—Dios mío, ¿George? ¿Qué tienes? Llamemos a un doctor—pidió cuando se quedó a mi lado, —intenta no hacer tanto esfuerzo, amor. —Pasó mi mano por mi espalda y la retiró—Estás hirviendo, ¿Tienes dolor? —terminé de vomitar minutos después, tomó el bote al ver que se había calmado, el dolor se intensificó, necesitaba mi morfina. —George, ¿Tienes dolor? —asentí recostándome de nuevo y empecé a llo
VictoriaCaminé de un lado a otro, George se había desmayado en la bañera y yo pensé por un momento que lo había perdido para siempre. El corazón latió a toda velocidad sin saber que podía hacer, Marie estaba pálida, preocupada al igual que yo, pero solo quedaba esperar a que el doctor saliera y nos informara si estaba bien. Albert estaba sentado en una silla en el pasillo. La puerta se abrió y apareció el doctor.—Ya ha reaccionado, pero le he dado un poco de medicamento para calmar su dolor, pero es temporal. —pudimos respirar un poco. —Pero lamento decirles que necesita ser hospitalizado de inmediato, podría llamar ahora una ambulancia y estaría en menos de cinco minutos aquí afuera. —Llama. —dijo Albert.—Pero papá....—comenzó a decir Marie.—No puedo tenerlo aquí sin ayuda, necesita ir al hospital. —Pienso lo mismo, —dije poniéndome a lado del doctor.— ¿Y si solo le damos morfina? Eso lo mantendrá descansando sin el dolor y...— ¿Qué es lo que pasa, Marie?—dijo de repente Albe
Victoria—Estoy mirando mal, no he descansado lo suficiente…míralo tú. —le dije a Marie estirándole lo que tenía en la mano, ella lo tomó y abrió sus ojos, luego los desvió hacia a mí.—Estás embarazada, Victoria. —el jadeo que salió de mi boca no lo reconocí, me llevé la mano a mi vientre y arrugué mi ceño. Cuando no había venido el mes anterior mi regla, pensé que era el estrés, incluso me hice la prueba con Marie en la casa de George y salió negativo…” ¿Falso negativo?”—Estoy…estoy embarazada, ¡ESTOY EMBARAZADA! —abracé a Marie y me rompí llorando, por eso andaba más sensible de lo normal.—Busquemos una ginecóloga para que confirme esto, aprovechemos que estamos en el hospital. —y así fue, un par de horas después, tenía la ecografía en mis manos, tenía casi ocho semanas de embarazo, saqué cuentas aproximadas y quiero imaginar que fue la primera vez que tuvimos nuestra noche George y yo en Estocolmo. Cerré los ojos y mi mano de forma protectora contra mi vientre.—Tu papá está en
Queridos lectores que siguen esta historia del "El magnate" : Pido disculpas por no entregarles aun el resto del maratón final de esta historia como se planeó, pero debido a fallas de internet por las lluvias en mi ciudad, (Temporada de lluvias) He tenido dificultad para publicar, pero entre hoy y mañana tienen sus capítulos :) Gracias por la espera y por sus mensajes en mis redes sociales. Me han preguntado acerca de la segunda temporada, les cuento que es pequeña y estará dentro de este mismo libro, en estas próximas actualizaciones. Tendrá un final, epílogo y un capítulo extra. Pd. Tengan a la mano sus pañuelos jajajaja
George“Estoy embaraza…” esa palabra había provocado muchas emociones en mí, no pude decir algo de inmediato, estaba atónito por la noticia, quería levantarme de esta maldita cama y abrazarla, decirle que gracias por darme un segundo milagro que era dar vida, las lágrimas comenzaron a caer y Victoria se unió a mí, me abrazó por encima para no lastimarme o evitar desconectar algo de los cables que estaban unidos a mí. De repente el “bip” acelerado nos alertó, ella se enderezó y revisó que todo estuviera bien, pero la puerta se abrió y aparecieron las dos enfermeras, le pidieron a Victoria salir pero yo no quería que se fuera. —Por favor, no—supliqué a la enfermera. —D-Déjenla. —intenté detenerlas pero apenas podía hablar, el "bip" aumentó.—Señor Western, tiene que permanecer tranquilo. —me ordenó una de las enfermeras.— ¡NO! —escuché mi voz ronca salir de mi boca, por un momento no me reconocí, las tres se quedaron quietas. —Dejen a mi mujer aquí a mi lado, no arruinen un momento e
VictoriaMeses después…Acaricié mi vientre de tres meses, apenas se podía ver, sonreí con emoción al saber que pronto sabríamos que sería, aunque no importaba, sabía que a George le gustaría saber para ir viendo colores de habitación, de ropa y nombres. Durante las quimioterapias de los siguientes meses, George había perdido el pelo, se había vuelto más débil, pero teníamos esperanzas con el tratamiento de Amal, hace una semana se había sometido a otras terapias que estaban programadas a seguir, aumentó sus vómitos, su piel cambió drásticamente, volviéndose seca, sus uñas habían cambiado de color, tenía problemas en sus músculos y sus nervios se entumecieron, así como hormigueo y dolor, pero George tenía esperanza. Nos aferramos a que ocurriría el milagro.—Mi madre ha llegado. —anunció Marie, arrugué mi ceño y solté la mano de George para levantarme e ir a hacia Marie quien esperaba en la puerta. Al llegar la miré extrañada.— ¿Qué pasa? —Marie mostró preocupación.—Bajemos, no quie