Mis padres

—¡Tomen!, las cosas con calma, es mejor que entremos, tenemos cosas qué hablar —dijo el padre de Daniel.

Todos lo seguimos en busca de las respuestas, aunque ya me queda claro muchas cosas ocurridas al rededor de mí en estos últimos años.

—¡No eres tonta!, por tu expresión ya dedujiste muchas cosas, hoy hubo una batalla como la que nunca habíamos luchado, tuvimos muchos muertos y heridos —decía Carlos hermano mayor de Daniel.

—Soy el alfa de la manada de este territorio y estamos a cargo de tu protección, hoy vinieron por ti. Así que necesitamos que tus padres aparezcan y nos digan que está sucediendo las luchas y muertes que escuchábamos, que se luchaban en otros territorios, hoy nos alcanzaron —decía Frederick, el padre de Daniel, que ahora me queda claro es el alfa de esta manada.

—¿Dónde está mi hijo?, y ¿qué podemos hacer nosotros?, si ellos aparecen y desaparecen sin nadie saber como ni adonde —decía mamá caminando de un lado al otro.

—Lo capturaron los hombres de Marlon, por eso necesitamos a tus padres —dijo Daniel sin dejar de mirarme.

Al mis padres escucharlos mi madre cayó desplomado al suelo con sus manos en la cara y mi padre dejó caer su cuerpo al mueble, cerrando sus ojos, ¿quién es ese hombre?, para que reflejen tanto terror.

—Tengo algo que confesarte Rubí, no sé cómo lo vas a tomar, pero ya no puedo callar más con la circunstancia que están sucediendo —me decía Daniel.

—¿Dime que es lo que sucede?, para que lo digas de esa manera —pregunte extrañada, ¿por qué? Él nunca me había dirigido la palabra.

—Opino que deberían estar solos, vallan a la piscina —dijo mi madre despertando en mi curiosidad, así mismo lo hicimos y marchamos hacia allí, al llegar lo mire extrañada.

—Sé que esta no es la manera de decir las cosas, pero admito ser un cobarde, al no decirte esto antes, ¿pero?, nunca me había sentido tan angustiado y a la vez presionado, desde el instante que me confesaste que te gustaba alguien, mi mundo se desmoronó —me decía con la cabeza gacha.

¡Dejándome!, totalmente desconcertada, si nunca le había hablado, con el mismo temor de ser rechazada por él. Se alejó de mí un poco, de repente empieza a convertirse en un lobo para dejarme sin palabra alguna, era Darko mi amigo, el chico que tanto me gustaba que he querido en silencio por mucho tiempo es él. Di unos pasos atrás sintiéndome traicionada, ¿por qué?, era tan indiferente conmigo en su forma humana, me preguntaba dando dos pasos más hacia atrás.

—No me rechaces ¿por favor?, te lo pido, te amo con todo mi ser, cada fibra de mi alma vive por ti y no podría vivir con tu rechazo —dijo postrándose antes mi como si fuera su alfa. Dejándome anonadada con su confección, estaba diciendo que ¡me amaba!

Vuelve a tu forma humana —dije el de inmediato obedeció —¿por qué motivo?, me minorabas, sabes cuanto trate de llamar tu atención —dije ya enojada con él.

—Era por tu bien, antes de tus 18 años debías ser protegida, alejada de los problemas más mínimos, no debías llamar la atención y bueno yo soy el chico popular de la universidad, eso es llamar la atención, así que de ese modo debía alejarte de mí, pero no para que te guste otro chico —me confesaba él muy estúpido.

—¡Verdad!, que eres tonto, no ves que el chico que me gustas eres tú y eres Darko, no lo puedo, ¡creer!, puse mi mano sobre mi boca de la emoción que fuesen la misma persona.

-Sé que no soy merecedor de ti, pero desde el primer día que te vi te clavaste en mi alma, sin intenciones de salir de allí —me decía acercándose peligrosamente a mí, quedando tan cerca el uno del otro que nuestra respiración se podían mezclar.

Cuando siento mi ser intentando cambiar y lo aleje sentía algo que quemaba y a la vez congelaba empezó a mezclarse en mi ser.

—Te sucede algo, tus ojos cambiaron —dijo con un semblante preocupado.

—¡Son!, mis padres llegaron, puedo sentirlo en mí —dije caminando hacia la sala y detrás de mí el emocionado por lo ocurrido.

Cuando por la puerta iban entrando tres seres que por donde los vieras eran maravillosos, no podía creer que fuesen mis padres, irradiaba belleza absoluta, dos hombres y una hermosa mujer que me imagino ser mi madre.

Cuando todos lobos presente, incluido Daniel, hicieron contacto con ellos, se inclinaron haciendo reverencia ante ellos, me ofrecieron su mano para que fuera hacia ellos, miré a mis padres de toda la vida. Me regalaron una sonrisa de amor puro, aun con la tristeza de la desaparición de mi hermano, me acerque lentamente llegando al frente de ellos, mi madre tomando mis mejillas con la mirada más hermosa, llena de amor y orgullo.

—Eres tan hermosa y poderosa mi pequeña, te precipitaste solo faltaba una semana, pero ahora las cosas van a cambiar, no debes preocuparte —decía ella acercándose a mí irradiando luz para luego convirtiéndose en una loba totalmente blanca como la nieve con sus ojos más azules que los míos. Sin querer de mí salió una sonrisa, toda la vida sentí que algo me faltaba, pero en este instante me siento plena como si nada me faltase.

 

El aura que irradiaba era fuerte y temeroso, dio un aullido ensordecedor y todos convirtiéndose en lobo empezaron hacer lo mismo despertando en mí algo que no sabía tener.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo