—¿Que haces aquí? —pregunte al reaccionar quién había atrapado de mí.

—No había tenido tiempo de estar a solas con mi novia con todo lo ocurrido —dijo Daniel acariciando mi mejilla con sus grandes manos.

—¿Quién es tu novia?, por qué hasta donde sé, nadie me ha pedido ser su novia —pregunte con cara de inocencia toda sonrojada. Creo que mi valentía se quedó con mis lobas, ya que siento mi rostro arder de la vergüenza.

Dio una hermosa sonrisa de esas que veía en los pasillos de la universidad, que lograba hacerme delirar por él. Aunque lo odiaba cuando llegaba donde sus abuelos, por el hecho de que me hacía perder la paciencia con su sarcasmo y prepotencia.

—¿Quieres ser mi novia y futura esposa en unos días, señorita Rubí? —preguntaba cerca de mí con rostro seductoramente sexi, que no dejaba que respirase con forme debía hacerlo, ya que me tenía atrapada contra la puerta.

No alcance a responder por el motivo que mis labios fueron atrapados ferozmente por él. Seguí su ritmo lo más que