—Bienvenidos a Estados unidos de América —escuchamos a la azafata decir después de muchas horas de vuelo.
—Hemos llegado —exclamó Devon mientras estiraba su cuerpo sobre el asiento.
—Eso veo —respondí.
—¿Quieres comer algo antes que dejemos el aeropuerto? —preguntó Devon.
—Creo que sería buena idea —respondí.
Nos sentamos a degustar nuestras hamburguesas cuando vimos en la tv que el dragón había llegado ese mismo día a América, la gente estaba eufórica, lo habían recibido miles de personas.
—Sabes que esto no es nada bueno —exclamé—, Devon trae tu hamburguesa, necesitamos irnos ya, tenemos que encontrar a los chicos lo antes posible.
Al salir del aeropuerto, Kim estaba esperándonos, me alegré al verla y corrí para saludarla.
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Esperamos por unos minutos a un costado de la carretera hasta que un auto finalmente se detuvo y luego de preguntar hacia dónde nos dirigíamos, aceptó llevarnos.—¿Puedo preguntarte algo?—¿Y ahora qué quieres? —respondió aquel chico.—Solo es que tengo curiosidad por saber cómo es que terminaste trabajando para el dragón.—No sé quién es el dragón y tampoco trabajo para él.—¿Y entonces cómo explicas esto?—¿Explicar qué?—¿Cómo explicas estar aquí conmigo y trabajar con Dian?, ella trabaja para el dragón.—Yo formo parte de una pandilla llamada “pueblo chico”. Como habrás notado soy latino, mi familia es de Honduras y vine aquí desde niño como indocumentado junto a mis padres y mi hermana. Abando
Extendió sus brazos al cálido viento que rozaba con delicadeza su piel, el sonido tempestuoso provocado por el imponente reventar de las olas. Al rayar el alba, alzó la vista hacia el horizonte, buscando entre las olas del mar y entre las rocas aquello que hace mucho había perdido. Las lágrimas que brotaban de sus ojos humedecieron sus mejillas.Parada en la cúspide de aquel acantilado contempló una última vez el horizonte, en donde el mar y el cielo se volvían uno. Y a sabiendas de que su vida pendía de ello, cerró sus ojos y eliminó con un paso la delgada línea que la separaba de la muerte. Sintió una suave mano sujetar su cuerpo con firmeza y un grito desesperado ahogarse en el inmenso mar. Joan, era así como se llamaba aquel apuesto joven y de noble corazón quien había llegado a su defectuosa vida hacía un poco más de diez años, fue e
3 años despuésNo puedo creer que esté llegando tarde a mi primer día de trabajo, con algo de suerte mi jefe no me despedirá.—¡Hola, mucho gusto! Soy el empleado nuevo, me llamo Devon Velet y estaré trabajando en el área de Edición y publicidad.—Muy bien Devon, nos alegra que hayas llegado justo a tiempo en tu primer día de trabajo, justo el reloj marcó las 8 cuando tú entraste, un segundo más y serías el primer empleado en ser despedido en su primer día de trabajo.—No te preocupes —me dijo un chico mientras me extendía su mano para estrechar la mía—, soy Joan —se presentó —y este que está junto a mí es Dan, es un poco molesto, pero te acostumbrarás a él.—Espero que nos llevemos muy bien —les dije
Mientras conducía de regreso, Joan sostenía aquella chica sobre su regazo, quien parecía dormir. Hace tan solo unos días insistía en pagarme por haberle salvado la vida y justo ahora era ella quien quería terminar con su vida, realmente no podía entender a aquella chica. Joan me atrapó viéndola por el retrovisor, pero me pidió que pasáramos por la casa de Dan para que él pudiera ir por su auto. Asentí con mi cabeza y conduje hasta la casa de Dan donde después de dejarlos me despedí y regresé a casa.Dejé caer mi cuerpo sobre el sofá mientras cubría mi rostro con mis manos. ¿Cómo en la vida aquella chica podía ser la Val de la que Joan y Dan habían estado hablando tanto, y cómo en la vida había llegado a conocerla en Viena? No podía asimilar todo lo que había pasado ese día y no ten&i
¿Cómo rayos es que intento evitarla y vuelve a cruzarse en mi camino, y por qué tiene que ser cerca de mi casa? ¿Qué tiene ella que hacer aquí en mi pueblo natal? No lo entiendo, ¿y por qué está entrando a ese lugar? ¿Acaso no sabe que ese bar está lleno de los chicos “malos”, o al menos los que juegan a ser malos? Bueno, no me importa, ni si quiera tengo que quedarme aquí parado.Prometo que estaba yéndome cuando un hombre se acercó a mí y me dijo que llevaba mucha prisa, y me pidió que le entregara algo a la chica que acababa de entrar a aquel sitio. Le pregunté a qué chica se refería, pero mientras este amigable señor sacaba un libro negro de su maletín me lo entregó y me dijo:—Ya sabes a qué chica me refiero.Al observar aquel y viejo desgastado libro que tenía en mis manos
—¡Hola chicos!—Hola Devon, ¿te han dicho las nuevas del equipo? —dijo Dan.—Todavía no he escuchado nada —le respondí, en eso Joan entró sosteniendo un libreto y pidió a todo el equipo que nos reuniéramos en la sala de juntas.—Te gustará —me dijo Dan mientras nos dirigíamos hacia ahí.—Bueno como todos sabrán, cada año hacemos un viaje con el equipo, donde se busca acercarnos más y recrearnos mientras aprendemos y tenemos muchas actividades donde se ponen a prueba nuestras habilidades, pero este año será un poco diferente, ya que habrá un premio especial. La compañía estará obsequiando un viaje con todo pagado para Bali, esto será para el equipo ganador, y ya saben, no es un viaje obligatorio, pero si queremos aprender a trabajar mejor en equipo y a conocernos mejor, en
Al llegar a casa de mi abuela, bajé a Valery quien todavía seguía inconsciente. Mi abuela, al verla, preocupada me preguntó quién era ella y por qué se encontraba en ese estado.—Es la chica que pediste ver y el resto de lo que le sucedió ni yo mismo logro comprenderlo —le dije—, pero por favor has que despierte.Mi abuela tomó su pulso y me dijo que tranquilo, su pulso está normal y ella parece estar bien, solo se ve un poco agotada, déjala que duerma un poco más y luego se dirigió a la cocina. Después de unas horas, finalmente despertó, sentí un enorme alivio cuando la vi despertar, por un momento temí que no lo hiciera.—¿Te sientes bien? —le pregunté mientras la ayudaba a sentarse.—Creo que mi cabeza duele mucho —dijo.—Espera aquí —le dije mientras iba por mi
A la mañana siguiente desperté más temprano de lo normal, y al revisar mi celular, me di cuenta que tenía un montón de llamadas perdidas de Dan y Joan. «¿Habrá pasado algo?» me preguntaba mientras marcaba el número de Joan.—Devon —escuché decir del otro lado.—Sí soy yo —respondí—. Vi que habías estado llamando, ¿pasó algo?—Es Val —respondió.Todavía me sentía un poco adormitado y ni siquiera recordaba lo que había pasado ayer.—Val no recoge el teléfono, la he estado llamando y le he dejado muchos mensajes y no responde a ninguno de ellos. Y he estado muy preocupado, pero Dan me ha dicho que quizás tu podrías saber algo, llamé a todos sus amigos y nadie parece haber hablado con ella y tengo miedo que haya hecho una locura.&mdas