A la mañana siguiente desperté más temprano de lo normal, y al revisar mi celular, me di cuenta que tenía un montón de llamadas perdidas de Dan y Joan. «¿Habrá pasado algo?» me preguntaba mientras marcaba el número de Joan.
—Devon —escuché decir del otro lado.
—Sí soy yo —respondí—. Vi que habías estado llamando, ¿pasó algo?
—Es Val —respondió.
Todavía me sentía un poco adormitado y ni siquiera recordaba lo que había pasado ayer.
—Val no recoge el teléfono, la he estado llamando y le he dejado muchos mensajes y no responde a ninguno de ellos. Y he estado muy preocupado, pero Dan me ha dicho que quizás tu podrías saber algo, llamé a todos sus amigos y nadie parece haber hablado con ella y tengo miedo que haya hecho una locura.
&mdas
De regreso a la ciudad, llamé a Valery para pedirle que nos encontráramos.—Pero estoy en casa de Joan en este momento —fue su respuesta.—Está bien, si sales por un momento tengo algo muy importante que decir y no creo poder esperar.—Escucha —respondió ella—, estoy ayudando a Joan con la planificación de su viaje de equipo, y estamos organizando todo, puedes venir, pero sea lo que tengas que decir tendrás que hacerlo frente a él, y de cualquier forma siempre termino por contarle todo a Joan.—No —respondí—, Joan no puede saberlo, tiene que existir una forma de poder hablar contigo sin que él se entere.—Dan también vendrá más tarde, deberías llamarlo e invitarlo a salir y cuando este te diga que no puede, tú le dices que realmente no querías pasar la tarde solo, y entonces seguramente
—No puedo creer que realmente tuvieras cerebro —le dijo Valery a Dan tras haber escuchado que ganamos gracias a él.—Quién lo diría —dijo Joan mientras servía la cena.—Y tú Devon, ¿no me digas que las chicas en la oficina finalmente se enteraron que tus músculos solo están pintados?—Cállate Valery —respondí.—Vaya parece que su relación ha ido avanzando —dijo Dan mientras se sentaba a mi lado.—La verdad es que Devon demostró ser un buen analítico —dijo Joan—. Los invité a cenar hoy porque me siento feliz de saber que ganamos el premio porque realmente nos esforzamos, y bueno ayúdenme con la comida antes de que llegue el resto del equipo.—Espera —dijo Val—, ¿entonces el libro también puede hacerte inteligente?—¿P
Al terminar de comer nos reunimos en la sala de estar para continuar con la lectura.—Joan, ¿has podido encontrar algo sobre el grupo?—Justo de eso quería hablarles —dijo Joan—. Descubrí algo interesante y se los quiero mostrar.—No puede ser —exclamamos casi al unísono.—¿Qué no puede ser? —preguntó Dian.—Es algo que no entenderías —respondió Valery—, pienso que deberíamos dividirnos, dos de nosotros buscamos en el libro y otros dos continúan buscando en internet, así podremos reunir más información.A todos nos pareció la sugerencia así que decidimos trabajar de dos en dos, Dan y Joan buscaban en la historia, mientras, Valery y yo continuábamos leyendo el libro. Mientras que Dian trataba de interrumpirnos en cada ocasión que podía, me sent&ia
Ese miércoles durante la reunión para lectura de la noche, Valery nos tomó por sorpresa cuando Joan le pregunto qué decisión había tomado con respecto a mudarse de apartamento.—Encárguense ustedes mientras yo estoy fuera del país —dijo.—¿En serio piensas viajar en este momento? —le preguntó Joan.—Cualquier momento es bueno para viajar —respondió ella.—Vamos Val sabes a lo que me refiero, tu salud no anda nada bien, estás débil, estás anémica, ¿qué pasa si algo te sucede en el extranjero?—Estaré bien Joan —respondió ella.—¿Y por qué tienes que viajar? —pregunté.—Solo quiero hacerlo —fue su respuesta—, todos aquí saben lo mucho que me gusta viajar y creo que es hora de que lo haga, de toda
Una semana después—Chicos, ¿tienen todo listo para el viaje? Recuerden que nuestro vuelo sale temprano por la mañana —dijo Joan.—¿Crees que Valery llegará a tiempo? —preguntó Dan.—No lo sé —respondió Joan—, todavía no termino de entender por qué decidió viajar a Viena, pero de igual forma la veremos en Bali, ella prometió acompañarnos.—¿Y qué piensas hacer con Dian? —preguntó Dan.—Le he dicho ya que Val también irá y que espero que ambas se comporten y no me den dolores de cabeza.—Esperemos que las cosas no se compliquen con ellas —dijo Dan.—Devon, tú sabes que soy quien organiza el viaje, me gustaría quedarme en el aeropuerto y ser yo quien espere a Valery para abor
—Chicos por un momento creí que no lo lograríamos, pensé que no volvería a verlos —dijo Valery.—Estamos muy felices de Verlos, pero ¿cómo es que lograron escapar del refugio? —preguntó Dan.—Es una larga historia —respondí—, por cierto, ellas son Kim y Sam con quienes antes habían conversado por teléfono y creo que con ellas el grupo está completo.—Quizás —respondió Kim—, o quizás tendremos que encontrarnos con más personas.—Supongo que sí —respondió Dan—, pero el mensajero habló de que haríamos equipo con unas personas que faltaban, y pues el resto de personas que nos encontremos peleamos del mismo lado, pero creo que ellos trabajarán de la mano con su equipo. Aunque si han de necesitar ayuda, con gusto podremos brindarla.
Mientras discutíamos acerca de esto, el extraño hombre quien una vez entró en mi habitación, apareció de la nada y se dirigió hacia nosotros.—No tienen nada de que temer —dijo—, he venido para animarlos y fortalecerlos, también para darles algunas indicaciones, la primera de ellas es que no regresarán a Madrid, recuerden que se les dijo que cuando el momento llegara, tendrían que despedirse de la vida que tuvieron, porque tienen camino por recorrer y entre menos amor tengan por las cosas, será más fácil para ustedes poder cumplir con lo que se les ha designado.»Por el momento estarán aquí en Bali y luego tendrán que separarse, de dos en dos. Sam y Kim su propósito aquí se ha cumplido, ustedes deberán partir hoy mismo y viajaran a Latinoamérica. Joan y Dan viajaran a América y Devon y Valery regresaran a Vi
Aquel almacén era inmenso, tuvimos que separarnos para poder buscar. Llegué a una puerta que parecía estar bajo llave, entonces le pedí a Joan que me ayudara a derribarla.—A la cuenta de tres patearemos fuerte —dijo Joan.—Está bien —respondí—. Uno, dos, tres.La pateamos fuerte pero no abrió.—Otra vez —dijo Joan—, intentemos patear con más fuerza. Uno, dos, tres. ¡Lo conseguimos Devon! —exclamó Joan mientras entrabamos a aquella habitación.Me dirigí hacia un escritorio que estaba ahí y entonces la vi, estaba cubriendo su cabeza con las piernas.—¡Joan la encontré! —grité—. Valery, ¿estás bien? —dije mientras me inclinaba para ayudarle a ponerse en pie.Joan corrió hacia nosotros y la tomó en sus brazos.—E