Ese miércoles durante la reunión para lectura de la noche, Valery nos tomó por sorpresa cuando Joan le pregunto qué decisión había tomado con respecto a mudarse de apartamento.
—Encárguense ustedes mientras yo estoy fuera del país —dijo.
—¿En serio piensas viajar en este momento? —le preguntó Joan.
—Cualquier momento es bueno para viajar —respondió ella.
—Vamos Val sabes a lo que me refiero, tu salud no anda nada bien, estás débil, estás anémica, ¿qué pasa si algo te sucede en el extranjero?
—Estaré bien Joan —respondió ella.
—¿Y por qué tienes que viajar? —pregunté.
—Solo quiero hacerlo —fue su respuesta—, todos aquí saben lo mucho que me gusta viajar y creo que es hora de que lo haga, de toda
Una semana después—Chicos, ¿tienen todo listo para el viaje? Recuerden que nuestro vuelo sale temprano por la mañana —dijo Joan.—¿Crees que Valery llegará a tiempo? —preguntó Dan.—No lo sé —respondió Joan—, todavía no termino de entender por qué decidió viajar a Viena, pero de igual forma la veremos en Bali, ella prometió acompañarnos.—¿Y qué piensas hacer con Dian? —preguntó Dan.—Le he dicho ya que Val también irá y que espero que ambas se comporten y no me den dolores de cabeza.—Esperemos que las cosas no se compliquen con ellas —dijo Dan.—Devon, tú sabes que soy quien organiza el viaje, me gustaría quedarme en el aeropuerto y ser yo quien espere a Valery para abor
—Chicos por un momento creí que no lo lograríamos, pensé que no volvería a verlos —dijo Valery.—Estamos muy felices de Verlos, pero ¿cómo es que lograron escapar del refugio? —preguntó Dan.—Es una larga historia —respondí—, por cierto, ellas son Kim y Sam con quienes antes habían conversado por teléfono y creo que con ellas el grupo está completo.—Quizás —respondió Kim—, o quizás tendremos que encontrarnos con más personas.—Supongo que sí —respondió Dan—, pero el mensajero habló de que haríamos equipo con unas personas que faltaban, y pues el resto de personas que nos encontremos peleamos del mismo lado, pero creo que ellos trabajarán de la mano con su equipo. Aunque si han de necesitar ayuda, con gusto podremos brindarla.
Mientras discutíamos acerca de esto, el extraño hombre quien una vez entró en mi habitación, apareció de la nada y se dirigió hacia nosotros.—No tienen nada de que temer —dijo—, he venido para animarlos y fortalecerlos, también para darles algunas indicaciones, la primera de ellas es que no regresarán a Madrid, recuerden que se les dijo que cuando el momento llegara, tendrían que despedirse de la vida que tuvieron, porque tienen camino por recorrer y entre menos amor tengan por las cosas, será más fácil para ustedes poder cumplir con lo que se les ha designado.»Por el momento estarán aquí en Bali y luego tendrán que separarse, de dos en dos. Sam y Kim su propósito aquí se ha cumplido, ustedes deberán partir hoy mismo y viajaran a Latinoamérica. Joan y Dan viajaran a América y Devon y Valery regresaran a Vi
Aquel almacén era inmenso, tuvimos que separarnos para poder buscar. Llegué a una puerta que parecía estar bajo llave, entonces le pedí a Joan que me ayudara a derribarla.—A la cuenta de tres patearemos fuerte —dijo Joan.—Está bien —respondí—. Uno, dos, tres.La pateamos fuerte pero no abrió.—Otra vez —dijo Joan—, intentemos patear con más fuerza. Uno, dos, tres. ¡Lo conseguimos Devon! —exclamó Joan mientras entrabamos a aquella habitación.Me dirigí hacia un escritorio que estaba ahí y entonces la vi, estaba cubriendo su cabeza con las piernas.—¡Joan la encontré! —grité—. Valery, ¿estás bien? —dije mientras me inclinaba para ayudarle a ponerse en pie.Joan corrió hacia nosotros y la tomó en sus brazos.—E
—¡Los quiero muertos! —ordenó el dragón—. No quiero escuchar más que las personas hablen sobre ese ridículo movimiento, estamos perdiendo dinero, y no hacen otra cosa más que desacreditar nuestro trabajo. Nos ha tomado años construir este imperio y volver a ganar el favor de las personas, como para que venga un grupo de gente ridícula a querer derribarnos.—Pero Mi señor, las personas estarán furiosas al descubrir que les hemos estado engañando por tantos años, muchos de los que tienen el libro en su posesión han podido ver por sí mismos que les hemos estado mintiendo por años, al enseñarles falsas doctrinas para poder amedrentarlos y controlarlos a nuestro antojo.—No me importa —exclamó el dragón—, quiero que alguien los mate de una vez por todas y los saque del camino.—No podemos hacerlo
—Fue una verdadera pesadilla —exclamó Val—, al inicio estaba asustada y tenía demasiado frio, escuchaba a las ratas rondar por todas partes, encogía mis piernas por miedo a ser mordida por ellas, todo estaba oscuro y el sonido de ellas hacía eco por todo el lugar que me era imposible saber de dónde venía el ruido. En una ocasión que me encontraba dormida, sentí que algo caminaba sobre mi brazo y entonces me desperté y comencé a sacudirme y sentí como tres ratas grandes caían por sobre mi cuerpo. Seguido de eso escuché pasos acercarse y entonces abrieron la celda, eran dos hombres y detrás de ellos aquella extraña mujer, quien entró al calabozo y se paró frente a mí y me contempló de pies a cabeza. «¡Sabes que eres un desperdicio!» exclamó, «Sabes que no vales nada, sabes que valdrías
Al día siguiente Val y Joan se unieron a nosotros.—No tenemos mucho tiempo —exclamó Joan—, aquella extraña mujer, esa entidad oscura está aquí, Val le ha visto en el teatro y cree que esta aquí para atraparnos y llevarnos de regreso a Roma. Pero no podemos parar, solo nos quedan dos semanas, así que tendremos que buscar los lugares más visitados por las personas para hablar y hacer los milagros.—Joan espera un poco —interrumpió Dan—, mientras estábamos en el santuario unos colaboradores del dragón aparecieron y también realizaron milagros.—Val —exclamó Joan—, necesito que te comuniques con Tristán y le pidas que termine en menos de tres días con la traducción del libro negro en japonés, porque ya se nos acabó el tiempo. El poder oscuro está trabajando y la única manera
A la mañana siguiente partimos muy de mañana con destino hacia a Busan, la primera ciudad en la que estaríamos en Corea. Al llegar a Busan, fuimos recibidos por Jiwoo, una chica muy atenta y risueña, de ojos almendrados color café y pelo negro que caía un poco más debajo de sus hombros, quien nos condujo al Hospital Busan, Bumin, donde recibí dos puntadas en el brazo. Por dicha, mi pierna no sufrió fractura alguna. Valery, y Dan hablaban muy bien el coreano, pero Joan y yo no habíamos recibido el poder para entender y hablar los diferentes idiomas, pero sí teníamos una excelente memoria que nos ayudaría a aprenderlo rápido. Jiwoo estaba asombrada de lo bien que los chicos hablaban el coreano que dijo que cualquiera podría pensar que habían vivido toda su vida en Corea.—Es una gran ciudad —exclamó Dan.—Sí —respondi&oacut