—Chicos, ¿no les parece extraño que ya haya pasado una semana y Minjoon no se haya comunicado con nosotros?
—Hace dos días hablé con Hayun quien me dijo que Minjoon está ocupado con los trámites legales y que algunos de los integrantes de su grupo han estado en su casa para insistir en que continúe trabajando con ellos.
—¿Y te dijo algo acerca de su representante?
—Hayun dijo que este se encontraba bastante molesto con Minjoon y que al parecer ha estado buscando la manera de impedir que este se vaya, como todos saben, Minjoon era una pieza clave en el grupo, por causa suya, el grupo ganaba más reconocimientos.
—Creo que debería ir y ver cómo está.
—No creo que sea buena idea —exclamó Dan.
—No me interesa, Jiwoo, ¿puedes por favor llevarme a la villa de Minjoon?
—No deberías irte
Jiwoo entró en la habitación para decirme que los amigos de Minjoon habían llegado y querían verle, le dije que les pidiera que regresaran en otro momento, Minjoon se encontraba descansando y no quería que lo molestaran. Después de ir y comunicarles lo que había dicho, Jiwoo dijo que los chicos habían acordado esperar en la casa mientras Minjoon despertaba.—Minjoon despertará sin energía —dije—, creo que será mejor que yo vaya y hable con ellos.—Espera —dijo una débil voz. Me giré para ver y ahí estaba tratando de sentarse.—Espera —dije—, déjame te ayudo.—Si son los chicos déjalos pasar —exclamó Minjoon.—Pero tú no tienes energías suficientes, necesitas comer algo.—Son mis amigos —respondió Minjoon—, puede que les e
—Sabes… —dijo Minjoon—, mientras observábamos las estrellas, hubo muchas noches en que el cielo estaba oscuro, noches en que ni una sola estrella podía verse. En mi completa soledad me preguntaba si era la única persona a la cual se le impedía ver hasta las estrellas. Anhelaba por lo menos su compañía, algo que me hiciera ver que no estaba solo, algo que me alentara y me diera esperanza para poder continuar con mi vida. Y aunque confieso que fueron muchas las noches donde las estrellas y la luna jugaron a las escondidas conmigo, me refugié en aquellas pocas en que una tenue luz podía verse a través de las nubes que cubrían el cielo. En ese entonces no lograba comprender por qué esa pequeña luz lograba consolarme, no entendía cómo una luz tan diminuta pudiera detener las lágrimas que sin querer brotaban de mis ojos. Por muchos años me preguntaba, &i
—Bienvenidos a Estados unidos de América —escuchamos a la azafata decir después de muchas horas de vuelo.—Hemos llegado —exclamó Devon mientras estiraba su cuerpo sobre el asiento.—Eso veo —respondí.—¿Quieres comer algo antes que dejemos el aeropuerto? —preguntó Devon.—Creo que sería buena idea —respondí.Nos sentamos a degustar nuestras hamburguesas cuando vimos en la tv que el dragón había llegado ese mismo día a América, la gente estaba eufórica, lo habían recibido miles de personas.—Sabes que esto no es nada bueno —exclamé—, Devon trae tu hamburguesa, necesitamos irnos ya, tenemos que encontrar a los chicos lo antes posible.Al salir del aeropuerto, Kim estaba esperándonos, me alegré al verla y corrí para saludarla.&m
Esperamos por unos minutos a un costado de la carretera hasta que un auto finalmente se detuvo y luego de preguntar hacia dónde nos dirigíamos, aceptó llevarnos.—¿Puedo preguntarte algo?—¿Y ahora qué quieres? —respondió aquel chico.—Solo es que tengo curiosidad por saber cómo es que terminaste trabajando para el dragón.—No sé quién es el dragón y tampoco trabajo para él.—¿Y entonces cómo explicas esto?—¿Explicar qué?—¿Cómo explicas estar aquí conmigo y trabajar con Dian?, ella trabaja para el dragón.—Yo formo parte de una pandilla llamada “pueblo chico”. Como habrás notado soy latino, mi familia es de Honduras y vine aquí desde niño como indocumentado junto a mis padres y mi hermana. Abando
Extendió sus brazos al cálido viento que rozaba con delicadeza su piel, el sonido tempestuoso provocado por el imponente reventar de las olas. Al rayar el alba, alzó la vista hacia el horizonte, buscando entre las olas del mar y entre las rocas aquello que hace mucho había perdido. Las lágrimas que brotaban de sus ojos humedecieron sus mejillas.Parada en la cúspide de aquel acantilado contempló una última vez el horizonte, en donde el mar y el cielo se volvían uno. Y a sabiendas de que su vida pendía de ello, cerró sus ojos y eliminó con un paso la delgada línea que la separaba de la muerte. Sintió una suave mano sujetar su cuerpo con firmeza y un grito desesperado ahogarse en el inmenso mar. Joan, era así como se llamaba aquel apuesto joven y de noble corazón quien había llegado a su defectuosa vida hacía un poco más de diez años, fue e
3 años despuésNo puedo creer que esté llegando tarde a mi primer día de trabajo, con algo de suerte mi jefe no me despedirá.—¡Hola, mucho gusto! Soy el empleado nuevo, me llamo Devon Velet y estaré trabajando en el área de Edición y publicidad.—Muy bien Devon, nos alegra que hayas llegado justo a tiempo en tu primer día de trabajo, justo el reloj marcó las 8 cuando tú entraste, un segundo más y serías el primer empleado en ser despedido en su primer día de trabajo.—No te preocupes —me dijo un chico mientras me extendía su mano para estrechar la mía—, soy Joan —se presentó —y este que está junto a mí es Dan, es un poco molesto, pero te acostumbrarás a él.—Espero que nos llevemos muy bien —les dije
Mientras conducía de regreso, Joan sostenía aquella chica sobre su regazo, quien parecía dormir. Hace tan solo unos días insistía en pagarme por haberle salvado la vida y justo ahora era ella quien quería terminar con su vida, realmente no podía entender a aquella chica. Joan me atrapó viéndola por el retrovisor, pero me pidió que pasáramos por la casa de Dan para que él pudiera ir por su auto. Asentí con mi cabeza y conduje hasta la casa de Dan donde después de dejarlos me despedí y regresé a casa.Dejé caer mi cuerpo sobre el sofá mientras cubría mi rostro con mis manos. ¿Cómo en la vida aquella chica podía ser la Val de la que Joan y Dan habían estado hablando tanto, y cómo en la vida había llegado a conocerla en Viena? No podía asimilar todo lo que había pasado ese día y no ten&i
¿Cómo rayos es que intento evitarla y vuelve a cruzarse en mi camino, y por qué tiene que ser cerca de mi casa? ¿Qué tiene ella que hacer aquí en mi pueblo natal? No lo entiendo, ¿y por qué está entrando a ese lugar? ¿Acaso no sabe que ese bar está lleno de los chicos “malos”, o al menos los que juegan a ser malos? Bueno, no me importa, ni si quiera tengo que quedarme aquí parado.Prometo que estaba yéndome cuando un hombre se acercó a mí y me dijo que llevaba mucha prisa, y me pidió que le entregara algo a la chica que acababa de entrar a aquel sitio. Le pregunté a qué chica se refería, pero mientras este amigable señor sacaba un libro negro de su maletín me lo entregó y me dijo:—Ya sabes a qué chica me refiero.Al observar aquel y viejo desgastado libro que tenía en mis manos