Isabella regresó al casino del hospital, como quien sigue un ritual vacío pero necesario. Cada paso que daba hacia la fila para el almuerzo llevaba consigo un peso invisible, el de su esperanza rota. No era la comida lo que buscaba; era a ellos. Quería ver a los gemelos, aunque solo fuera de lejos. Tal vez, si los observaba lo suficiente, encontraría una respuesta a las preguntas que la atormentaban: ¿Por qué no me buscan? ¿Por qué no se acercan? ¿Sabes que soy su compañero? ¿O acaso lo saben y simplemente no me quieren?
Mientras avanzaba en la fila, los vio. Primero a James, sentado en una mesa al fondo, acompañado por una mujer rubia. Era deslumbrante, con una figura que parecía sacada de un catálogo: pechos prominentes, sonrisa perfecta, el tipo de mujer que atrae miradas sin esfuerzo. Isabella sintió una punzad
Punto de vista de MaxRocío subió a la azotea junto a Max, sintiéndose cómoda en el abrazo de él. El aire se tornó más frío, y su cuerpo instintivamente se pegó más al suyo. Max, incómodo, la apartó suavemente por los hombros y la sentó en un banco.—Quédate aquí hasta que te sientas mejor —dijo, con voz firme pero amable.Rocío se sonrojó, sorprendida de que su acción pareciera haber incomodado a Max. ¿Qué esperaba? Él era su jefe y su Alfa. Confusa, se preguntó en silencio: ¿Qué me está pasando?Mientras tanto, Max se dirigió de vuelta a su oficina. Sin embargo, cada paso le resultaba complicado: tenía una erección que no lograba controlar. Al llegar a su escritorio, se encontró con una inesperada visita.—¿Rebeca? No lo puedo creer, ¡qué pequeño es el mundo! ¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó Max, desconcertado.—Hola, Max, tanto tiempo —respondió Rebeca, acercándose con su habitual confianza. Era una mujer curvilínea, de piel clara, labios carnosos y unos ojos esmeralda que lo at
Punto de vista de MaxMax levantó una de sus piernas, apoyándola suavemente en su hombro mientras sus labios rozaban su piel. El aire en la oficina se volvió denso, cargado de tensión y deseo. Cada beso que Max dejaba sobre su entrada era una mezcla de hambre y devoción, como si el tiempo y la distancia nunca hubieran existido entre ellos.Rebeca cerró los ojos, dejando escapar un suspiro entrecortado. Sus dedos se deslizaron instintivamente hasta el cabello de Max, enredándose en él mientras sus caderas comenzaban a moverse al compás de su lengua. Los gemidos suaves que escapaban de sus labios parecían romper el silencio de la habitación, avivando el fuego que ardía en el interior de Max.Incorporándose lentamente, Max capturó sus labios en un beso profundo, y en un movimiento fluido la alzó, sentándola sobre el escritorio. Sin decir una palabra, rasgó la blusa que ella llevaba y el delicado encaje del brasier, dejando expuesta la piel blanca y suave de sus pechos. Su mirada recorri
Punto de vista de MaxMax no le dio tiempo a Rebeca para recuperar el aliento. La giró hacia él, besándola con una intensidad que volvió a encender el fuego en sus cuerpos. Sus manos recorrieron cada centímetro de su piel mientras la acomodaba encima de él.—No he terminado contigo, brujita —murmuró contra sus labios, con una sonrisa traviesa.Rebeca, todavía jadeante, lo miró con una mezcla de desafío y rendición. Sus uñas se deslizaron por el pecho de Max, dejando marcas rojizas en su piel. Ella comenzó a moverse lentamente sobre él, tomando el control de la situación. Max observaba con una mirada oscura y llena de deseo, disfrutando del espectáculo que ella le ofrecía.—¿Así te gusta, Alfa? —preguntó ella, con un tono burlón mientras giraba sus caderas y tocaba sus pechos.Max gruñó en respuesta, tomando sus caderas con firmeza para controlar el ritmo.—Sin provocaciones, Rebeca. Sabes lo que pasa cuando lo haces —respondió él, con una sonrisa amenazadora.Sin previo aviso, Max la l
Punto de Vista de RocíoRocío sostenía el teléfono en su mano, temblando ligeramente mientras intentaba procesar lo que acababa de pasar. No podía creer lo que había presenciado. Era su jefe, Max, el hombre que había captado su atención desde el primer día, el que siempre la trataba con esa mezcla de autoridad y calidez que la hacía sentirse especial. Y ahora, lo había visto con otra mujer.Su mente volvió una y otra vez a la escena que había presenciado por accidente. Había escuchado un ruido extraño, seguido de lo que parecían ser gritos de dolor. Por un momento pensó que alguien estaba herido. Había abierta la puerta de su oficina con cuidado, apenas dejando una rendija, pero lo que encontró la dejó sin aliento.Max estaba allí, con una mujer hermosa, curvilínea, de cabello oscuro y piernas largas. Ella estaba sobre el escritorio, arqueada de placer, mientras Max la sujetaba por las caderas, moviéndose con una intensidad que Rocío nunca había imaginado posible. Los sonidos, los gemi
Punto de vista de SofíaSofía llegó con Jason y Lucas a su departamento , a Jason le molesto, pero lo mejor era estar con su mate y tratar de bajar su celo,Sofía trataba de mantenerse alejada de estos chicos que eran un imán para ella, con un poco de vergüenza le pregunto a Lucas donde estaba el baño, necesitaba enfriarse.Lucas le dijo que estaba en su dormitorio en el segundo piso, Jason estaba firme no se iría no dejaría a Sofía con Lucas, él sentía algo por ella y no le importaba que ella fuera su media hermana.Lucas le dijo mantente aquí, yo iré a ver a Sofía, —al entrar a su dormitorio, Sofía no estaba, Lucas busco una toalla y luego entró al baño, el olor a feromonas, verla desnuda bajo la ducha, no lo pudo evitar, se metió en la ducha con ella, comenzó a besarla. Sofía respondió sus besos, y comenzó a desvestir a Lucas él comenzó a besar su cuello, bajando por su pecho, mientras él se agachaba y se hundía en la entrada de Sofía mientras ella movía sus caderas necesitaba más
Punto de vista de SofíaSofía salió del baño con paso apresurado, envuelta en una toalla que apenas cubría su cuerpo. Su piel aún goteaba agua, y su mente era un torbellino de pensamientos. Su corazón latía tan rápido que sentía que podría explotar. ¿Cómo había llegado a este punto?Encontró un rincón en el dormitorio de Lucas, donde pudo respirar profundamente, lejos de la mirada intensa de ambos hombres. Se sentó en el borde de la cama, abrazándose a sí misma mientras intentaba calmarse. Pero las imágenes seguían invadiendo su mente: los besos de Lucas, la furia de Jason, la abrumadora confusión que ahora sentía.Mientras tanto, en el baño, la tensión entre Lucas y Jason crecía.— ¿Qué crees que estás haciendo? —espetó Jason, su voz, un susurro feroz para no atraer la atención de Sofía.Lucas cruzó los brazos, su postura desafiante.— Ella no es tuya, Jason.Jason dio un paso al frente, sus ojos destilando rabia.—¡Ella tampoco es tuya! . ¿No te das cuenta de lo complicado que es tod
Punto de vista de MaxDespués de ajustar los botones de mi camisa, entré en la oficina. Ahí estaba Rebeca, recostada en el sofá, dormida. La luz suave de la habitación delineaba sus curvas, y no pude evitar detenerme un momento para observarla. Su respiración era tranquila, acompasada, y su cabello caía en una cascada desordenada alrededor de su rostro.Mis pensamientos me traicionaron. Recordé a Anastasia. Con ella, el sexo era bueno, pero no memorable. Había algo en ella que siempre se contenía, incluso siendo una Alfa. En cambio, con Rebeca, todo era diferente. Ella no tenía límites; su pasión era cruda, desbordante, y me arrastraba con ella cada vez que nos tocábamos. Maldije en silencio, preguntándome por qué no había podido quedarme con ella.Un golpe en la puerta interrumpió mis pensamientos. Me aclaré la garganta y fui a abrir. Era Rocío, cargando las bolsas con la ropa que había pedido. Apenas entró, su mirada se deslizó, casi de manera involuntaria, hacia el sofá donde Rebec
Time LapseHabía pasado una semana desde los últimos acontecimientos, y las tensiones entre los protagonistas no hacían más que intensificarse. Los gemelos, siempre tan sincronizados en pensamiento y acción, no podían ignorar la presencia silenciosa pero insistente de Isabella. Aunque intentaban mantener una fachada impenetrable, la sombra de lo ocurrido con ella los perseguía. ¿Podría Isabella soportar la marca si decidían aceptarla? La pregunta rondaba en sus mentes, cargada de dudas y temores. Ambos sabían que lo que le había sucedido era traumático, pero también que lo que ella buscaba iba más allá de la compasión: Isabella quería pertenecer, ser elegida y amada.Rocío, por su parte, luchaba con un pensamiento recurrente que la consumía más con cada día que pasaba. No podía borrar de su men