Capítulo 25

La mujer que amo

Rubén

Vi una lágrima rodar por su mejilla, pero no podía dar mi brazo a torcer. Había bajado demasiado la guarda con ella, tanto que estaba pisando un terreno minado y eso era algo que Genave no comprendía. La vida no era color de rosas, en mi mundo solo existía lo gris y negro algo a lo que ella no estaba acostumbrada, pero tenía que entender que las vueltas de página cuando estabas tan profundo en este mundo, no existían.

—Volveremos a Rusia—dirigí mis palabras a Jotrov, pero sabía que ella estaba muy pendiente a la conversación.

— ¿La llevara con usted?—me cuestiono y no sé porque sentí algo de resistencia en sus palabras.

— ¿Que parte de que ella no ira a ninguna parte no has entendido? —Jotrov miro a Genave quien sollozaba en silencio y tuve que s

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