Derek elevó el cuchillo con frenesí, clavándolo en el abdomen de Adalia, quien se encontraba dormida.
Aquellos ojos azules se abrieron con la brusquedad de mil demonios, un horrendo grito se desprendió de sus labios, observó la mancha de sangre que empezó a crecer en su ropa, un alarido todavía más fuerte salió de sus labios cuando un segundo impacto del cuchillo fue a parar sobre su abdomen, y luego tres, luego cuatro, luego cinco, cinco veces Derek enterró el cuchillo en el abdomen de Adalia.
La sangre de la rubia tiñó la cama, sus manos, el suelo en donde cayó y la piel de Derek, quien la sostenía para seguir clavando el cuchillo en ella.
—¡Detente! —imploró Adalia, desgarrándose la garganta, pero aquello no fue suficiente, un sexto impacto del cuchillo fue a parar en el abdomen de la rubia, la sangre manchaba el suelo, eran demasi
Adalia posó sus labios sobre el vaso de agua, dándose un par de tragos, todavía no lograba tranquilizarse por completo, cada vez que el silencio entraba a sus oídos, su mente reproducía la imagen de Derek asesinándola, como si se tratase de una película. No era la primera vez que soñaba con Derek lastimándola, pero aquella había sido la peor, había sido la más real, tocaba su abdomen y podía sentir la sangre, podía sentir el cuchillo clavándose en su piel, podía ver los ojos de Derek, maliciosos, entusiasmados por arrancarle la vida…De pronto, el timbre del teléfono de Derek se hizo escuchar por la silenciosa casa. Adalia lo miró, él frunció el ceño.—Es de madrugada —dijo—. ¿Quién diablos me llamaría a estas horas? —Bufó con molestia, tomando a Adalia por el brazo,
Habían transcurrido exactamente dos días desde que había recibido la llamada de su padre en la que le avisaba sobre aquello. Derek sabía que no era para tanto, que no había necesidad de sentirse tan abrumado, tan ansioso, pero tenía un mal presentimiento, ni siquiera sabía el porqué de aquello, pero lo tenía, un sabor amargo se revelaba en su boca cada vez que pensaba acerca de eso.Eran las tres de la madrugada, Adalia dormía como el ángel que era, aunque la había tenido que ayudar a dormir con drogas, por alguna razón, ella se encontraba inquieta, asustada de algo, Derek le había pregunta innumerables veces cual era la razón, y la única respuesta que la rubia proporcionaba era un “no sucede nada”. Tal vez había escuchado la conversación que él había tenido por teléfono con su padre, tal vez había escuchado aque
Las ideas enloquecidas crecían en él como un cáncer. No le importaba el ruido que provocaran sus pasos, sabía que ella no despertaría, la droga era demasiado efectiva como para que ella despertara por el simple sonido de sus pasos. Aunque Derek se preguntaba si ella despertaría cuando él le clavara el cuchillo.Los dedos del Wood temblaban, como un adicto en abstinencia trataba de resistirse a esos impulsos que acometían contra él, pero no entendía que le pasaba, no comprendía porque de repente sentía la profunda necesidad de asesinarla… no lo entendía, solo sabía que no se podía detener, sus pasos tenía vida propia y aunque él quería que esos frenaran su caminata, estos no lo hacían, no lo hicieron.Llegó hasta la puerta de la habitación, siempre empuñando el cuchillo con tanta fuerza que lastimaba su propia p
Ambos caminaban a paso lánguido, alejándose el parque, a pesar de que el sol mostraba intenciones de mostrarse, parecía que no quería hacerlo del todo.Las calles seguían igual de vacías que hace un rato, cosa que jugaba en el beneficio de Derek.Sabía que caminar junto a esa muchacha era un riesgo, a aquellas horas tan altas de la noche, cualquiera que lo viera pensaría en lo peor. Pero era eso o no conseguir lo que quería. Elegía que lo vieran a fracasar.No le prestaba demasiada atención a las palabras de Cat, pero recopilando lo poco que había logrado captar; ella era prostituta —cosa que Derek imaginó—, el padre de su bebé era un pobre diablo que había muerto en un accidente de tráfico, solo dos días antes del nacimiento del mismo, había escapado de su casa a muy temprana edad —cosa que Derek también imaginab
La perplejidad se vio dibujada en los ojos de la muchacha, por un segundo quiso echarse a reír, creyendo que solo se trataba de una muy amarga broma por parte de aquel sujeto, pero cuando vio como la seriedad oscurecía el rostro de él, supo que hablaba en serio, cosa que la desconcertó más. Él le había dicho que tenía una pareja homosexual, y que como ambos no podían tener un bebé, él quería el suyo, ella no podía encontrarse más perpleja.—¿Qué d-dices? Yo… ¿darte a mi hijo?—Así es, Cat. —En ese instante ella supo que estaba metida en un gran problema, la oscuridad que habitaba en los ojos del hombre la alertó, por lo que se alejó de él, mirando por el rabillo del ojo a su bebé que dormía como un pequeño ángel.—¿Qué diablos te pasa? ¿Po
Tenía la boca demasiado seca, sus labios agrietados.Carraspeó su garganta, se movió hacia la izquierda, luego hacia la derecha de manera torpe y lánguida, intentó abrir sus ojos, pero de inmediato los cerró, poco a poco reanudó la acción, esperando a que éstos se acostumbraran a la luz de aquella habitación en la que se encontraba.Cuando por fin sus azules ojos se encontraron abiertos, Adalia intentó sentarse, fracasando de inmediato, dándose cuenta de dos cosas: estaba esposada a la cama, y Derek no estaba a su lado.Carraspeó su garganta una segunda vez, pensó en llamarlo, pero pronto se arrepintió. No lo quería cerca. Ni en aquel instante, ni en otros, ni nunca.No entendía por qué estaba esposada, si él le dijo que no la esposaría. Adalia suspiró con desesperanza, debía de dejar de creer en sus pal
Por un segundo había salido de su propio cuerpo, había experimentado la sensación de su alma brincando lejos de su piel y yéndose a caminar para meditar e intentar dar sentido a aquello que sus oídos habían escuchado, pero era incapaz de comprenderlo.“…así que ve pensando en un nombre para ponerle…”Adalia empezó a negar de manera desequilibrada, su mirada cada vez más perdida parecía absorbente, como un agujero negro de tristeza, confusión, impotencia y dolor.“…y ve preparándote para ser madre, porque ahora, ese es nuestro hijo…”¿Ella? ¿Ser madre? No, no, no, no, sus ojos cayeron hacia aquel tranquilo bebé, hacia aquella indefensa criatura que tenía entre sus brazos, sin comprender nada, ¿ella? ¿Siendo madre? No… no lo comprendía… aquello no podía e
La negación de Adalia era como un veneno para él, cada día lo mataba de manera más rápida, el rostro de desprecio que ella dibujaba cada vez que miraba a aquel bebé era simplemente indescriptiblemente doloroso para Derek, ni todas las amenazas ni todos los abusos habían sido suficientes para obligarla a acceder del todo a quedarse con aquel bebé, prefería ser golpeada a cargar a ese bebé entre sus brazos.Derek se sentía sin ningún poder, pues si ni las amenazas tenían poder sobre Adalia, ¿qué lo tendría? No parecía importarle nada, prefería morir a ser madre de un bebé que no había salido de su cuerpo, había dicho ella, luego él la había golpeado hasta casi la muerte para que se retractara, pero no ocurrió, ella se negó a retractarse. Adalia era para él, la muchacha más dulce del mundo, le