Capítulo 159.

Tenía unas ardientes ganar de violentar a alguien, sus manos palpitaban a causa del deseo de sentir una piel, de clavar sus dedos allí, de romperla, de hacerla sangrar, no era bueno lidiando con la frustración, elegía la violencia sobre cualquier cosa. En aquel instante, tenía tres cosas en mente: el hecho de que era estéril, que no se le iría de la cabeza por días, su misión de buscar alcohol para emborracharse y olvidar de lo que lo atormentaba, y convertir en hechos el rápido plan que se le había plantado en la mente, para así desahogar la furia que sentía hacia sí mismo, pero con otra persona.

El plan que había ejecutado era uno que solo se le ocurriría a una mente descabellada, como la de él. Mientras se encontraba en el carro, pensando en caminar hacia la tienda y comprar licor, por el rabillo del ojo había mirado hacia Adalia, pensando en lo pre

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