32.

Entraron al auto y es cuando Ikaika se da autorización para derramar algunas lágrimas. La cercanía con el padre de su hijo la lástima porque él solo juega con ella. ¿Cómo se le ocurre ir tras de ella mientras está con su amiguita de turno? Es un arrogante estupido que no ha aprendido nada en ese tiempo. Sigue siendo egocéntrico y manipulador. Secó sus lágrimas dispuesta a no volver a llorar por el hombre.

—No llegamos a cenar, ¿Quieres que vayamos a otro lugar? —pregunta Lorenzo tomando su mano entre las suyas.

—No tengo hambre pero tampoco quiero llegar a casa aun, demos un paseo. ─Lorenzo asiente y decide llevarla a comer algún helado, eso siempre edifica el corazón.

—¿Puedo saber qué es lo que te paso? —Ikaika asiente, es lo justo.

—Jaaziel estuvo en el tocador de las damas. —suelta sin esconder nada.

—¿Lo amas? —La pregunta descompone a Ikaika quien lo mira con sus ojos tristes.

—Lamentablemente si, creo que como a él no volveré a amar jamás. —se sincera y Lorenzo asiente.

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