Layla golpeó con fuerza el saco de arena hasta que le dolieron los nudillos y las piernas.
-Bueno, creo que es suficiente, el saco de arena ya está muerto o ha sufrido el daño necesario para ir camino al hospital- la detuvo Giovanni con su encantadora sonrisa parándose a un lado del saco deteniéndolo con una mano haciendo que dejara de mecerse de un lado a otro -Layla, tiene suerte de que Diana no está aquí hoy o te pondría a trabajar para aprovechar toda esa energía y fuerza- le señaló con cara de espanto
-Hola Giovanni. Yo... solo... me preparaba para esta noche- se excuso sonrojándose el sonrío aún más ampliamente
-Creí que hoy solo revisarías y escanearias los documentos del escritorio de la oficina de tu esposo. No recuerdo escuchar nada sobre golpear un saco de arena o a un enemigo en la reunión donde discutimos el plan- bromeo y ella se puso aún más colorada, pudiendo sentir el calor descender por su cuello y subir hasta la punta de las orejas.
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Layla aprovecho que Robert había salido en un viaje de negocios y no regresaría hasta el día siguiente para poder revisar su oficina. En realidad por eso habían planeado revisar sus cosas esa noche ya que no podían desperdiciar tan buena oportunidad.Ella no estaba segura de por qué, pero sentía que ese día algo era diferente, lo sentía en lo profundo de su ser como una molesta e insistente vocecita que la incitaba a estar alerta, solo que no lo graba discernir porque.Con cuidado de no hacer ruido aparto las cobijas y salió de la cama poniéndose de pie.Se sentía nerviosa y algo ansiosa. Todos habían recalcado la importancia de conseguir ese mismo día la información que había en la oficina privada de Robert e incluso la habían hecho memorizar la combinación de la caja fuerte.Lo que conseguiría esa noche es crucial, y debid
Pamela caminaba con una bolsa de comida en la mano recorriendo los pasillos del cuartel general que a esa hora se encontraban casi completamente desiertos.Al llegar a la puerta de su oficina golpeó suavemente la superficie provocando un sonido rítmico y acompasado. Eran las cinco de la mañana, pero estaba más que segura de que no se había ido a casa, casi podía acostarlo.-¿Si?- pregunto Giovanni con voz soñolienta aún medio dormido con todo el cabello revuelto, los ojos aún medio cerrados y descalzo sobre un par de calcetines azul marino-Desayuno a domicilio- anuncio alegremente ella alzando la bolsa con comida de su lugar favorito, el le sonrío divertido, claramente complacido con su temprana visita-¿Un sobornon?- pregunto alzando una ceja-Un agradecimiento- aclaró ella evidentemente divertida por su apariencia y su reacción-¿Puedo?- pregu
Layla espero pacientemente en la oficina de Marcus. Algo inusual ya que por lo general se veía con él y los demás en la sala de juntas, pero aparentemente en ese mismo momento se encontraba ocupada.Marcus y algunos aliados se encontraban reunidos en ella ultimando los detalles de una misión que se realizaría esa misma tarde, o eso le había dicho el joven que la había recogido en el gimnasio y le había llevado al cuartel general, pidiéndole que esperara a Marcus ahí asegurándose que pronto se reuniría con ella y preguntándole si quería que le trajera algo mientras esperaba.Ella le agradeció su amabilidad y le dijo que no necesitaba nada y le aseguro que esperaría ahí hasta que llegará Marcus para atenderla. El pareció mas tranquilo ante sus palabras y se despidió llendose después de asegurarse que ella no necesitaba nada m&
Diana reviso por segunda ocasión que su chaleco antibalas estuviera bien amarrado. En aquellos momentos dejar algo al azar era simplemente estúpido, por no hablar de un error que no se podía dar el lujo de permitirse.Layla no tenía ni la más remota idea de lo valiosa que era la información que les había proporcionado ya que con ella habían pasado de buscar y tratar de atrapar un gato negro en una habitación a oscuras a encender la luz y solo tener el trabajo de atrapar a esa pequeña alimaña. Por más que esa pequeña alimaña fuera la maldita Hydra y por cada cabeza cortada le crecieran 2 más.La información que Layla había conseguido les decía donde tenían y cuando moverían a un grupo de niños y jóvenes que tenían secuestrado para traficar con ellos, y los moverían esa noche, exportandolos como mercanc&ia
"Ahí estaba ella. Dulce, risueña, su risa llenando toda la casa sus rizos castaños ondeando en el aire, su amplia y ancha sonrisa llena de dicha mientras corría descalza por el suelo de madera, sus expresivos ojos castaños mirándolo extasiados por la felicidad antes de entrar al cuarto de baño.Marcus corrió tras ella por el pasillo bañado por la luz del sol que entraba por las ventanas, pero cuando cruzó el marco de la puerta ya no había más sol y la oscuridad de una noche sin estrellas reinaba en el cuarto de baño. El piso mojado, sus pasos chapoteando la avanzar, el agua derramando se de la tina a borbotones y una mano sepulcral mente pálida sobresaliendo de su borde.El avanzo más rápido, el pánico y la angustia impidiéndole pensar claramente, y dentro de la tina con un cuerpo desnudo de protuberante vientre una mujer con marcas oscuras de dedos alrededor de su garganta lo miraba con un par de ojos vacíos de color avellana que se tornaron grises al tiempo que s
Layla no esperaba lo que sucedió cuando llegó a casa después de asegurarse de que Diana estaba bien y que ella la mirara con suspicacia cuando regresó sola con el pantalón que le había pedido que recogiera, pero en retrospectiva sabía que debía haberlo esperado.Aunque el hecho de que él se enterara tan pronto y ya la estuviera esperando cuando regresó a las 10 de la mañana indudablemente la tomó por sorpresa.-¡Tres!- sollozo en voz alta sintiéndo la superficie dura de látigo impactando contra su espalda. El dolor reverberando en cada nervio y cada fibra de su ser -¡Cuatro!- sudor frío que le empapaba toda la piel -¡Cinco!- el sonido del látigo cortando el aire a sus espaldas -¡Seis!- gimio de dolor, las piernas temblando le incontrolablemente al tiempo que sujetaba las cuerdas con las que tenía atadas sus manos para mantenerse en pie -Por favor- suplico sollozando-Cuenta o tendré que volver a empezar- mando Robert inclemente de forma autoritaria parado
La ira de Diana no pareció conocer límites cuando se enteró de que aún estando en el cuartel general nadie les había informado ni a ella ni a Pamela que Robert había hecho una cacería en la mansión apenas llegar Layla.Ella era una tonta por no preverlo desde un principio, pero estaba tan ocupada lidiando con la sobreprotección de Pamela y Amshel por la herida de bala que había recibido durante la misión que olvidó por completo las consecuencias que la misión del día anterior tendrían para ella, y de haberlo recordado no la habría dejado marchar cuando fue a dejarle el pantalón, lledoce después de asegurarse de que se encontraba bien luciendo un tanto distante, como si sus pensamientos se encontraran en otra parte.Además, otro de problema era que estaba demasiado distraída con la extraña interacción que Layla y Marcus habían tenido esa mañana, percatándose finalmente que desde que él había conocido a Layla algo había cambiado el Marcus, algo fundamental, aunque
Layla se encontraba dentro de la bañera abrazada al borde con la espalda fuera del agua, ya que al entrar en contacto con ella le escocían las heridas aún abiertas. Tenía una fiebre muy alta, pero necesitaba bajarla y aquello le representó un verdadero suplicio. El agua la lastimaba ahí donde tocaba y el viento frío la hacía estremecer.Había tenido muchos sueños a causa de la fiebre. Su pasado, su presente y su futuro… ella rozo levemente la superficie de sus labios recordando el placentero contacto y una fuerte sensación se apodero de todo su cuerpo. Layla se sujeto aún más firmemente al borde ¿Había sido solo un sueño? En ese momento no tenía nada claro.“Estoy enamorado de ti” le había susurrado Marcus contra sus labios. En aquel momento la sorpresa fue tanta y la dicha fue tal que no supo cómo reaccionar qued&aac