– Sí, gracias –la voz de Egan sonó distante hasta para él mismo. Tras cortar la llamada, Egan miró hacia el balcón de su habitación. En medio de la oscuridad de la noche, sentada en el suelo con su vestido arrugado alrededor de ella. Katya tenía la mirada perdida en los demás edificios frente a ella, pero realmente parecía que veía nada. Su cabello caía sobre sus hombros y de vez en cuando temblaba por el frío–. Argus, encárgate del resto, por favor.El mencionado asintió, Egan lo miró con tranquilidad al saber que Argus haría lo que fuese por terminar de solucionar el problema.– Egan –dijo Argus, su voz sonaba extraña, preocupada–. ¿Katya estará bien? Es decir, ella es fuerte, pero mató a una persona. Eso no se supera a la primera.Egan no le respondió a Argus, en su lugar simplemente le dejó su teléfono para que terminara de hacer las llamadas pertinentes y tomó camino hacia el balcón. Deshaciéndose de su corbata y su chaqueta, Egan se subió sus mangas hasta sus codos e hizo tronar
Katya asintió, finalmente permitiéndose tener un momento de calma. – ¿Y Danilo?– ¿Qué pasa con él? –Preguntó Egan. Katya bufó.– Egan, si fueras tú, estarías echando abajo todo el edificio.Egan rio suavemente, porque era cierto: por Katya, él removería hasta el cielo buscándola.– Danilo no soy yo, amor mío –dijo Egan, a Katya se le aceleraba el corazón cada vez que él decía uno de esos apodos. Parecía estar decidiendo cuál le gustaba más–. Ellos no se aman… amaban, en realidad. Solo tenían alguna especie de convenio: sexo a cambio de dinero –a Katya le asqueó un poco eso–. La mayoría de las relaciones de los mafiosos son así, Katya. La mayoría no tienen tiempo para dedicarse a un matrimonio, con hijos y una casita. Sin embargo, estamos otros que pasamos por encima de lo normal.Egan le dejó un pequeño beso a Katya en los labios y ella sonrió, la primera sonrisa (aunque pequeña) que daba en toda la noche.– Toma esto como tu inicio –dijo Egan pasando un mechón del cabello que se le
Egan respiró lentamente, su rostro se endureció y su mandíbula se tensó. Él se apartó del contacto de Katya, con la intención de poder mirarla de frente en el asiento. – Yo atendería a su nieta, a cambio de que él me diera información.Egan parpadeó, confundido. – ¿Él te iba a dar información a ti? –Katya asintió–. ¿Qué clase de información?Katya suspiró.– Le iba a hacer un par de preguntas sobre la historia del negocio, preguntas que iban a hacerte un bien al final, pero nunca se concretó porque apareciste cuando le iba a decir lo que él tenía que averiguar para mí –Katya se sintió traicionada al recordar eso. Estuvo a nada de saber quién era el segundo sospechoso de la muerte de la madre de Egan, y ella no había podido descubrirlo–. Él me iba a decir quién mató a tu madre.Las cejas de Egan se dispararon hacia arriba.– Katya, no seas tonta, mi amor. Fue él –Egan estaba completamente serio, pero sus ojos tenían un ligero sentimiento de calidez al ver que a Katya intentando ayudarl
Katya solo se tiró a los brazos de su madre e ignoró todo lo demás a su alrededor. Nada importó, absolutamente nada valía más la pena en ese momento, que los cálidos brazos de su madre que la rodeaban con tanta familiaridad y amor. Después de tantas cosas que habían sucedido, Katya se dio cuenta de lo mucho que valoraba en ese momento la presencia de su madre. Sintió las lágrimas quemarle en los ojos nuevamente, pero ella se había hecho la promesa de nunca más quebrarse.Además, ella estaba feliz de ver a su madre allí. No tenía por qué llorar, solo alegrarse de que su madre estuviese presente sin ningún motivo.Exacto, no había algún motivo por el que ella estuviese allí.Katya se separó de golpe. – Madre, no es mi cumpleaños. ¿Qué haces aquí?– Pues, Egan me secuestró. –Respondió su madre con una sonrisa sinvergüenza, le lanzaba extrañas miradas a Katya mientras veía a Egan sonreírles desde su espalda.Parecía que Egan tenía fachada a su madre como a una adolescente hormonal.– ¡¿Qu
Egan estiró su mano, deslizándola por la mejilla de Katya, sintiendo su piel fría ante su contacto.– Tranquila, Katya. Ella está bien; no le diría jamás nada que la comprometa. Solo la traje porque sé que llevas mucho tiempo sin verla. Y, no lo sé…, solo creí que te haría feliz.Aquello derribó las barreras de Katya. Ella no podía enojarse con Egan solo cuando él había hecho algo con la simple convicción de que la haría feliz. No, no podía enojarse con Egan ni siquiera porque, en realidad era cierto, él había secuestrado a su madre.Egan frunció su ceño, ofendido.– Además, somos una pareja convencional –Katya rio suavemente, negando con su cabeza–. Claro que sí: estamos casados, vivimos juntos, tenemos perros y tenemos el mejor sexo de todos –Katya sintió sus mejillas arder, lo que solo logró que Egan se volviera más ávido y agarra a Katya por la cintura, solo para atraerla contra él–. Eso, y nos involucramos brevemente en la vida familiar y social del otro. Tú conoces a mi tío, que
– Yo también te amo, mi amor. –Le respondió Egan, inclinándose en su asiento y dejándole un beso en su mejilla.Era la primera vez que Katya lo veía sonreír tanto que dos hoyuelos en sus mejillas se marcaron. Si existiese un nivel más alto que "feliz", Egan lo estaba experimentando en ese preciso momento.Olena sacudió sus manos de la emoción.– Oh, basta de afectos en público –dijo divertida–. ¿Cuándo se casarán?Si supieses madre, pensó Katya.– Diciembre es una fecha linda –dijo Egan, terminándose el último trago de su copa–. Conozco un lugar muy romántico que en diciembre se pone bellísimo.La madre de Katya aplaudió de la emoción. – Solo quedan ocho meses, tenemos que conseguirte un vestido, Katya.Ella negó con su cabeza. Los nervios de una boda real, la cual nunca le propusieron realmente, estaba causándole unas náuseas increíbles. Eso, sumado al dolor de cabeza por la falta de sueño estaba haciendo estragos con su concentración.– Ocho meses, madre –recordó Katya–. Es mucho ti
En lo que la puerta de la casa se cerró, Katya largó un fuerte suspiro. Egan se giró a mirarla a los ojos, pero Katya tenía la mirada perdida, desconectada. Así estaba desde lo ocurrido con Vanessa y ni siquiera la visita de su madre que no veía hace meses logró hacer que ella volviera a ser la risueña, valiente y temeraria Katya a la que él estaba acostumbrado. Egan se dejó caer sobre el sofá, cansado y, por primera vez en su vida, derrotado. Katya estaba allí, justo frente a él pasando por el peor momento de su vida y él no sabía qué hacer para solucionarlo. Katya se sentó un segundo después en el sofá, dejando caer su cabeza sobre el hombro de Egan. Ella tenía una preocupación, un enorme malestar que la carcomía desde hace rato. Y decidió en ese momento soltarlo. La verdad hace libre, ¿no? Quizás si Katya le hubiese contado a su mamá que mató a una persona, sin importar si Olena lo olvidaba un momento después o no, ella se hubiese sentido mejor. – ¿Estás enfadado conmigo? –Pregu
Egan siguió un momento más chupando, mordiendo y lamiendo cada centímetro de piel sobre los pechos de Katya. Él solo deseaba que aquellas marcas que representaban el placer y la pasión entre ambos, le quedaran como recuerdo a Katya para que cada vez en los próximos días que ella se viera en el espejo, recuerde que ella dijo con sus propios labios que era de él y de nadie más.Separándose de su pecho, Egan volvió a subir por su cuerpo con su lengua, llegando de nuevo a su cuello, él le tomó del rostro con una mano para que lo mirara directo a los ojos.– Katya, necesito que me escuches con atención –ella asintió, obedientemente, apenas consciente por el subidón de placer que Egan le estaba proporcionando–. Te vas a parar allí –señaló un lugar en medio de la alfombra frente a ellos–, y te vas a quitar el resto de tu ropa muy lentamente. Te quiero desnuda para mí, pero que tu misma lo hagas. ¿Me entiendes? Quiero volver a verte desnuda y completamente empoderada para mí.Katya sintió los