86º Un castigo cruel y ejemplar

Ahora mismo, luego de la provocación que le hice a mi compañera, estoy reconsiderando quién castiga a quién. Sabe cómo volverme loco, que botones en mí presionar para conseguir doblegarme, y es mi culpa, porque creo que yo me la busqué. Ahora tengo que esperar a encargarme de las gemelas para poder castigar a mi compañera como le advertí que lo haría si se lastimaba.

Quiero gruñir furioso por tener que postergar el placer con ella, por un par de estúpidas a quienes quiero matar por haber mandado a hacerle eso a mi compañera.

Como sea, bajo a mi oficina para no seguir en el mismo espacio que mi Caperucita, para evitar que la tentación me venza y mande todo al carajo, con la posibilidad de que ellas intenten escapar y me adentro en el espacio, encontrando a dos guardias apostados a ambos lados de las lobas apresadas, quienes están arrodilladas en el suelo con las manos sujetas en sus espaldas y las cabezas agachas, o a menos es así hasta que me ven.

Sus rostros muestran que, clarament
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