Entramos a la gran fiesta y al mirar a todo el mundo me doy cuenta de que ella tenía razón. Los vestidos aquí son demasiado cortos. —Por lo menos te ves decente. Me suelto de su agarre y me mira mal pero aquí no hará una escena. —Iré al baño, no tardo. Camino por el lugar buscando el maldito baño pero no lo encuentro. No he estado en este lugar antes así que no sé dónde puede estar. Doy la vuelta para volver pero choco con alguien en el proceso.—Lo siento, yo iba distraída y...—No te preocupes, también yo iba distraído. ¿Estás perdida? —Estaba buscando el baño. –confieso levemente apenada. —Oh, si gustas puedo decirte dónde está. Claro, si no hay algún inconveniente con eso. —Claro que no, me salvarías el momento. —Bien, ven conmigo. Camino junto al hombre con el que acabo de chocar en dirección al baño en silencio, uno medianamente incómodo.—Por cierto, soy Anthony Montoya. –se presenta y extiende su mano hacia mi.—Tania Rivera. —respondo tomándola y no paso por alto su
—Necesito que me digas todo acerca de Leah Martell. –le pido a Mildred quien casualmente estaba en casa de Lila. —¿Qué tiene que ver Leah en esto? —Aun no lo sé. –aseguro mientras me quito los malditos zapatos y me tiro en el sofá–, pero tanto ella como Anthony Montoya tienen cosas importantes que decirme y antes de que empieces con tu miedo irracional a Sebastián, te advierto que vengo en plan tu jefa. –alerto a Mildred quien ya tenía cara de pánico. —Tania. –me reprende Lila. —¿Qué? Tal parece y seré honesta, que lejos de tenerme a mi lealtad se la tiene a Sebastián. Digo tal vez él paga tu sueldo pero ni siquiera es de su dinero. —¿A qué te refieres con eso? —Primero que nada quiero que la conversación que vamos a tener aquí se queda. ¿Entendieron? —Si señora. –responden Lila y Damián entre risas. Mildred se mantiene en silencio y no dice nada. Me asusta su silencio pero no la culpo tampoco. Había estado esperando está oportunidad y ahora esto puede que lo vea cómo una seña
—Tania Rivera, ¿quieres ser mi novia?Sus ojos se clavan en mi con incredulidad. Cubre sus labios con la mano y ríe de manera nerviosa, pero no puede estar más nerviosa que yo. Por fin me decidí a pedirle que fuera mi novia de manera oficial aunque sé que es una locura debido a su estatus. Sebastián y su matrimonio aún representa un obstáculo en nuestra relación pero confío en que pronto dejará de serlo. —¿Estás hablando en serio? –cuestiona y se acerca a mí. —Muy en serio, bonita. Quiero hacer esto bien y que veas que estoy haciendo esto en serio. Quiero pasar el resto de mi vida contigo. —Tambien yo quiero pasar mi vida contigo Damián. Todo el tiempo que la vida me permita estar a tu lado. —Vámonos de aquí, hagamos nuestra vida en otro lugar, dónde nadie nos conozca. —¿A dónde nos iremos? ¿Dónde viviremos? —Tengo el lugar perfecto para hacerlo. Solo tienes que confiar en mí y decir que si. No te diré que tengo millones el el banco pero nada te va a faltar lo juro. —¿Hay que
Siento el viento golpear mi cara y juega con mi cabello. Abro mis brazos y siento por primera vez la libertad abrazarme. No he parado de sonreír desde que salimos de la casa de Damián y es que está aventura me llena de emoción por qué es la primera vez que salgo sin mis padres o sin Sebastián. —¿Estás bien allá atrás? –grita por encima del viento Damián y yo me acurruco a su cuerpo y grito un "si" que lo hace sonreír.Se detiene a la orilla de la carretera y bajo para estirar mis piernas y él hace lo mismo. Me ayuda a quitarme el casco y peina mi cabello con sus manos.—Estas preciosa. –dice y yo no puedo hacer más que sonreír–, tus mejillas se ven tan rojas, hay que descansar un poco aquí y nos refrescamos. ¿Te parece? —¿Falta mucho para llegar? —Algo, por qué nos iremos por el camino menos obvio y haciendo paradas para que conozcas lugares increíbles. —Me parece muy buena idea. Entonces, ¿a dónde llegamos a descansar? —A unos kilómetros de aquí hay un lugar precioso, sé que t
—¿Cómo dices? —Que a su hija la vieron con un hombre a las afueras de la ciudad. —¿Sebastián? —No, no era Sebastián del Valle, era otro hombre del que no tenemos información. —Quiero que los sigas y me busques a ese inútil de mi yerno. —Sebastián está en las Vegas, con la misma mujer con la que se fue la última vez. —Si la prensa llega a saber sobre esto...—No se preocupe señor Rivera, yo me encargo de que la prensa no tenga contenido del que hablar. —Más te vale, Anthony. Anthony Montoya, nuestro reciente conocido, hijo de Alexander Montoya, un hombre bueno que le enseñó valores increíbles. Obviamente él no va a delatar a Tania, por nada del mundo lo hará y se encargará de tapar lo más posible está situación. Avisarle al señor Rivera que su hija estaba lejos de casa era inevitable pues la información la brindó un tercero y él no podía pasarlo por alto o tendría problemas. Marco el número de Leah y responde al instante. —¿Qué ocurre? —Vieron a Tania a las afueras de la ci
Tania—¿Qué estás diciendo? –le pregunto a Damián cuando entra con la cara pálida.—Ella está allá afuera, sabe que estamos aquí y no solo por qué me vio, lo sabía desde antes y yo solo se lo confirmé.—¿Viene sola? —Al parecer si. ¿Tienes apagado tu teléfono? —Carajo, si. Olvidé prenderlo. —Es momento de que lo hagas y quizás encontremos una respuesta a su visita. Me bajo de la cama envuelta en la sábana y camino hasta mi bolsa en dónde guardé mi teléfono. En cuanto lo prendo, infinidad de mensajes me llegan al teléfono y me sorprende ver qué todos son de Lila. El último es el que más me impresiona. "No te muevas de dónde estás, llegaremos en un par de horas, necesitamos hablar pero no estás en problemas" —Lila viene para acá. —Leah pide verte. ¿Quieres hablar con ella antes de que llegue tu hermana o lo haces ahora? —Solo me cambio y bajo. Damián se acerca a mí y deja un beso en mi frente. —Sea cuál sea el motivo del por qué te vinieron a buscar, yo estoy contigo y te voy
—¿Puedes dejar de verme? –murmura Lila y todos ponemos atención a ella. Pronto se da cuenta de lo que hizo y todos nos miramos unos a otros. —¿Lila? —No me hagan caso, estoy muy estresada, tengo hambre, sueño y frío. —¿Quieres mi...?—¡No! –interrumpe de manera grosera a Anthony y yo me sorprendo de su actitud por qué vamos, ella sí es ruda pero no grosera. —¿Lila qué te ocurre? –cuestiono y mira a todos alrededor. —Quiero dormir. ¿Podrías decirme dónde puedo hacerlo? Con esta nevada repentina y el no poder volver a casa mis nervios se han puesto de punta. —Claro, sígueme. Me levanto de dónde estamos pasando un momento que yo creí que era agradable y acompaño a mi hermana a la habitación en dónde me estoy quedando con Damián.Hace apenas una hora que llegaron y la nevada comenzó a cubrir las carreteras sin piedad y por suerte ella y Anthony llegaron a salvo. Lamentablemente no podemos movernos de aquí por ahora hasta que la nieve deje de caer y se deshaga del suelo o corremos
Escucho que la puerta es cerrada y entonces espero unos segundos antes de quitarme las cobijas de encima con rapidez y levantarme del sofá. Error número uno. Anthony se encuentra ahí, parado frente a mí, con una sonrisa estúpida. Mi nerviosismo aumenta, mis manos comienzan a sudar y puedo sentir mi ojo temblar. Malditos sean mis signos notables del nerviosismo. —Por favor, cálmate. Estás demasiado nerviosa y no quiero que esto termine como la última vez que te vi. —Vete por favor Anthony. –le pido tratando de sonar lo más normal posible. —Solo quiero hablar, Lila. Dame la oportunidad por lo menos. Creo que me lo merezco. —No hay nada de que hablar. Solo fueron algunos días en la playa. —¡Fueron tres semanas! Tú y yo solos en una isla, ¿lo recuerdas? Estábamos pasándolo bien, incluso... parecías feliz. ¿Lo eras? por qué yo lo fui. —Fueron semanas divertidas no te lo voy a negar. —¿Solo eso? ¿Divertidas? –cuestiona y puedo notar un deje de tristeza en su voz–. Amairani por fav