Punto de vista de Aria
Realmente me sentí pequeña y regañada todo el tiempo, su mirada es fuerte, por lo cual me sentí intimidada la mayor parte del tiempo. En cuanto el dijo “nos vamos”, solo me despedí de mis padres y nos fuimos.
Era de esperarse que yo estuviera demasiado sorprendida con Douglas Fraser, un hombre que no me despegó la vista de encima durante todo el tiempo que duró la velada.
El camino a mi nuevo hogar fue silencioso, hay una pequeña sensación de incomodidad, al menos de mi parte. No quiero saber que sigue, firmé un contrato, lo sé… el puede pedirme que me orine encima, debería cumplirlo sin pensarlo.
Respire profundo, haciendo un poco de ruido y ganándome una mirada de su parte. Devolví mi mirada a la carretera, que parecía con cada segundo que pasa, llevarme lo más lejos posible de la ciudad.
— ¿Vives tan lejos? —pregunté, si este hombre vive tan lejos, puede ser un problema para mí, que debo visitar a mi doctor casi todos los días para ver lo que se pueda hacer.
— No me gusta el ruido de la ciudad —me respondió como si estuviera de mal humor.
Claramente está dejando en claro que no quiere hablar conmigo. Así que decido quedarme callada.
Al menos una hora mas de camino, parece que hemos llegado. Unos barrotes negros y con decoraciones casi inexistentes, se presentaron frente a nosotros. Un hombre vestido de negro, con suma elegancia, abrió los portones para darnos paso. Un camino rocoso, como si habláramos de un pueblo, nos esperó.
La gran mansión Fraser es un lugar grande, ostentoso, elegante y frio.
Bajamos de la camioneta, con ayuda de un señor vestido igual que el que nos abrió hace unos momentos. Me quede observando tan lugar, jamás pensé que su casa fuera del tamaño de un centro comercial, sin contar el gran patio lleno de arboles y pasto verde, reluciente, limpio.
Moría de ganas de correr por todo el lugar, disfrutar del olor de la tierra mojada, de los frutos, de todo. Tuve que aguantarme, cuando miré a Douglas hacerme una señal para que lo siguiera.
Caminé insegura por detrás de él, sabía muy bien a donde me está llevando, por lo cual me hacía demasiado difícil seguirle el paso.
— Esta es nuestra habitación —presentó Douglas sosteniendo la puerta para que pasara.
Entré a la habitación con nervios, con miedo, con angustia. Ciertamente, mi mente está procesando que lo que Douglas Fraser me va a pedir, es que consolidemos este nuevo matrimonio, algo para lo cual no me siento lista, pero si el lo pide, no puedo negarme.
— Es grande —fue lo único que pude decir al entrar.
— ¿Recuerdas que pediste adelantado medio millón? —el tono de voz que está usando, no me gusta.
— Si, lo hice.
— Ya fue depositado en tu cuenta de banco ¿O lo prefieres en efectivo?
— Así está bien, gracias —respondí apenada.
— Acepté casarme contigo por dos cosas —miro como desabrocha su saco y toma asiento cómodamente frente a mi— Eres atractiva, vagamente pero lo eres… y la segunda es que pensé que por ser familiar de la señora Estela, serías humilde como ella, realmente lo creí.
Ignoré por completo lo de mi belleza, pues discutir con un hombre sobre lo que bello o no, es una perdida total de tiempo. Sé que muchos hombres prefieren los cuerpos esculturales, grandes pechos, grandes caderas, todo grande.
La belleza solo es objetiva, bella para uno, bella para otros, pero nunca para todos.
— ¿Por qué piensas que no soy como la tía Estela?
— Ninguna persona que sea como ella, discutiría aceptar medio millón antes que todo. No sabes como será nuestro año de casados, aún así, al aceptar ese dinero te estarías obligando a pasar ese año sin poder deshacer ese contrato. Lo sabes, ¿no?
— Lo sé, perfectamente
— Me urgía casarme, por eso estás aquí, Aria —su boca se curvó al final de sus labios hacía arriba, dejando ver una sexy sonrisa ladina— Comienza a quitarte ese vestido, debo mirarte.
Punto de vista de Douglas
No puedo creer que esta mujer luzca tan pura, está sonrojada por lo que acabo de decir, parece dudar, pero accede al final de cuentas. Debe estar tan necesitada de dinero, de salir de la pobreza que hará cualquier cosa.
Batalla con los broches traseros de ese vestido, pero cuando al final de unos minutos por fin el vestido cae al suelo, me doy cuenta que cometí un grave error. Sé que es demasiado atractiva, demasiado hermosa, pero no a este punto.
Con lencería y medias blancas, su pelo rubio recogido, sus mejillas sonrojadas, su mirada angelical, su pequeño cuerpo me luce demasiado apetitoso.
— ¿Esto también? —preguntó cuando no dije nada, pero no puede dejar de mirarla.
— Todo —repetí.
Punto de vista de Aria
Esto es vergonzoso, demasiado. Nunca he estado con un hombre como Douglas, que me vea de esta forma no es todo vergüenza, me gusta, pero me asusta. Hay algo en él, no puedo entender que me está pasando.
Comencé a quitarme las medias, lentamente. No para verme sexy, provocarlo o algo así, si no, porque no quiero llegar a la siguiente parte. Por mu atractivo que sea Douglas Fraser, no deseo tener relaciones con un total desconocido.
Después de quitarme las medias, seguí con todo lo demás, me llevó unos pocos minutos estar completamente desnuda. Douglas me miró por minutos sin decirme nada más.
— M*****a sea —siseó molesto, levantándose de golpe y saliendo de la habitación.
¿Qué ha pasado? Sé que dijo que no le soy atractiva, pero comienza a darme en el ego que reaccione así cuando yo estoy desnuda.
Punto de vista de Douglas
No puede ser que haya tenido que salir huyendo de la habitación porque con solo verla me he puesto duro. No puede ser que ella sea así, morí de ganas por hacerla mía esta noche, pero jamás me perdonaré obligarla.
Sea como ella sea, no puedo hacerlo.
Mi madre no permitiría que su hijo haga tal aborrecía. No pensé que esto sería demasiado difícil.
(...)
Al día siguiente, desperté sola. Esperaba ver a Douglas en la misma habitación, pero eso no sucedió. En el gran armario que tengo, hay cantidades grandes de ropa, todo parece nuevo, elegante y demasiado caro.
Después de una hora, estaba por fin lista para salir, lo mas vergonzoso viene ahora, que debo pedir permiso para ir a hablar con mi doctor, ver que podemos hacer con mi caso ahora que ya tengo la mayor parte del dinero.
— Buenos días —me dijo una persona si bien, salí de la habitación.
— ¡Dios! —exclamé llevando mi mano al pecho— Que susto
— Mil disculpas —dijo la mujer— El señor Fraser me ha pedido que esté a sus órdenes en todo momento.
— Claro —no podía decir nada más— ¿Se encuentra en casa el señor?
— Debe estar a punto de irse, debería estar en su despacho. ¿Desea verle?
— Si, por favor. ¿Me puede guiar?
— Claro —respondió con una sonrisa amable— Sígame, por favor.
La casa por dentro es aún mas elegante, aunque parece vacía, pero los adornos que tienen lucen mas caros que mi carrera universitaria. Será mejor caminar con cuidado, no quiero romper nada y endeudarme para toda la vida.
La mujer fue tan amable, que tocó por mi la puerta de Douglas. Tuvimos que esperar al menos diez segundos para escuchar su voz detrás de la puerta de roble. La mujer, me dio el pase, así que entré.
— Buen día —saludé al entrar.
Douglas viste un traje azul marino, al verme entrar deja de ver los papeles que parecía estar revisando y firmando.
— ¿Qué puedo hacer por ti? No te he llamado.
— Quería preguntar si puedo ir a la ciudad, no tardaré mucho —la vergüenza que estoy sintiendo ahora, no se compara con nada. Jamás pensé que me humillaría de esta forma.
— ¿Tienes novio? ¿A quién tienes que ver? —Inquirió serio, pero enojado— No importa, sabes que si me engañas todo el contrato se cancela. ¿Verdad? Espero que hayas leído lo que firmaste.
— Sé cumplir con mi palabra.
— El chofer te llevará —me dijo sin verme— Te espero en tres horas, iremos con el abogado de mi padre y espero cumplas tu papel.
— Gracias.
Hablar con Douglas Fraser es lo más difícil del mundo, no puedo creer que existan hombres físicamente tan atractivos, encima de todo tiene demasiado dinero. A él le dieron todo en esta vida.
Punto de vista de Douglas
Usé todas mis fuerzas para no volver a la habitación anoche, de verdad que deseaba por lo menos verla dormida, plácidamente y cómoda. Por un momento, desee que Aria no fuera una mujer interesada, de ser así, sería una mujer perfecta para mí.
— Quiero que la vigiles y me digas todo lo que hace —le pedí a Antonio, mi chofer— No le quites los ojos de encima, si ve a otro hombre es lo primero que debes decirme, no toleraré un engaño.
— Si, señor Fraser —respondió Antonio.
— Eso es todo. Pídele a otra persona que se prepare para llevarme al trabajo.
Antonio asintió— En diez minutos estará listo, para que pueda salir.
— Te recuerdo que debe estar de nuevo Aria en tres horas. Cualquier cambio, te enviaré mensaje, no quiero ningún error, Antonio.
La atracción entre Douglas y Aria es notoria, pero ambos están confundidos. ¿Cómo podrán salvar su historia? ¿Qué hará Douglas cuándo sepa que Aria solo quería el dinero para su operación?
Punto de vista de Aria— ¿Solo eso faltaría para la cirugía? —le pregunté al doctor MonteCarlo.— No sé como hiciste para conseguir ese dinero, si alguien lo hizo por ti. Pero si alguien con poder en el medio, te hizo el favor, deberías considerar que te consiga ese órgano, Aria.Bajo la cabeza— Me he casado por dinero —dije avergonzada.— Por dios —el doctor se levantó del escritorio rápidamente, algo que fue inesperado para mí.Cuando menos me di cuenta, me estaba dando un abrazo. Me quedé sorprendida por la muestra de agradecimiento, pero no lo alejé tampoco. El doctor ha estado conmigo todos estos años, creo que le tengo cariño por todo lo que hace por mí.La puerta se abre abruptamente, dejando pasar a Antonio, el chofer de Douglas.— ¿Qué sucede? ¿Así se curan todos los pacientes? —preguntó Antonio— El señor Fraser desea que esté en otro lugar ahora mismo, señorita.— No puede interrumpir mi consultorio de esta forma —espetó el doctor MonteCarlo— No debería acercarse a esta muje
Punto de vista de AriaCuando salimos del despacho, caminamos tomados de la mano. Algunas personas nos miraron, si yo también nos viera pasar, miraría. Douglas luce mas imponente caminando a mi lado, mi estatura, lo hace lucir mas alto,— Haz hecho un buen trabajo, pero no se te ocurra soltarme la mano —me susurra colocándome un beso en la frente— Dylan nos está espiando, jamás aceptará lo que acaba de ocurrir, presiento que nos vigilará por algunos días.— ¿Por qué tu hermano no quiere que recibas la herencia?— Su familia esta llena de buitres —me responde mientras seguimos caminando— Odio a las personas que solo aceptan cosas por dinero.Sentí eso como una indirecta, demasiado directa.— ¿Por eso me odias? ¿Por el adelanto que te pedí?— Si, pensé que serías más como tu tía Estela —admite fácilmente— Pero ahora tenemos que cumplir con esto. Mírame como si realmente me amaras, siempre que me estés mirando. No quiero ningún tipo de mirada que indique lo contrario, no quiero que nada
Punto de vista de Aria— ¡Abre la m*****a puerta, mujer! —Douglas golpea la puerta con fuerza.Parece desesperado, supongo que debe estar preocupado por mí. Limpio la sangre del lavabo y mi boca, antes de abrir la puerta de nuevo. Sin embargo, no es lo que esperaba.Una parte de mí estaba emocionada por creer que mi “esposo” mostraría preocupación por mi salud, pero no. La cara de Douglas es de furia y enojo. ¿Qué le pasa?— ¡¿Qué hiciste hoy con ese tercio de Doctor?!Lo miro confundida, no entiendo la situación.— ¿De qué me hablas?Mi respuesta parece enfurecer o alimentar su ira, pues en cuanto la escucha, da un fuerte golpe a la pared. Sin mirarme, vuelve a preguntarme.— ¿Qué. Diablos. Es. Ese. Doctor? —Recalcando cada palabra— Es mi doctor —intento acercarme, pero me esquiva— Yo estoy enferma.— Si, me he dado cuenta. ¿Cuántos meses?— ¿Cuántos meses? ¿A qué te refieres?— ¡Te dio tu despedida! —exclama asqueado— ¿A caso tienes semanas? ¡Qué asco!— ¿Por qué piensas que estoy e
Narrador— ¿Lo conociste desde ese entonces? —preguntó Douglas con una calma, que podría poner nervioso a cualquier— ¿Rompieron el contrato de paciente – doctor?Aria estaba a punto de contar la parte donde le dice que tiene seis meses de vida, pero Douglas la interrumpió con un golpe sobre una pequeña mesas de madera.— ¿Me tomas el pelo? —preguntó Douglas perdiendo la paciencia— ¿Me estás tomando por un idiota?— ¿De qué hablas? Te estoy diciendo la verdad, mis desmayo se derivo a un problema que tengo en el corazón, todos en la universidad se alejaron de mi debido a ese rumor que corrieron de que estaba enferma pero de una enfermedad super rara de trasmisión, entré en depresión… no tuve amigos— No puedo creer hasta donde llegan las mujeres por dinero, Aria. ¿Cuánto necesitas? ¿Te irás de compra a Valenciaga o Channel? ¿Necesito comprarte un carro? ¿Necesito comprarte amigos?Aria no creyó el sarcasmo de Douglas, estaba impresionada por como ha tomado la verdad su esposo, debido al
PUNTO DE VISTA DE ARIA— Te veré en tres horas, no me gusta esperar —Douglas toma mi mano— Compórtate, le dije a Antonio que te lleve a comprar víveres, él sabe donde, compras todo lo que quieras, la tarjeta no tiene límite.— Gracias, amor —me acerco para besarlo, pensando que me recibirá con un pico, pero no. El beso es intenso, igual a cada beso que nos hemos dado. Pero ahora lo siento más que la primera vez.— Vayan con cuidado, te encargo la seguridad de mi esposa, Antonio —dictó DouglasDouglas se bajó, en menos de cinco segundos ya conducía de nuevo Antonio.— ¿Le dijiste a Douglas que tengo un amante? —pregunté— Yo solo hago lo que el me pide, señora Fraser.— ¿Qué te pidió exactamente, Antonio? —Antonio guardó silencio, debatiéndose en decirme o no— Te recuerdo que también trabajas para mi ahora.— Vigilar cada cosa que haga, con quién, si tiene amigos, novio, exnovio, cualquier cosa que pueda dañar al señor.— ¿Crees que soy esa clase de persona, Antonio?— Pienso que detr
PUNTO DE VISTA DE ARIAEl timbre sonó, pero nadie respondió el otro lado de la línea. Volví a intentarlo al menos dos veces más, hasta que me respondió.— ¿Aria? —me sorprendió que supiera que soy yo, parece que realmente estaba esperando mi llamado.— Doctor, que bueno que responde.— Esperaba tu llamada desde hace un par de días, tu mamá si te paso el mensaje, es lo bueno.— Si, hace dos días. Pero no me animé a hablarte hasta ahora —fui sincera— Me tomó de sorpresa que se haya ido, no lo esperaba.— No lo hice por gusto, Aria. Al parece a alguien le urgía que yo me fuera de esa plaza.— ¿Por qué?— No lo sé, me llegó una posible demanda por acoso sexual —sonaba molesto— Todo fue muy raro, el consejo me pidió que le escribiera una disculpa, me dieron la dirección y todo, fue tan rápido que cuando menos creí ya estaba volando a otra ciudad.— Realmente quería que llevara a cabo mi cirugía, me sentiría segura con usted dirigiéndola.— Los doctores que te deje son buenos, son colegas de
PUNTO DE VISTA DE ARIATomé aire profundamente, debo controlarme, no puedo alterarme, pero escuchar la risa de esa mujer en serio me enoja.— Levántalo y pásamelo, por favor —respondí con educación, la poca que me quedaba, tenía demasiadas ganas de gritarle. Se supone que es mi esposo, no puede hacerme esto.— No creo que funcione, ayer terminó muy cansado —suelta una risa nerviosa— Pero puedo intentar— No lo intentes, solo hazlo —ordené— A todo esto. ¿Quién eres tú?— ¿Quién eres tú? —me devolvió la misma pregunta.— Por favor, tú sabes quien soy yo, claramente Douglas me tiene registrada como su esposa… Por eso tienes esa voz de… barata.— No lo creo, no te tiene registrada —miente, de eso estoy segura. Douglas prefiere que su plan tenga éxito, es obvio que debe prevenir hasta el como me tiene registrada— Además, eso no me dijo ayer.— Mira, no me importa quién seas, dile que me llame en cuanto se despierte por favor.— ¿Por qué tienes mi maldito teléfono, Yadira? —de fondo, escuché
— Debo resolver eso, no quiero que muera por depresión.— Se que no debe meterme, pero realmente creo que su esposa está enferma. Estos días luce peor, no es solo una depresión, es lo que pienso. Intenté hablar con la señora Estela, pues ayer salió llorando de la habitación de la señora Fraser, pero ella solo evadió el tema, no me quiso decir absolutamente nada. — Está bien, resolveré esto cuando llegue hoy. Avísame si sucede cualquier cosa, si ella quiere salir, encárgate, por favor. — Si señor, que tenga buen día. Narrador Mientras Aria lucha una pelea por sobrevivir hasta que salga un donante de corazón, Douglas lucha con la idea de comprobar si Aria le dijo la verdad o no, pero hasta ahora todo parece ser que no. Aria no puede procesar la comida, no puede procesar los alimentos, pierde peso rápidamente igual que líquidos. La sangre que pierde por los movimientos bruscos, ha hecho que todo avance más rápido, es como una carrera contra el tiempo. Toc. Toc. Suena la puerta